«No se hace un país diferente con gente indiferente». Una frase que cabe a la perfección para nuestra amada Venezuela, que atraviesa uno de sus peores momentos, para no decir que es el peor, en su historia republicana. Una mal llamada «revolución» llegó al gobierno y sumergió a todo un país a una profunda crisis política, económica y social por más de 20 años, sin dejar atrás la fulgurante y venenosa polarización de toda la ciudadanía venezolana. Otro logro más «Hecho en Socialismo».

Son millones los testimonios negativos que nos encontramos en la calle, en tertulias o en cualquier sitio donde podamos estar porque este país carece de absolutamente todo para no ser repetitivo. Pero, al parecer existe un logro más que ha conseguido este régimen y se llama: la indiferencia. Una indiferencia que creció como un virus en la sociedad y la ha llevado a estar en los más altos niveles de conformismo y desmotivación. Una apatía que raya en la más cruel indiferencia ante una situación aplastante que puede llegar a triplicarse.

Está dictadura trató de criminalizar la protesta, le colocó el sinónimo de «guarimba» a las actividades pacíficas de calle y peor aún, llamó radicales, anárquicos y violentos a los que se apegaban a los derechos de la Constitución. Trató de desanimar y desesperanzar a todos los venezolanos para así borrar de nuestra memoria las gloriosas notas del Himno Nacional que dicen: Gloria al bravo pueblo. ¿Y saben qué ? lo lograron y bajo la mirada indiferente de muchos.

«No le tengo miedo al gas de las bombas sino, al gas de la indiferencia de nuestra gente» ya que existe una inmensurable sed de cambio que agobia a toda la ciudadanía y cada segundo que pasa se incrementa más y más. ¿Qué hacer ? Ya conocemos muy bien los problemas, nadie nos puede decir que pasa en Venezuela porque los problemas los padecemos muchos ya que son unos pocos quienes gozan de privilegios pero, ¿realmente queremos conseguir una solución?

Todos los hogares, conversaciones y reuniones familiares o de amistades se han convertido en simples y frustradas «Charlas Terapéuticas» donde reinan las quejas, críticas y un ir y venir de ideas pero sin llegar a un plan de acción para buscar o lograr el Cambio.

«Lo único que cae del cielo es el agua», una frase que tiene que hacernos reflexionar. No esperes que otros hagan el cambio, has el cambio que los otros esperan. Si queremos un cambio tenemos que empezar a cambiar nosotros mismos ya que el Poder para hacerlo reside en nuestro interior. Hay quienes nos reusamos a desmayar, hay quienes nos negamos a hacer maletas y partir a costas extranjeras, hay quienes no nos rendimos y seguimos manteniendo ardiendo la llama de nuestra fe y de nuestra esperanza con más intensidad.

¿Has sido víctima del hampa? ¿Se te ha ido algún familiar o amigo por la situación del País? ¿No consigues alimentos ni medicinas? ¿No consigues repuestos para tu vehículo? ¿No te alcanza el dinero ?.  Y muchísimas preguntas más pero, la respuesta es una sola: sal de tu casa, motiva a tu entorno, inclúyete en las actividades, protesta porque es tu derecho, alza tu voz, y se parte de la Historia.

Tenemos que entender como sociedad que, el cambio que tanto queremos, necesitamos y anhelamos solo podremos lograrlo trabajando JUNTOS, con esfuerzo, dedicación, compromiso, constancia, en resistencia. Que JUNTOS podemos hacer y llegar a realizar grandes cambios. Que JUNTOS podremos lograr hacer posible lo que muchos creen imposible. Pero, siempre recordando y llevando como norte esa primera palabra: JUNTOS, porque este País de todos lo hacemos TODOS.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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