Son 62 años, no es cualquier cosa. Para los cubanos el único cambio es que, por primera vez en 3 décadas, el apellido Castro no figura como el número uno de la lista. Pero tranquilos, que no cambia nada, aseguró Raúl en su discurso.

El hecho de que el hermano menor de Fidel se retire de la primera Secretaría del Partido Comunista de Cuba es una simple formalidad. Ahora tendrá tiempo para ocuparse de su salud y descansar en su mansión, más nada. Y como lo dijo Miguel Díaz-Canel, seguirá siendo una voz determinante en la conducción de la isla. Así como dirigió la fuerza armada desde que llegó la Revolución en 1959, así seguirá Raúl con el destino de los cubanos en el puño.

El discurso del menor de los Castro no deja lugar a dudas, Cuba sigue siendo una dictadura de un solo partido. Desde que Fidel y Raúl crearon el PCC en 1965, los cubanos no conocen otra organización política. Y lo dice la misma Constitución del país: el Partido Comunista de Cuba es la “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

Quizás se trate nada más de un relanzamiento de la organización, porque los rumores indican que otros originarios de Sierra Maestra, como Ramiro Valdez, también dejarán sus cargos partidistas. Necesitan oxigenar el buró político, aunque los que se sienten ahora en las sillas sigan siendo unos títeres manejados por los viejos revolucionarios.

Una dictadura como la cubana no se mantiene 62 años siendo blandengue en los momentos más difíciles. Cuba atraviesa una crisis económica importante, en parte porque la Venezuela que la sostenía ya no está en capacidad de regalarle más dinero. Por eso, todos los pasos que dan Raúl y sus amigos deben estar bien pensados, ninguno es en falso, ninguno improvisado. Mientras hacen los cambios, la represión arrecia en contra de los opositores. Cada día arrestan a más líderes que alzan su voz.

Que no se olviden los cubanos que está prohibido pensar diferente. Aunque Raúl se aparte de la dirigencia, el sistema de un solo partido dueño y señor de los medios de producción y de la conciencia de los ciudadanos sigue vigente. El monstruo apenas se retira para recuperar fuerzas.


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