Cuando uno revisa el tema de la esclavitud en Venezuela, lamentablemente se llega a la conclusión de que en nuestro país la población en general tiene un gran desconocimiento porque desde el aspecto educativo la historia de la nación ha sido impartida de forma muy displicente.

En líneas generales, los esclavos comenzaron a entrar en Venezuela prácticamente desde la llegada de los europeos a Venezuela y hay referencias documentales que indican por ejemplo que Gerónimo de Ortal en 1525 trajo 400 esclavos; los Welsers en 1528 importaron 4.000; Juan Despres en 1536 trajo 100; el gobernador Diego de Mazariegos Guadalfajara (1.572-1.576) hizo un pedido de 1.000, que llegaron entre 1572 y 1575 a La Guaira y don Simón de Bolívar, quien llegó en 1589 a la Provincia de Venezuela y que fue el primero de los Bolívar, solicitó 3.000 esclavos para sus negocios.

En cuanto al número de la población negra en la región, según Brito Figueroa para finales del siglo XVII Venezuela contaba con 370.000 habitantes, de los cuales 30.000 eran negros. También afirma que en 1800 había 33.300 negros libres y 87.800 esclavos.

Según referencias de Humboldt y Codazzi, para el año 1812 la población venezolana era de 800.000 personas, de las cuales 62.000 eran esclavos.

Los negros esclavos llegan a Venezuela por una necesidad básica que era obtener mano de obra porque, por un lado, los indios no podían ser tratados como esclavos de acuerdo con lo decretado por la reina Isabel la Católica en el año 1500; y por el otro, porque las condiciones de ellos no les permitían tener la resistencia física necesaria para los duros trabajos que se realizaban en la agricultura durante la Colonia.

En el inicio de la Guerra de Independencia el tema de la esclavitud pasó discretamente y solo fue hasta 1816 cuando Bolívar llega a Haití  para solicitar ayuda al presidente Alexandre Pétion para organizar la llamada “Expedición a los Cayos” y Pétion aborda el asunto y condiciona su apoyo a cambio de que Bolívar decrete la liberación de los esclavos en Venezuela cosa que hizo en los siguientes términos : “Se le ofreció la libertad y ciudadanía a los esclavos capacitados para el enlistamiento inmediato, es decir, hombres en edades comprendidas entre los 14 y 60 años de edad”;  de tal manera que el mencionado decreto no era tanto un gesto de buena fe y desprendimiento, sino el cumplimiento de una promesa. De no ser por este acuerdo no hubieran entrado en juego los esclavos, para quienes la oferta se convirtió en una condición peligrosa pues implicaba un riesgo de muerte: para lograr la libertad tenían que entrar a las filas patriotas y pelear en la guerra.

Posteriormente, el asunto de los esclavos en Venezuela se mantiene sin avanzar y siempre se le trata de manera esquiva por todo el resto de la guerra de independencia hasta el año 1854 cuando bajo el gobierno de José Gregorio Monagas se decreta definitivamente la abolición de la esclavitud en Venezuela.

Lo curioso del caso es que mientras aquí se seguía en espera de poder concluir el asunto de la esclavitud, 19 años antes del decreto de Monagas, Inglaterra y España deciden ponerle fin al tráfico de esclavos.

Y esto se ejecuta gracias al tratado firmado en el año de 1835 que se titula: “Tratado entre su magestad la Reina de España y su magestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda para la abolición del tráfico de esclavos, concluido y firmado en Madrid en 28 de junio de 1835.”

En este tratado se establece entre otras cosas lo siguiente:

Artículo I:

Por el presente artículo se declara nuevamente por parte de España, que el tráfico de esclavos queda desde hoy en adelante total y definitivamente abolida en todas partes del mundo.”

Artículo II:

Su Magestad la Reina gobernadora y regente de España durante la minoridad de su hija Doña Isabel Segunda, se obliga á adoptar tan luego se verifique el cange de ratificaciones del presente tratado, y después de tiempo en tiempo, según la necesidad la requiera, las medidas más eficaces para impedir que los súbditos de su magestad Católica y su pabellón se empleen de modo alguno en el tráfico de esclavos, y especialmente se obliga su magestad Católica a promulgar en todos sus dominios dos meses después del mencionado cange, una ley penal que impone castigo severo á todos sus súbditos que bajo cualquier pretexto toman parte, sea lo que fuera, en el tráfico de esclavos”.

Pero no solo Inglaterra y España toman esa determinación, pues el Imperio Francés hace lo propio el 27 de abril de 1848 (6 años antes que Venezuela) decreta la libertad de los esclavos en todas las colonias francesas y solo los holandeses lo hacen 9 años después del decreto de Monagas.

Desde la óptica de los promotores de la llamada “Leyenda Negra”, el tema de la esclavitud en Venezuela les resultaría un asunto bastante incómodo pues habiendo sido Venezuela parte del imperio español, sus nativos realmente no mostraron un interés real por otorgarles ese beneficio y como hecho curioso del asunto resulta que las tres grandes potencias del mundo en esos tiempos decidieron dejar de realizar esas prácticas antes que nosotros.

No obstante, ese asunto debe ser tomado con mucha naturalidad porque el tema de la esclavitud era algo muy propio de la época y la economía de América de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX dependía de manera inequívoca de la mano de obra esclava. De tal manera que la actitud de quienes manejaban la economía y la política en esos siglos no podía ser en favor de la liberación de los mismos.

Tan cierto es lo que decimos, que hasta el mitificado personaje Ezequiel Zamora hizo un reclamo oficial al gobierno de Monagas para que le pagaran las respectivas indemnizaciones de sus esclavos de acuerdo con el Reglamento de la Ley de Abolición de la Esclavitud de 1854.

 


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