A seis meses de haber iniciado uno de los años más complejos que hemos vivido recientemente, aún más complejo que el año de la fulana pandemia; el régimen venezolano camina tranquilo, avanza en total comodidad y se pavonea en su soberbia. Es una real verdad que, a pesar de contar con una situación en extremo delicada a nivel país, se notan más cómodos que nunca y se perfilan a continuar en el poder sin dejar espacio a alguna esperanza milagrosa que, con esta oposición paupérrima, es lo único a lo que nos aferramos los de a pie.

Venezuela acumuló una inflación de 86,7% en el primer cuatrimestre de 2023, informó el Banco Central de Venezuela (BCV), resultado directo de un dólar que no deja de aumentar (aunque el bolívar sea el que se devalúa, realmente) y sentirse directamente en el bolsillo del venezolano con precios que, según Ecoanalítica, han aumentado 50% en los últimos meses.

En junio de 2023, el dólar en Venezuela superó la barrera de los 28 bolívares digitales, una barbaridad para llevar recorridos seis meses del año y recordando que el sábado 31 diciembre de 2022, el precio del dólar en Venezuela era de 17,49 bolívares. ¡Una locura de aumento!

Aunado con la hiperinflación y devaluación de nuestro poder adquisitivo, para no variar, los problemas con los servicios básicos continúan ahogando y agobiando al venezolano y para completar el drama de este semestre, se acentúa otra calamidad con la que nos toca vivir: la severa escasez de gasolina a nivel nacional. Amuay no tiene gasolina, la unidad de craqueo catalítico de la mayor refinería de Venezuela, lleva parada por reparaciones desde marzo. El Palito (la más pequeñas de las refinerías del país), lleva casi un año de paralización en los que, supuestamente, se le ha realizado reparaciones, «proyectos de expansión» y se espera que reanude operaciones en la unidad de craqueo catalítico en los próximos días. El caos es mayor con la paralización en la refinería Cardón, que tiene una capacidad para procesar 310.000 barriles de crudo y la cual está parada desde la última semana de mayo por daños en el compresor de la planta catalítica, que ha parado dos veces en lo que va de 2023 por la misma situación. ¡Hecho en revolución! La ineficiencia gubernamental a la hora de gerenciar la industria petrolera es total. El caos se evidencia en las monumentales colas que se pueden apreciar en las ciudades de Venezuela y que hacen más apocalíptico el día a día del venezolano, pero, aun así, el régimen sigue navegando por aguas tranquilas en medio de estos océanos turbulentos.

Es más, ni la visita del fiscal Karim Khan de la Corte Penal Internacional (CPI) parece haber tensado en lo más mínimo al inquilino de Miraflores, y ante la falta de información sobre la visita al país de dicha autoridad, solamente queda concluir que quiénes esperan una reprimenda por las sistemáticas violaciones de derechos humanos en Venezuela, se quedarán con los crespos hechos; esa historia parece más larga e interminable que Rápidos y furiosos. Nada parece inmutar o sacudir en lo más mínimo a un régimen que mira con tranquilidad como la oposición, además, dilapida el tiempo, juega con este recurso no renovable, se extravía en su andar errático y demuestra no tener un verdadero interés por salir de esta situación. Paz total roja rojita.

La mesa está servida. El desgaste del venezolano de a pie, claro en que ciertas acciones son estériles cuando se usan repetitivas y se saben fracasadas en su resultado, los hace caminar extraviados mientras sobreviven, la palabra que describe la cotidianidad del venezolano. Entre tanto, el régimen permanece calmo y se muestra de tal manera ante las cámaras tras haber logrado una de las claves para su permanencia: desgastar al pueblo y robar esperanzas hasta del destino electoral del país, el cual no entusiasma ni enamora.

El agotamiento es tal que, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 489 protestas durante el mes de abril de 2023, un promedio de 16 diarias. Esta cifra representa una disminución de 36% en comparación con el mismo período del año pasado. Del total general, las protestas estuvieron relacionadas con los derechos laborales y seguridad social, la mayoría, de mano de gremios profesionales como los docentes y sindicatos; el civil no hace más que buscar sobrevivir, se abstiene de desviar la atención de los deberes impuestos por el régimen y desmotivados solo esperan un milagro al final del camino.

En medio de tanto caos de este semestre, el régimen evidencia la carencia de una oposición que les cuestione algo de todo este zafarrancho, más allá de un tuit, una entrevista repitiendo lo que todos sabemos o una rueda de prensa estéril. Una mantequilla, la que degustan en Miraflores comiendo el gran banquete y del cual enchufados y oposición se tragan las migajas y el único ausente es el pueblo. Para usted y yo, nos queda el cable.

Tw y IG @fmpinilla


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