La historia del mundo reseña el esfuerzo del hombre por ser para siempre libre, anhelo por el cual lucha por preservarlo en sociedad hasta nuestros días. Someter a capricho la humanidad es la meta de tropas antagónicas a la unidad de colectivos nómadas o sedentarios grupos estos, quienes intentan hasta con la violencia evitar el goce pleno de la libertad.

Civiles conscientes de los riesgos que corre el ser humano para vivir emancipados y con el fin de garantizar su desempeño conforman códigos principistas de tal premisa en igualdad para hombres y mujeres en la era moderna.

Para garantizar tal prerrogativa las normas establecen sanciones para quienes pretenden evitar, limitar o menoscabar el libre albedrío de los ciudadanos y sus prácticas.

El disfrute y utilidad diaria requiere del resguardo y pleno respeto entre vecinos, tal como acontece la relación entre los países. Por ello se institucionaliza la autoridad vecinal mediadora, el guardián por la paz para la sana convivencia entre aledaños, como por igual custodio de la vida del residente o visitante y resguardo de bienes.

Es así como nace el hombre de azul o como es conocido en diversos lugares: el policía de punto, personaje que recibe para su administración en custodia pública la ley de seguridad ciudadana local con autoridad; y con el tiempo un miembro más de la familia.

El hombre de azul es el primero en acudir ante cualquier incidente y tanto su uniforme como capacitación hacen sentir a las personas involucradas que están en presencia de la autoridad para conciliar. El policía intentará por todos los medios buscar una solución que dé por resuelto la incidencia que exige su presencia.

Veremos también al guardia civil estar listo para atender la llegada de un bebé mientras los paramédicos llegan al lugar del inaplazable alumbramiento.

Los agentes de seguridad ciudadana son quienes día a día atienden a nuestros hijos a la entrada y salida de la escuela y en caso de algún incidente mayor velará por la vida de todos y por vocación estará dispuesto de ser necesario a poner en riesgo su existencia.

No pretendo de manera alguna justificar procedimientos no instruidos a miembros de la policía que conllevan hacerle daño a un vecino en custodia del órgano de resguardo ciudadano o quien terminó afectado por una supuesta resistencia a la autoridad. El uso indebido de la fuerza es rechazado por todos y en consecuencia se exige castigo ejemplar para quienes lo apliquen.

Aquellos que importunen a otros, causen herida personal, atenten contra un tercero,  dañen la propiedad pública o privada; deben ser sometidos a investigación y esperar las resultas de tales pesquisas sea quien sea, funcionario del orden público o residente común.

El policía de punto o gendarme de ronda, como también se le conoce, ante cualquier circunstancia acudirá solícito y luego de mediar impondrá la ley. Según las estadísticas consultadas, en Estados Unidos 38 policías fallecieron en 2015 por armas de fuego y en 2016 murieron violentamente 64.

En las recientes manifestaciones de calle en ciudades de América del Sur pudimos observar al ciudadano común asistir a los eventos resguardados por los agentes del orden público conforme al instructivo de la fuerza municipal para estos casos.

Los primeros con su presencia cívica en uso de sus atribuciones legales apelan a la protesta para exigir el cumplimiento de reclamos formulados con anterioridad y los policías para mantener el orden y proteger a estos y otros ante cualquier eventualidad.

Grupos terroristas debidamente entrenados son desplazados con anterioridad a sitios estratégicos donde esperan concentraciones civiles  en demanda de reivindicaciones.

Estos extremistas sabotearon los mítines confundiéndose entre los gremios para salir durante el desplazamiento a causar daños en instalaciones de servicios, comercios como edificaciones emblemáticas.

La utilización de objetos metálicos con puntas de instantáneas penetración en vidrios y puertas crearon las condiciones para que otros al acecho previamente programado  causaran desmanes y pillajes de bienes  en tiendas y supermercados. En resumidas cuentas, crean el caos y buscan herir a transeúntes, para luego culpar al vigilante de a pie.

Ello se repitió en las ciudades del corredor andino en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

Nicolás Maduro Moros aprovecha el traslado de venezolanos en busca de mejoras hacia el sur del continente americano para mezclar grupos desadaptados aleccionados para crear revueltas al lograr ubicarse como migrantes venezolanos en un punto equidistante de las capitales de naciones indicadas para un pronto arrinconamiento.

Todo ello forma parte de una política de Estado que apunta hacia Estados Unidos para desestabilizar el Estado al intentar que el ciudadano común pierda la confianza en su policía local.

Los amantes de la democracia deben enfrentar por convicción los ataques preelaborado contra el sistema policial. Todos deben estar atento y enaltecer la independencia de los poderes públicos.

No deben descalificar al agente que cuida nuestra familia por el exceso o equivocación de un miembro del cuerpo custodio; confíen la resolución a la investigación judicial y defiendan al regimiento civil.

Ser demócrata es defender la democracia y rechazar los grupos terroristas dentro o  fuera. Los comunistas aspiran sustituir las instituciones de paz por supuestos defensores del pueblo que apuntan a esclavizar con el tiempo a este pueblo que dicta cátedra en cuanto a libertad se refiere.

El policía que hoy se arrodilla junto a nosotros para orar por el eterno descanso de George Floyd es el mismo que saldrá cual mítico personaje de la Mujer Maravilla o el Capitán América, como ejemplo, a proteger a cualquiera de nuestros hijos si ellos corren peligro, o requieren de un amigo.

 


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