Lo que ha ocurrido en Barinas comenzando este 2022 es la génesis de lo que debería en lo sucesivo unir a todos los sectores de la oposición, chavistas y antimaduristas del país, en virtud que la cúpula del PSUV, integrada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Jorge y Delcy Rodríguez, así como los factores responsables del ministerio público, CNE y TSJ que fueron los responsables en la repetición de las elecciones para gobernador en esta entidad federal como una forma vulgar de desconocer, por no decir, “arrebatar” el triunfo que obtuvo Freddy Superlano el 21 de noviembre de 2021, esta “legal” pero ilegítima acción, terminó como decimos en criollo, saliéndoles el tiro por la culata.

1) El madurismo entierra a los Chávez, pero resucita al chavismo

En efecto, tal decisión del madurismo, con la derrota que inicialmente sufrió Argenis Chávez por parte del pueblo de Barinas y que fue disfrazada con inicuos subterfugios jurídicos, generó la primera división no oficial de un madurismo vertical, cuando una parte de ellos, representada en un pueblo chavista en sus bases, cansado de seguir recibiendo órdenes políticas en un estado que a pesar de haber sido gobernado por Hugo de Los Reyes Chávez, Adán Chávez y Argenis Chávez desde 1998, o sea, 22 años consecutivos, como si fuera la finca personal de éstos, se encuentra sumido en el más completo abandono en sus espacios agrícolas, puentes y vialidad destruida, abigeato, grupos guerrilleros e irregulares que han tomado la zona de manera impune, y un territorio como sucede en todo el país, con un desastre en materia de servicios públicos, sin agua – a pesar de estar llena de ríos y manantiales -, sin luz, sin gas, y sin combustibles, es decir, su situación estaba más que resquebrajada en los términos sociales, hundido en la miseria y la pobreza.

Ante esta situación, el madurismo pensó que llevando como candidato a un individuo gris como Jorge Arreaza – que ni siquiera vive en Barinas -, y que además desnudó la realidad de ese territorio de una primera confrontación política que se hizo pública entre el madurismo y el chavismo. O sea, si algo faltaba para diferenciar qué es madurismo de chavismo, irónicamente se logró por parte de la cúpula del PSUV, quienes pensando que enterrando a los Chávez en Barinas – como en efecto lo hicieron – solo quedaría el madurismo como fuerza política nacional. Esta acción aunque parezca contradictoria, es un oxímoron político, porque a pesar de que el pueblo en Barinas estaba agotado de los Chávez, una cosa fue enterrarlos como familia en una acción política, y otra no leer políticamente que muchos de los votos con los cuales ganó Sergio Garrido y la oposición en Barinas vinieron de las bases chavistas hastiadas, cansadas y humilladas por un madurismo excesivamente centralista, ramplón, autoritario, militarista, corrupto y hambreador del pueblo.

Lo sucedido en Barinas es una realidad política incuestionable, y si había dudas, que el madurismo es la bazofia política que secuestró las ideas del chavismo originando no sólo la destrucción del proyecto bolivariano y la violación de la Constitución, pues, ha sido el propio pueblo de Barinas, precisamente la cuna de Hugo Chávez, donde se ha originado una rebelión popular en contra del madurismo, aunque ese hecho, también haya llevado a la fosa política a los Chávez como familia. En otras palabras, el pueblo más sabio que la dirigencia incapaz y corrupta del PSUV y del madurismo, se unió con éstos para enterrar a los Chávez en términos de  que éstos siguieran gobernando el estado con sus antojos, pero a su vez, ha originado que la efervescencia del chavismo como ideología haya vuelto a recuperar sus orígenes de acción política en rescate por Venezuela, y que también envía un mensaje a la oposición para decirles, que una cosa es el madurismo destructor del país, y otra pensar que todos los votos con los cuales ganó Sergio Garrido pertenecen a ellos, porque es simple, el triunfo de Barinas es un triunfo del pueblo unido, y entre ellos están las bases  del auténtico poder del chavismo ante el madurismo.

