Una de las medidas con las que millones y millones de personas de todo el mundo han intentado prevenir la COVID-19 es la utilización del tapaboca o mascarilla, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras importantes autoridades sanitarias, como los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos, recomiendan que solo lo usen los trabajadores de la salud, los cuidadores de infectados por el nuevo coronavirus y las personas con COVID-19, o que sospechen tenerla, que estén en contacto cercano con otras [1-4].

A todos los demás les han pedido esos mismos organismos que se abstengan de hacerlo y se limiten a aplicar el resto de las medidas preventivas, principalmente las siguientes [3, 5]:

— Lavarse las manos a fondo y frecuentemente con agua y jabón, o con un desinfectante a base de alcohol.

— Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.

— Cubrirse la nariz y la boca con la parte interna del codo o con un pañuelo desechable al toser o estornudar.

— Desinfectar las superficies y objetos con los que se tenga mayor contacto, como por ejemplo mesas, teclados, teléfonos, grifos o inodoros.

— Evitar compartir objetos de uso personal.

— Mantener una «distancia social» de por lo menos 1 metro.

— Permanecer en casa en la medida de lo posible.

En todo caso, es fundamental que quienes pretendan utilizar tapaboca en el marco de la tarea de prevención de la COVID-19 se aseguren de que esa barrera, aparte de estar limpia y en perfectas condiciones, haya sido fabricada de acuerdo con los más altos estándares establecidos para ello, por cuanto lo contrario se traduciría en un sustantivo incremento del riesgo de ser infectado o de infectar a otros con el 2019-nCoV —o SARS-CoV-2—, el virus causante de tal enfermedad.

¿Qué es, para qué sirve y cómo se usa un tapaboca o mascarilla?

La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos define los tapabocas o mascarillas, también conocidos como máscaras quirúrgicas, como dispositivos desechables diseñados para cubrir la nariz y la boca con el propósito de impedir la entrada de contaminantes del entorno y la salida de saliva y otras secreciones [6].

Estos dispositivos, que pueden incluir o no una careta plástica trasparente para la protección ocular, bloquean el paso de grandes partículas y microorganismos contenidos en gotas, salpicaduras y aerosoles, aunque no filtran partículas muy pequeñas trasportadas por el aire.

Asimismo, su efectividad como barrera física dependerá de su correcta colocación, ya que un mal ajuste entre la superficie del tapaboca y la cara podría dejar espacios capaces de permitir la entrada o salida de contaminantes.

Tanto para esa correcta colocación como para el adecuado uso, retiro y descarte del tapaboca ha ofrecido un conjunto de pautas la OMS*, a saber [7]:

— Lavarse las manos con agua y jabón, o con un desinfectante a base de alcohol, antes de su colocación.

— Cubrir con él la nariz y la boca, sin dejar espacios entre el rostro y su superficie interna.

— Evitar tocarlo una vez colocado; si esto se hace, deberán ser lavadas las manos nuevamente con agua y jabón, o con un desinfectante a base de alcohol.

— Reemplazarlo cuando esté húmedo.

— Al dejar de ser necesario su uso, quitarlo por detrás, evitando tocar su parte frontal.

— Desecharlo de inmediato en un recipiente cerrado.

— Lavarse las manos del mismo modo en que se hizo antes de su colocación.

Los tapabocas diseñados para un solo uso no deben reutilizarse.

Principales características de tapabocas o mascarillas de alta calidad

La FDA, en su guía para los fabricantes de tapabocas [8], ha establecido una serie de estándares que deben tomarse en consideración a la hora de manufacturar estos dispositivos y que abarcan cinco aspectos de enorme relevancia: la resistencia a fluidos, la efectividad del filtrado de partículas, la efectividad del filtrado de microorganismos, la presión diferencial y la inflamabilidad.

Un tapaboca de alta calidad debe ser capaz, en primer lugar, de resistir la penetración de sangre, fluidos corporales y otras sustancias, por lo que tienen que superar pruebas de paso de fluidos dirigidos a velocidades diversas, como el de sangre sintética dentro de un rango de presión de 80 a 160 milímetros de mercurio.

De la misma forma, tienen que impedir el paso de partículas de hasta 0,1 micras —o lo que es lo mismo, de partículas 10 000 veces más pequeñas que una de 1 milímetro—, lo que se suele verificar in vitro midiendo la penetración, a través de sus poros, de esferas de látex de poliestireno de aquel tamaño que son dirigidas con la ayuda de un flujo de aire controlado.

