Alirio Ugarte Pelayo

*A Héctor Mujica (+) profesor, amigo y padrino de la Promoción de periodistas egresados de la UCV, en 1963*

«El periodista nace y se hace» solía expresar con su bien timbrado tono grave de voz, Héctor Mujica, cuando impartía clase en la Escuela de Periodismo, de la cual paralelamente era su director.

Inicio esta crónica, más que un artículo, con esta premisa por cuanto no solo disfrutamos de sus excelentes clases magistrales, sino también de su magnánima y generosa amistad, que cultivamos a partir de entonces hasta su partida física de este mundo terrenal.

Una añoranza, si se quiere natural, en quienes forjó con vehemencia el instinto primitivo del oficio, que desde entonces y hasta el presente ejercemos con pasión, amor y entrega.

Cómo no recordarlo si hemos sido testigos presenciales de muchos hechos que recogen la historia viva del país, a lo largo del ejercicio profesional en los distintos medios impresos, audiovisuales y agencias internacionales de noticias.

He aquí uno de estos hechos, que rememoramos por tratarse de un momentos estelar, que a lo largo de 60 años de ejercicio acude a nuestra memoria, pues marcó un antes y después en la política nacional.

Cubria la fuente política para la agencia internacional de noticias AFP y solía acudir diariamente al Congreso Nacional, del cual era presidente de la Cámara de Diputados el Dr. Alirio Ugarte Pelayo, en procura de información, razón por la que frecuentemente lo abordaba para entrevistarlo, por lo que nació una relación de amistad que perduró y se truncó con su trágica y dolorosa muerte el 19 de mayo de 1966.

Fatídico día que conmocionó al país nacional. A las 10:30 am lo iba a visitar en su despacho y cuando estaba subiendo la escalera que conduce al mismo, el Dr. Ugarte Pelayo se dirigía a una reunión de una de las Comisiones del Parlamento. Tras el saludo habitual, puso su mano derecha sobre mi hombro y me preguntó: ¿Carlos, tú crees que he perjudicado a la imagen del partido, con declaraciones que he dado a la prensa? Me tomó de sorpresa su pregunta, pero sabía que se refería a una declaración del maestro Villalba, desde Europa en donde se hallaba de vacaciones, en la cual señalaba que la vocería de URD era de su exclusiva y única responsabilidad. Sin duda, afloraba cierto recelo por parte del máximo dirigente del partido amarillo, por el liderazgo que encarnaba su pupilo y segundo hombre, a bordo de la organización partidista.

Ya para entrar a la reunión con la Comisión y antes de despedirnos me indicó: «Te espero en mi casa, en la dirección que tú conoces, a las 12:30 pm porque voy a ofrecer una rueda de prensa».

Dos horas después, me encaminé al estacionamiento donde solía dejar mi vehículo y tomé rumbo a la avenida Bolivar y luego a la Autopista del Este. Cuando iba llegando a la altura de la Comandancia de la Fuerza Aérea Venezolana, en La Carlota, escuché por la radio una fanfarria de último minuto por la emisora Radio Tiempo, con la cual anunciaban que el Dr. Ugarte Pelayo se había suicidado. Apresuré la llegada al domicilio donde habitaba y encontré al colega Angel Lesma, quien dio la dolorosa primicia que conmovió al país.

A los pocos instantes llegaron efectivos de la otrora Policía Técnica Judicial, para efectuar la experticia de ley, en medio de la confusión, dolor y angustia de su esposa Caridad Sperandio Rodríguez, madre de sus hijos: Alirio, Luis, Alejandro, Dudali y Luis Horacio.

Alirio Ugarte Pelayo dejó un legado de honestidad, respeto, liderazgo y humildad a las futuras generaciones de hombres y mujeres, que transitan por los caminos de la política. Culto en toda la expresión de la palabra, Ugarte Pelayo era abogado, escritor, diplomático, poeta y dirigente político del partido URD. Una limpia y ejemplar trayectoria, digna de ser imitada por quienes hoy día esgrimen la bandera de actores políticos.

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Instagram: aguilera4246


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