Que España tenga por vicepresidente a un tipejo que participó en la fundación de un partido político con dineros producto del robo sistematizado en Venezuela, sometida a esclavitud económica, social, corrupción masiva y miseria fomentada por una organización de criminales, confirma que los políticos del Tercer Mundo aprendieron de escorias de la madre patria. Lo más grave es que ese imperio decadentista pertenece a la Unión Europea, tiene por representantes a individuos adoctrinados, con voz y voto en el Parlamento multinacional y toman decisiones internacionales de relevancia.

La ausencia de moral, ética y fiabilidad en los miembros de la casta española de dirigentes socialistas es una tragedia de dimensiones incalculables. Tienen un rey al cual denigran y pretenden suprimirle su inviolabilidad legal-constitucional. Pero la mejor noticia es que el Ejército le obedecerá al monarca cuando sea preciso. Suerte para ellos que no sea yo el rey allá, porque los habría neutralizado antes que tomaran tanta ventaja. Ya esos sujetos lograron poder, y no a favor del fortalecimiento de su república, ni de la libertad y progreso de los pueblos amigos. Es obvio que fomentan-protegen regímenes de gobierno despóticos, lo cual es riesgoso para toda Europa y Suramérica.

Los sí-podemos-somos-más, patria-o-muerte-venceremos saben que en Venezuela sus financistas destruyeron las instituciones públicas, cultura y centros de estudios (fundamentalmente las universidades). Ellos no tardarán en darle el Premio Cervantes a los principales exterminadores de Venezuela: empezarán por honrar al Triunvirato Tiránico, que merece la pena de muerte por el inmenso daño que le hicieron, hacen y harán al pueblo venezolano en situación de orfandad, tanto a quienes elegimos no emigrar como a la diáspora esparcida por varias repúblicas, sacrificada, pero que, sin embargo, envía remesas para que sus familias no mueran de hambre.

Ya debe urdir ese que tiene por apellido Iglesias, convertido en catedral política, cómo conceder la distinción Reina Sofía a un fiscal-poeta cómplice de atrocidades. He pedido, sucesivas veces, que Estados Unidos intervenga militarmente en Venezuela y el resto de su patio trasero. Hoy, igual, al rey de España ruego dar término a la presencia de tantos malhechores enchufados en el poder político. Los venezolanos libertarios agradeceremos que frene esa calamidad política, identificada con nuestros delincuentes de los ámbitos políticos-financieros-militares latinoamericanos. Algunos refugiados en territorio español y hasta estadounidense.

Repetidas veces, he asumido la responsabilidad personal de solicitar al presidente norteamericano intervenir con sus fuerzas armadas especiales en Venezuela. Ahora extiendo mi súplica al rey de España. Ambos deberían apagar el incendio comunista que, cada cierto tiempo, eleva sus llamas con soplidos de hipócritas y malnacidos que logran seducir a millones de incautos ciudadanos en distintos países. Pueden eliminarme cuando les plazca, pero, mientras no lo hagan, mantendré mi repulsión hacia ellos y contienda intelectual. No tiene sentido que, jóvenes o viejos, temamos morir enfrentándonos a esos degenerados que continuarán sometiéndonos a una existencia miserable.

@jurescritor


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