En la reacción tardía para responderle el 26 de marzo en la noche a Estados Unidos, que ese día temprano le puso precio a su cabeza por narcoterrorismo y por liderar el Cartel de los Soles, Maduro sin embargo buscó tiempo para llamar “traidor” a Hugo “el Pollo” Carvajal, en lo que parece un intento por salirle al paso a un enemigo formidable que puede terminar de hundirlo junto con los demás jerarcas del régimen.

Lo curioso es que solo 48 horas después se encendieron las alarmas porque a través de los hilos de las agencias internacionales de noticias circuló la versión de que el mayor general retirado estaba en proceso de entregarse a la justicia estadounidense, que también lo reclama a cambio de recompensa por cargos similares.

¿Habrá sido alertado el jefe del régimen de esa gestión por sus poderosos contactos en España, donde el Pollo voló para esconderse en noviembre pasado cuando estaba a punto de ser extraditado a Estados Unidos? La respuesta parece prematura porque falta por desentrañar un mundo de complicidades. Pero lo que no obstante se evidencia de nuevo es que la información que atesora Carvajal sigue haciendo temblar a más de uno.

La paradoja es que el ex jefe de inteligencia militar –con fama de que “lo sabe todo de todos”– ha dicho que extrañamente los radares de la FANB sirven para detectar aviones espías estadounidenses, pero no “aeronaves del narcotráfico auspiciado por Maduro”. Pero los jefes militares del régimen, Ceballos y Padrino López, tan dados a las declaraciones políticas, no le responden ni “pío”.

El Pollo tiene un motivo vital para negociar con Estados Unidos, que lo acusa de inundarlo con drogas con apoyo del chavismo y la guerrilla colombiana de las FARC. Cumplió 60 años de edad el 1 de abril y sabe que debe enfrentar esos cargos con un acuerdo de no muchos años de prisión.

Washington conoce de la “información de valor” que posee Carvajal. Con ayuda de su memoria, su experiencia como hombre de inteligencia y buena disposición para hablar podrían quedar al descubierto secretos corrosivos para los jerarcas del régimen, que “usan su poder para hacerse de millones de dólares provenientes de actividades criminales”.

Estados Unidos también es consciente del “riesgo muy real” que supone el tráfico de drogas hacia ese país a través de territorio venezolano. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, anunció a finales del año pasado que la estrategia de su país se movía a hacer más despiadado el ataque a “la habilidad del régimen para traficar con drogas, una fuente vital de efectivo”.

Se trata también de un asunto vital para la seguridad de la primera potencia mundial. Por eso no es casual que en plena pandemia del coronavirus, que ataca seriamente a Estados Unidos, ese país anunciara el 1 de abril el despliegue de barcos destructores y aviones cerca de Venezuela con la mira puesta en el Cartel de los Soles encabezado por Maduro, pocos días después de ofrecer 15 millones de dólares de recompensa para capturarlo.

La operación antidrogas en el Caribe, que implica un incremento de las actividades del Comando Sur, responde a informes de inteligencia de que los carteles de la droga intentan aprovechar la pandemia para impulsar su negocio.

La acción de Washington –que cuenta con el apoyo de más de 20 naciones– ocurre un mes después de que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, JIFE, un organismo independiente de la ONU, advirtió en un informe en Viena sobre las operaciones de mafias criminales para inundar de drogas Estados Unidos y Europa con la complicidad de militares y civiles del régimen venezolano agrupados en el Cartel de los Soles. El narcotráfico desde Colombia, dice el documento, cuenta con luz verde de militares en territorio venezolano.

El almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, ha dicho que Maduro necesita dinero ilícito de las drogas para mantener las finanzas en su afán por aferrarse al poder. Y si esa es la línea de flotación del régimen, es posible conjeturar que hacia allí se dirigirán los torpedos de la poderosa fuerza naval desplegada en el Caribe. También es probable que el Pollo Carvajal aporte su propio torpedo para ayudar a correr el velo de otros lazos con el terrorismo internacional y la ruta de los activos saqueados por las mafias enquistadas en el poder.


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