Dicen que la estupenda canción del grupo mexicano Maná «En el muelle de San Blas» está inspirada en la historia real de una señora que se llamó Rebeca Méndez Jiménez, quien por 41 años y hasta su muerte, acaecida en 2012, estuvo esperando en el muelle el regreso de su amado que por allí había partido. El muelle está ubicado en el estado mexicano de Nayarit.

Los detalles de la verdadera historia no cambian para nada el hermoso sentido de la canción.

La canción habla de que la señora se quedó esperando, miles de lunas pasaron, el pelo se le blanqueó, pero ningún barco a su amor le devolvía. El tiempo se escurrió, del mar se enamoró y su cuerpo se enraizó en el muelle y allí se quedó sola en el olvido, sola con su espíritu, con el sol y con el mar. En el pueblo comenzaron a llamarla la loca de San Blas y cuando una tarde de abril intentaron llevarla al manicomio no pudieron despegar su cuerpo del muelle

Este gran clásico del rock en español se me vino a la mente leyendo y escuchando a quienes decidieron no votar en las recientes elecciones regionales a la espera de una solución diferente a la electoral. Ellos anhelan una fórmula mágica que nombre un CNE totalmente confiable, o se desvelan esperando a que lleguen los marines, o sueñan con un levantamiento masivo, inmune a las balas, que logre un cambio de gobierno.

El símil con la canción es inevitable, la señora mantiene la esperanza de que el novio volverá, se entregó a esa idea y no piensa en otra cosa, no decide olvidar, buscar otra pareja o lanzarse ella a su búsqueda, No, ella se queda allí esperando y esperando a que su novio regrese del mar al igual que los abstencionistas están a la espera de que por las redes llegue algo, explican y justifican que no sirve ir a votar hasta que existan condiciones ideales, que el gobierno no sale por las buenas y caen en el juego de los funcionarios que dicen por anticipado conocer los resultados. Su motivación es la inacción. La lunas siguen pasando y ellos no hacen nada, solo teclean y teclean enraizados a sus teclados.

Por los momentos siguen teniendo eco, pero espero que pronto se queden solos, solos con su espíritu y sus mensajes.

Es un nuevo síndrome, el de la esperanza inactiva. El síndrome de San Blas.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!