En un erudito artículo (https://www.lalinternaazul.info/2021/12/13/omitir-tambien-lo-de-venezuela/) el escritor y comunista José Alvear Sanín llama la atención sobre la vacuidad y superficialidad del debate electoral y sobre todo sobre la característica extraña de que no se están planteando los temas trascendentales para el país. Señala muy acertadamente: “Hasta ahora ningún aspirante se ha dirigido al país para plantear la disyuntiva entre libertad y comunismo, porque esta última palabra es tabú”. Y en eso coincidimos, prácticamente en cada artículo trato sobre esta disyuntiva y la necesidad de que algún candidato se apropie de este tema.

Ahondando en el tema de Venezuela, indica sabiamente Alvear Sanín:

“Todos estos temas y otros igualmente delicados son omitidos, empezando por el más grave, el de Venezuela. ¿Cómo es posible que con millón y medio o dos millones de venezolanos mendigando aquí, nadie le haga ver al electorado lo que significa el posible triunfo del candidato chavista?” Sobre esto también varias veces me he referido con honda preocupación, porque me parece inconcebible que el liderazgo no se dé cuenta de que el tema Venezuela es un problema grave y urgente de seguridad nacional (https://www.elnacional.com/opinion/el-estado-mafioso-del-socialismo-del-siglo-xxi-una-amenaza-a-la-seguridad-nacional/)

He expresado con angustia que “el Estado mafioso del socialismo del siglo XXI es una amenaza para la seguridad nacional, significaría la conversión de Colombia en un narcoestado somalizado en manos del narcoterrorismo comunista, en donde se desmembraría el territorio nacional en feudos de los diferentes grupos criminales de lesa humanidad: FARC-EP (Comunes), Segunda Marquetalia, disidencias FARC, ELN, Tren de Aragua y un largo etcétera de carteles criminales, como sucede actualmente en Venezuela”.

Lo más preocupante es cómo las élites están engolosinadas con el candidato del socialismo del siglo XXI, Gustavo Petro, no solo es que no ven el peligro y actúan en consecuencia, sino que muchos están activamente patrocinando su propia destrucción, así como los medios y las élites venezolanas llevaron a Chávez al poder, acá están actuando de la misma manera para llevar a Petro a la Casa de Nariño, basta ver un salón repleto de celestinos empresarios en Cúcuta con Petro, para desmayarse del susto ante lo que se viene.

Así como en 2016 el empresariado gastó una fortuna para auspiciar la entrega del país a las FARC, así están ahora gastando fortunas y sobre todo aupando algo peor: consolidar la tiranía del socialismo del siglo XXI, allanando el camino para que el narcoterrorismo comunista se establezca definitiva e irreversiblemente en el poder. Granier y Otero tienen la excusa de la ignorancia ante la primicia del establecimiento de una dictadura comunista mediante el voto, siguiendo la estrategia del Foro de Sao Paulo. Pero Sarmiento Angulo (El Tiempo) y los Santodomingo (Caracol y El Espectador) quienes siguiendo la línea del sorismo en los medios internacionales, aúpan al socialismo, no tienen esa excusa, ya tienen suficientes antecedentes con lo ocurrido en Nicaragua, Venezuela y Bolivia. No entiendo como promocionan a quien los va a expropiar y poner presos u obligar a exilarse, o mejor si se entiende por el aforismo de Lenín. “Los capitalistas nos venderán la soga con que los ahorcaremos”.

Ante esta dramática situación es un imperativo moral, histórico y político que algún candidato posicione este tema en la agenda electoral, forme un equipo de asesores que lo ilumine sobre la estrategia programática, discursiva y estratégica, para en un primer nivel trabajar sobre las élites colombianas para hacerlas rectificar en el camino suicida en el que están y paralelamente trabajar sobre la gran diáspora venezolana (incluidos los colombianos retornados) para que se conviertan en un ejército de voluntarios que visibilicen sus experiencias fatídicas con el socialismo del siglo XXI y finalmente voten (son conservadoramente al menos 1 millón de electores) en contra de la farsa comunista que se disfraza de democrática bajo las banderas de “Coalición de la Esperanza” (su principal integrante el Partido Verde es miembro del Foro de Sao Paulo) y por supuesto el “Pacto Histórico” que no es más que la franquicia del castrochavismo en Colombia.

Como muy bien los señala Alvear Sanín: ”Mientras al pueblo no se le haga ver que todo eso produjo la terrible miseria, ya incorregible, en Venezuela, no veo mucho futuro electoral a la tardía figura de derecha que eventualmente surja en marzo para disputar la presidencia.“Concluyendo que  ”Omitir el tema de Venezuela equivale a descartar la carta ganadora en el juego decisivo por el poder, entre libertad y comunismo”.


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