Sicariato (hombre daga en su significado etimológico) es el nombre usado para describir un tipo de homicidio cualificado (asesinato) y agravado por el cobro de una remuneración económica a cambio de dar el servicio de matar a otra persona.
Según expertos profesionales en el área de la criminalística, las teorías más frecuentes del sicariato y la presencia de este fenómeno, son la reacción social, tensión, frustración, desadaptación, falta de madurez, subcultura,cambio social y desviación, entre otras.
El término proviene del latín sicarius, asesino pagado. Apareció en Roma, en época de Julio César; y reapareció en el Renacimiento, vinculado a los crímenes de la época de los Borgia, en la Florencia deslumbrante y maquiavélica, y se reprodujo en los bajos fondos de la novela del siglo XIX.
El fenómeno del sicariato en países de Latinoamérica, como recientemente está ocurriendo en el Ecuador, país en el que asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio y otros dos dirigentes políticos, tiene un impacto de grandes escalas debido a su alarmante incremento, así como también por los patrones de violencia que han caracterizado a los autores materiales de dichos asesinatos.La consecuencia más grave que produce la delincuencia y la violencia en un país, es sin duda la muerte de personas, no obstante el impacto del homicidio doloso va más allá de la pérdida de vidas humanas, y genera un entorno de miedo e incertidumbre, por cuanto el sicario comete sus delitos a sangre fría, sin observar la condición económica, religión, partido político, edad, ni raza de la persona que van a asesinar. El sicario cumple con lo contratado por la paga al mejor postor, y son víctimas de esta crueldad: políticos, empresarios, mafiosos, terratenientes, personas que han sido estafadas, o con problemas sentimentales.
En Venezuela es alarmante el número de casos de este género delincuencial, y solo en el estado Zulia se han producido casos de sicariato, con la particularidad de que las víctimas pertenecían al sector de la política: un director general de alcaldía, un alcalde, tres concejales y varios dirigentes vinculados a estas víctimas.
No hay cifras oficiales que reflejen la cantidad de vidas que se han perdido en los últimos años, bajo esta nueva modalidad criminal del sicariato. Si bien es cierto que en Venezuela desde hace años, mucho antes de la llegada de “la revolución”, la inseguridad personal y ciudadana ha sido uno de los temas y demandas centrales de la población, no es menos cierto que esta modalidad del sicariato es un fenómeno criminal nuevo en el país, que se viene desarrollando con fuerza en los últimos años.
El sicariato en Venezuela no solo se está dando en los sectores de las mafias organizadas como el narcotráfico, sino también como práctica común en la resolución de los conflictos de carácter político social. Una prueba de ello, es la cantidad de trabajadores y dirigentes sindicales de la construcción que se han asesinado entre ellos.
Hay muchos otros casos que han ocurrido en el territorio nacional, en los estados Aragua, Sucre y Carabobo, que no tienen nada que ver con los anteriormente señalados, lo cual refleja no solo el grave deterioro en algunos estratos de la sociedad, sino también la falta de aplicación de la ley con todo su rigor, sin impunidad de ningún tipo, prebendas ni distinciones.
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