En estos días vi una especie de documental de un telediario español sobre la vida de las carmelitas descalzas. Los reporteros fueron a un convento en Oviedo y grabaron todo lo que estas monjas querían transmitir al “mundo”. El título de la noticia era “El silencio de cada día”, pues el silencio es la norma fundamental de estas mujeres que han dedicado su vida a la oración.

Insisten en que no están locas ni son “ñoñas” y explican cómo transcurren sus días, desde que se levantan a las 6:30 am hasta que se acuestan a la medianoche. Trabajan y oran durante todo el día y solo hablan entre ellas en las dos horas de recreación diaria: una después de almorzar y otra después de cenar.

Una monja cuenta lo feliz que es ella y asegura, como otras que hablaron, que no cambiarían esa vida por ninguna otra. Más que por normas y reglas, la vida está regida por el amor y por el deseo de unirse a Jesucristo, pues es por Él que están allí. El silencio no tiene otro sentido que el de vivir en oración, hablando con Él, meditando y estudiando en la propia celda (cuarto) la palabra.

Cuentan con gran normalidad que ellas son iguales a todos nosotros. Que son, de hecho, muy normales. Que esa entrega, ese desapego del mundo no son sino el reverso de la unión con Dios y con el prójimo, pues su vida engendra vida en donde ellas ni se imaginan. La maternidad es espiritual y es otra dimensión.

Insisten en que están ahí no por huir del mundo ni por refugiarse de algo, sino por voluntad propia. Y es, en todo caso, una “huida hacia adelante”, pues se busca a Dios y Él siempre está más allá”. Dicen que es una “vida de aventura”. Algunas cuentan lo que dejaron atrás: un novio, un matrimonio en puertas, un título, un trabajo, además de la insistencia de tantos que les decían que fuera del convento podrían hacer lo que quisieran. Por esto explican que el voto de obediencia supone una entrega libre de permanente deseo de hacer lo que Dios quiere y para nada constituye una especie de prisión.

Dicen que, como todos nosotros, hay días buenos y otros no tanto, pero que el balance es positivo y allí se quedan. Intentan transmitir la idea de lo necesario que es el silencio y la vida de reflexión para el hombre moderno, tan lleno de tanta información y a veces, tan aislado y vacío. Se trata, diría yo, de dos silencios y de dos tipos de aislamiento: uno cargado de sentido y otro de ruido. El primero es el de estas monjas que dicen que el silencio nace de adentro y, aunque no se refiere tanto a la carencia de ruido exterior, su apuesta lo hace también necesario para que el silencio interior se logre con más facilidad. El segundo silencio provoca un aislamiento que proviene del exceso de ruido interior. Este aturde y no da paz. Es otro tipo de soledad, también interior, mientras se está en el mundo rodeado de gente y conversaciones por montón.

Como medio de manutención hacen unas pastas muy sabrosas que han adquirido fama grande en la región. Por eso las conocen como “las monjas de las pastas”. Ahora, con esta grabación que se adentra en su vida, se les podrá conocer más y mejor. A lo largo de los años, la comunidad ha tenido diversos trabajos con los que mantenerse, pero desde hace unos años para acá han elegido la repostería y con él se han quedado.

Recomiendo ver el pequeño recorrido por este convento para entender un poco más estas vidas, tan llenas de alegría y buen humor, porque como dicen, en sus momentos de recreación cuentan chistes y se ríen mucho. En mi experiencia he visto que cuando hablan, también hablan mucho, pues están cargadas de una vida interior densa y refrescante.

Pienso que para nosotros, hombres y mujeres de un mundo lleno de información y ruido, viene bien probar un poco del silencio de estas monjas para llenarnos por dentro del trato con Dios. No se trata de entrar en un vacío o de sencillamente “no” hablar, sino de hablar con Dios y referirlo todo a Él. Es una vida plena, no vacía, y el alma aprende a vivir en espacios muy anchos en la intimidad, aunque esté en una celda. El convento no es una prisión, sino una casa en la que se va a crecer por dentro.

Sin más, anexo el link para que disfruten de este paseo por la vida de un convento: https://www.youtube.com/watch?v=swTh11B6osc


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