Sin basarme en ningún estudio científico, pretendo hacer un repaso de como sería el votante de derechas, frente al de izquierdas, desde un punto de vista psicológico. Defiendo, finalmente, que el votante de centro es el más racional y el que, además, finalmente, manda, pues en cada momento decide si votar a una opción de derechas o de izquierdas, de no haber una opción política pura de centro, cual suele ser el caso.

Lo primero es decir que la división de izquierdas y de derechas surge en la Revolución Francesa cuando, en la Asamblea Nacional, se sentaron a la izquierda del parlamento los que defendían a las clases populares más desfavorecidas y a la derecha los que defendían a los mejor situados.

Por tanto, el primer eje diferenciador es la riqueza. El votante de derechas suele tener más riqueza e ingresos que la media, y el votante de izquierdas menos. Aunque esto es obvio, no significa que se cumpla constantemente, pues se habla del obrero de derechas y de ricos progresistas que votan a la izquierda.

El votante de izquierdas no suele estar conforme con el sistema, siendo más proclive al cambio. Al tener menos ingresos que la media, considera que el sistema es injusto, y que, debido a esta injusticia, su situación es más precaria.

El votante de derechas está conforme con el sistema actual. Su situación es más favorable, pero no porque las circunstancias le hayan favorecido, si no porque se lo merece. Es gracias a su esfuerzo que está donde está.

El votante de izquierdas percibe que es culpa del votante de derechas que no se hagan los cambios necesarios para mejorar su situación. El votante de derechas no querría hacer dichos cambios porque pondrían en peligro su situación privilegiada. Por eso el votante de izquierdas no ve con buenos ojos al votante de derechas.

El votante de derechas percibe que la irresponsabilidad del votante de izquierdas puede llevar al sistema al desastre, proponiendo siempre medidas que van en contra del bien común y que sólo buscan favorecerle. Para el votante de derechas el votante de izquierdas es el verdadero peligro para el país, pues, al no tener nada que perder, es capaz de tirarlo todo por la borda antes que aceptar lo que es bueno para todos.

La rivalidad entre la izquierda y la derecha aumenta cuando la situación empeora, pues ellos mismos se autoconvencen de que es la culpa del otro lo que hace que la situación vaya mal. Es por eso, que cuando hay crisis las soluciones de centro desaparecen y aumenta las opciones de extrema izquierda y de derecha.

Siguiendo con la presunción de que la riqueza es el principal eje que separa a la izquierda de la derecha, la desigualdad sería el factor que aumentaría el enfrentamiento entre ambas, pues disminuiría, por un lado, las opciones de centro, y potenciaría los argumentos que hacen a los de izquierdas de ser de izquierdas y a los de derechas de ser de derechas.

La mayoría de las políticas que despliegan los partidos de izquierda y derecha se basan en esta diferencia psicológica de sus votantes debido a la diferencia del nivel de riqueza. Por ejemplo, la sanidad pública está para defender a los más pobres (según la izquierda) y podría significar un gasto irresponsable (según la derecha).

Al tratarse de cuestiones realmente irracionales, los ciudadanos apoyan una u otra opción, muchas veces, no en función de las propuestas en concreto, si no, como si de un equipo de fútbol se tratara, por cuestión de ideología.

Ante esta situación, sin embargo, la clase media surge como el arbitro entre ambas opciones. Si tu riqueza está en la media, ¿eres de izquierdas o de derechas?

Esta clase media, a veces vota a la izquierda, a veces vota a la derecha. Incluso a veces surgen fuerzas políticas con ideología de centro. La ideología de centro significaría que las decisiones políticas no se tomarían en función del eje rico vs. Pobre, si no que se buscaría encontrar aquellas medidas que favorezcan al bien común, que en algunos casos serían favorables a los más ricos, en otro a los más pobres, y, en general, a todos por igual.


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