primarias Comisión Nacional de Primaria Oposición venezolana

La Comisión Nacional de Primaria, o CNE de la Plataforma Unitaria, ha propuesto las normas para postular y seleccionar al candidato opositor, para las elecciones presidenciales  de 2024, definidas por nuestra Constitución y cuya fecha definitiva parece estar sujeta a las conveniencias gubernamentales.

Evidente. Un excelente reglamento, rigurosamente igualitario en un país cada vez más desigual.

Considera racionalmente  los aspectos, relativos a las postulaciones, al proceso electoral o de selección del candidato “definitivo”, define el papel de los testigos en las diferentes instancias, plantea  la participación del voto en el exterior, sujeta a criterios poblacionales, dentro de una objetividad tan pragmática que me produce denteras.

Indudablemente, un excelente trabajo.

Sin embargo, me embargan unos tenues vapores de fantasía y una embarazosa sensación de lejanía, en cuanto a los mecanismos de financiamiento y sancionatorios.

Sé que resulta casi imposible hacer más.

Comparto y celebro plenamente el esfuerzo realizado.

Pero me  quedan algunos “peros” pendientes.

Todo sistema electoral tiene los electores que se merece.

El sistema, constitucionalmente establecido, que sirve de base  y que nutre al sistema de escogencia opositor, tiene jugadores expertos que lo ralentizan, expertos jugadores de “yoyo”, que lo estiran, lo encogen, lo enrollan y lo desenrollan según sus conveniencias, tiene también, electores a quienes no les preocupa elegir.

Todo esto influirá en los resultados que la CNP ofrecerá al país.

Esos electores serán los escogedores del proceso.

Muchos jóvenes no registrados, migrantes internos que no actualizan su data, migrantes maliciosamente emigrados, migrantes apáticos, electores sin cédula y otros con cédulas vencidas.

Electores despreocupados, electores decepcionados, incrédulos democráticos, abstencionistas, distraídos, desentendidos, asqueados.

Un sinfín de venezolanos a quienes pareciera no importarle el destino del país.

Ante la apatía y la desesperanza aprendidas, poco puede hacer la CNP.

Seguramente, mientras la CNP, decide sus reglamentos, los diestros jugadores de izquierda, que dirigen el CNE, estarán definiendo sus estrategias de “acompañamiento” y negociando posibles y “primerísimos” resultados de las primarias.

¿Qué pasaría si aprovecháramos el buen hacer de la Comisión para que nos haga el reglamento de cómo escoger un candidato, más allá de las estrechas dimensiones de la Plataforma Unitaria?

Supongamos por ejemplo que la CNP tuviera a bien regalarnos un reglamento que considerara, por lo menos, lo siguiente:

  • Que todos los aspirantes demuestren suficiente solvencia moral y comprobada probidad en el manejo de los fondos públicos.
  • Que no tengan ningún juicio, civil o penal, pendiente o resuelto, acusación pública alguna, o duda colectiva sobre su moralidad y honestidad.
  • Que no sean xenófobos, homofóbicos, nihilistas, racistas, machistas, o que por lo menos entiendan dichos conceptos.
  • Que hayan demostrado suficientemente un verdadero compromiso democrático en su desempeño, tanto en funciones de gobierno como dentro de su partido y en su vida pública y familiar.
  • Que hayan demostrado una comprobable lealtad con los principios de su partido y su traza militante, es decir en qué otros partidos han militado y porque los abandonaron.
  • Que puedan demostrar su nivel de vida actual, nivel de vida antes del primer cargo público, su desarrollo patrimonial y su comportamiento fiscal.
  • Que demuestren su formación profesional, experiencia, desempeño, informe de resultados de los cargos ocupados.
  • Que tengan comprobada formación en tecnología e innovación.
  • Que presenten sus propuestas de gobierno, las posibilidades técnicas y económicas de las mismas, sostenibilidad y las fuentes de financiamiento de las campañas electorales.
  • Que presenten su plantilla de asesores, competencias de los mismos y su gabinete de inicio.

Supongamos que la CNP evaluara, previamente a la postulación, las “virtudes” que le han llevado a aspirar a dirigir los destinos del país, entre ellas: mecenazgo, compadrazgo, paisanaje y delfinazgo, o sea qué partido y cuáles líderes de su respectiva organización lo impulsan, si así fuera, no se aceptaría el padrinazgo de secretarios generales vitalicios, ni  supuestos próceres proponiendo clientes VIP de prostíbulos colombianos, candidatos señalados por presidentes de transnacionales que lideran la corrupción subcontinental, tránsfugas habituales, candidatos sin formación alguna, predicadores mercenarios, lobistas profesionales, promotores de invasiones redentoras, candidatos con tarjetas de partidos de alquiler, payasos y maromeros.

Tampoco tendríamos derrochadores de creatividad, ofreciendo prosperidad tan solo porque  su apellido suena similar al estado económico que dispone al crecimiento y desarrollo, si usara su segundo nombre, ofrecería modestia y si optara por su segundo apellido, estaría ofreciendo, papita, Manuitt y tostón.

No tendríamos candidatos agradecidos al sistema electoral por las gobernaciones concedidas, que en sus discursos manifiestan su fe ciega en el sistema manejado por el CNE, sin ningún reconocimiento a sus supuestos electores.

Ojalá no me tomen en serio, porque si eso llegara a pasar, tendríamos que desechar a los aspirantes y buscar los candidatos dentro de la llamada sociedad civil, incluida la Comisión, donde seguramente encontraremos muchos que llenen, suficientemente las condiciones que requerirá la transición hacia la democracia.

Claro, todo esto lo planteo pa’conversá, como diría el poeta Manuel Rodríguez Cárdenas en sus Lecciones de geografía, porque si fuera en serio, nos tocaría decirlo en palabras de Andrés Eloy:

“He renunciado a ti /No era posible/Fueron vapores de la fantasía/ Son ficciones que a veces dan a lo inaccesible una proximidad de lejanía”

La Comisión hace lo correcto, ojalá sea el camino de Vuelta a la Patria:

¡Apura, apura, postillón, agita el látigo inclemente! /¡Al hogar, al hogar, que ya palpita por él mi corazón

Y no el triste verso de Andrés Eloy en su “Palabreo de la recluta”: ¿Quién le va a secar el llanto /si pasó la Comisión y le dejó el corazón como capilla sin santo?

Suerte en su esperanzadora misión.

@wilvelasquez


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