Tienen también que evitar el paso de ciertos microorganismos, aunque las pruebas recomendadas por la FDA para comprobarlo solo utilizan flujos de aerosoles con bacterias, principalmente Staphylococcus aureus, cuyo tamaño suele ser superior a 0,5 micras. No obstante, nada parece indicar que el 2019-nCoV, un virus de menor tamaño que aquella bacteria, pueda traspasar los tapabocas que han superado con éxito esas pruebas de filtrado bacteriano y las de filtrado de partículas.

La cuarta característica que debe poseer un tapaboca o mascarilla de alta calidad es una presión diferencial que permita un adecuado intercambio de aire, lo que es necesario para que se pueda respirar con comodidad a través de ella. En tal sentido, mientras menor sea la resistencia opuesta por el material de este dispositivo al paso del aire, mayor será la comodidad de quien lo use.

Finalmente, los tapabocas deben ser fabricados con materiales que demoren un tiempo prudencial en combustionar, preferiblemente clase 1 o 2, o de inflamabilidad normal a intermedia, según clasificaciones como la de la Consumer Product Safety Commission (CPSC) de Estados Unidos [9], lo que proporcionaría un tiempo de 3,5 a 7 segundos, o incluso mayor, para apartar la mascarilla del rostro de ser expuesta esta al fuego.

¿Qué podría ocurrir entonces si se usan tapabocas improvisados?

Si se toma en cuenta lo anterior, el uso de «tapabocas» que no se hayan elaborado conforme a estándares mínimos de calidad, en el contexto de la actual pandemia de COVID-19, podría no solo incrementar el riesgo de contraer o propagar la infección, al no constituir ellos efectivas barreras físicas, sino sumar otros eventos adversos a la ya de por sí grave situación; verbigracia:

— Infecciones distintas de la COVID-19.

— Afecciones producidas por agentes no biológicos.

— Enfermedades dermatológicas.

— Alergias.

— Trastornos respiratorios.

— Asfixias.

— Quemaduras.

Se debe evitar, por tanto, sucumbir a la tentación de utilizar dispositivos caseros o improvisados por no disponerse de tapabocas de alta calidad, aun cuando la exhortación a hacerlo provenga de instancias «oficiales».

La recomendación

Irracionales actuaciones, propiciadas por un pánico que está resultando más difícil de contener que la propia pandemia de COVID-19, se han traducido en un creciente riesgo de escasez global de tapabocas, por lo que cabe reiterar que su uso carece de justificación si no hay sospecha de infección, como bien insisten en señalar la OMS, los CDC y otras importantes autoridades sanitarias de diversas partes del mundo.

Entenderlo garantizará que el personal de salud, los cuidadores de personas con COVID-19 y aquellas infectadas que lo requieran para proteger a otras puedan disponer de tan valioso recurso.

Nota

* La OMS ilustra la manera de colocar, usar, quitar y desechar el tapaboca en un video publicado el 5 de febrero de 2020 en su canal oficial en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=lrvFrH_npQI).

Referencias

  1. World Health Organization (WHO). Advice on the use of masks in the community, during home care and in healthcare settings in the context of the novel coronavirus (2019-nCoV) outbreak: interim guidance. [Ginebra], WHO, 29 de enero de 2020. Nro. WHO/nCov/IPC_Masks/2020.1.
  2. Rational use of personal protective equipment for coronavirus disease 2019 (COVID-19): interim guidance. [Ginebra], WHO, 27 de febrero de 2020. Nro. WHO/2019-nCov/IPCPPE_use/2020.1.
  3. National Center for Immunization and Respiratory Diseases, Division of Viral Diseases. Coronavirus disease 2019 (COVID-19): how to protect yourself. [Atlanta], CDC, 14 de marzo de 2020.
  4. Interim infection prevention and control recommendations for patients with suspected or confirmed coronavirus disease 2019 (COVID-19) in healthcare settings. [Atlanta], CDC, 10 de marzo de 2020.
  5. OMS. Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19). [Ginebra], OMS, [s. f.].
  6. FDA. N95 respirators and surgical masks (face masks). [Silver Spring, Maryland], FDA, 3 de marzo de 2020.
  7. OMS. Consejos para la población sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV): cuándo y cómo usar mascarilla. [Ginebra], OMS, [s. f.].
  8. FDA. Surgical masks: premarket notification [510(k)] submissions: guidance for industry and FDA staff. [Silver Spring, Maryland], FDA, 5 de marzo de 2004.
  9. CPSC. Standard for the flammability of clothing textiles. Federal Register, 25 de marzo de 2008, vol. 73, nro. 58, pp. 15636-15661.

@MiguelCardozoM


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