Foto EFE

No cesan las insensateces del régimen de Maduro ante la desesperación y las exigencias de quienes han sufrido la pulverización de sus sueldos y salarios; y padecen, por consiguiente, la depauperación de sus condiciones de vida y de trabajo. Extravíos de la cordura que vulneran los derechos laborales de educadores y muchos otros servidores públicos, y nos llevan a presagiar enormes y graves perjuicios para todo el país.

Una de esas llamativas locuras oficiales fue denunciada por Nelson González, presidente de Fetramagisterio, en entrevista con Idania Chirinos por NTN24 el pasado 7 de marzo; luego reseñada en el editorial de El Nacional el día 15 del mismo mes: es el planteamiento informal de las autoridades educativas para que los maestros dicten clases dos días a la semana y los tres días restantes los dediquen al rebusque, a las diligencias de unos ingresos adicionales, dado que no hay dinero para aumentos de sueldos, como afirmó de manera tajante la ministra de Educación, Yelitza Santaella.

¿Algo aislado? En las redes sociales han circulado comentarios de una propuesta similar, con el mismo carácter, que supuestamente se ha hecho en el sector militar; como lo ha señalado la asociación civil Control Ciudadano, por ejemplo. En verdad, no sería nada extraño que dicho asunto se esté divulgando como un mensaje incentivador para que funcionarios en otros ámbitos lo consideren una opción válida y necesaria de “emprendimiento”, ante la descomunal insuficiencia de la remuneración que oficialmente percibe cada uno por su trabajo.

Con lo que sería una evidente reducción de la jornada laboral para propiciar el rebusque, con el nombre de emprendimiento cuando en realidad no lo es, la calidad en la prestación de los servicios públicos en tal caso empeoraría mucho más de lo que ya ha venido ocurriendo; dándose otro paso adelante para profundizar la violación de derechos fundamentales de los ciudadanos.

Sin embargo, no hay que descartar la posibilidad de que se trate de otro de los tantos potes de humo que lanza el régimen para desenfocar nuestra atención, dividirnos y ablandar la lucha de los distintos gremios. Hoy más que nunca debemos tener el cuidado de mantener el norte, que ha de ser la conquista de sueldos y salarios dignos, y hacer todo lo posible para potenciar los esfuerzos unitarios en la lucha de nuestros trabajadores.

Mientras se mantenga su salud laboral en estado crítico, sostenida frágilmente con remuneraciones de hambre y miserables bonos, al país le resultará prácticamente imposible salir del foso en el que se encuentra en la actualidad y avanzar. Peor si llegara a imponerse esa idea tan descabellada como la del rebusque para la sobrevivencia en el horario de trabajo.


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