2) El pueblo revocó al madurismo

Y si bien lo anterior, es una de las dos lecturas políticas que tienen los resultados de la gobernación de Barinas en repetidas elecciones, hay que recordar que Freddy Superlano derrotó a Argenis Chávez de una manera muy ajustada, con menos de 1% de los votos válidos al madurismo. No obstante, en esta ocasión, según el primer boletín oficial por parte del CNE, Sergio Garrido (oposición antimadurista) obtuvo 172.497 votos, Jorge Arreaza (PSUV- madurismo) alcanzó 128.583 sufragios, verbigracia, recibiendo una paliza, y Claudio Fermín (alacranato seudoopositor) con apenas 5.996 votos quedó en el basurero de la historia.

Ante estos resultados, es obvio que Barinas revocó al madurismo del poder nacional desde el epicentro de un espacio territorial que supuestamente era “imbatible”, y más por la vía de los votos, razón por la cual, también el pueblo ha enviado un claro mensaje a los abstencionistas que encabeza María Corina Machado porque ese discurso de que “dictadura no sale con votos” ha quedado desnudo y sin argumentos, y precisamente desde Barinas, y por esa realidad. fue que el madurismo intentó hacer lo imposible por evitar esta derrota, al punto que jamás se había visto una campaña de derroche y uso de recursos públicos de una manera tan impune como en la región llanera. De hecho, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello hicieron lo inimaginable para que Jorge Arreaza ganara tal gobernación, y para ello, repartieron electrodomésticos, bolsas CLAP con productos Polar, visitaron a olvidados agricultores y les entregaron fertilizantes, plaguicidas, gasolina, gasoil, y hasta reactivaron embalses y llevaron plantas eléctricas. Aun así, Barinas les dio una inmensa derrota, lo cual ha quedado plasmado como una vergüenza del neototalitarismo de ambos, ante el hambre y miseria que ellos han generado desde Miraflores y sus espacios del poder, el primero controlando la renta petrolera,  y el segundo quien con su hermano José David Cabello mantiene de manera férrea la recaudación de impuestos del país; enfatizando que los venezolanos no recibimos entrega de cuentas por parte de Nicolás Maduro ni Diosdado Cabello sobre el dinero que pertenece al pueblo, cuando incluso los salarios y pensiones son de un 1 dólar mensual, siendo los más bajos del continente, y probablemente del mundo, para quienes se llenan la boca hablando de ser «socialistas» y «humanistas».

Esta rebelión política no es sólo una derrota contra el panegírico madurista Jorge Arreaza, el cual era un instrumento para enterrar a los Chávez, porque los resultados electorales significan en lo político una puñalada mortal para toda la cúpula del PSUV, y en especial contra Nicolás Maduro y Diosdado Cabello quienes realmente han sido los grandes perdedores de la jornada, y que si tuvieran un mínimo de vergüenza política y de respeto por Hugo Chávez – discurso que se les agotó con esta derrota – estarían convocando elecciones generales, tanto para la presidencia de la República como para la Asamblea Nacional, porque han sido rechazados por el pueblo desde la cuna natal de quien ellos llaman el “comandante supremo”. O sea, el madurismo ya no puede seguir ocultando su ideología ramplona, inepta, corrupta, neoliberal, militarista y totalitaria, y el pueblo de Barinas los ha dejado al descubierto, y les ha dicho que sus días están en cuenta regresiva en el poder, y con menos de tres cifras en su tiempo de mandato; aunque también hay que advertir que la actual dirigencia opositora, salvo a ellos mismos, no representan a nadie, al punto que los gobernadores de Zulia, Cojedes y Nueva Esparta ni siquiera por apoyo a Sergio Garrido llamaron a votar por éste, lo cual revela que son parte de la cohabitación inmoral con el régimen madurista.

En síntesis, en Barinas el madurismo entierra a los Chávez; pero renace al chavismo, y el pueblo ha revocado al madurismo. Nicolás Maduro y Diosdado Cabello han sido humillados, derrotados y execrados por el pueblo natal de Hugo Chávez.

@vivassantanaj_

 


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