migrantesEl presidente de Colombia, Iván Duque, tuvo la osadía de decir algo sobre la vacunación masiva en su país y los migrantes: “Si son personas que están regularizadas, si son personas que tienen las condiciones y, adicionalmente, están dentro de las patologías y la población de riesgo definidas por el Ministerio de Salud, eso da criterio orientador para la aplicación de la misma”. Con esto, está claro que excluye a los miles de venezolanos indocumentados que huyeron del país para tratar de sobrevivir.

Las declaraciones del mandatario han dado la vuelta al mundo, todos lo condenan y lo acusan de xenofobia. Cómo se le ocurre negar a aproximadamente 950.000 venezolanos indocumentados en Colombia la inmunización en contra de la pandemia que tiene a todos en jaque. Qué decisión tan egoísta esa de pensar primero en sus compatriotas antes que en los desprotegidos del país vecino.

Estas acusaciones evidentemente las hacen los que no son capaces de profundizar en las circunstancias. Pueden lanzarse señalamientos e insultos al voleo, sin realmente considerar todos los hechos. No se trata de negar lo que ha tenido que sufrir la inmigración venezolana en Colombia y otros países; han sido perseguidos, estigmatizados, ciertamente víctimas de xenofobia.

Entre los que se sirven de las respuestas superficiales, y sobre todo convenientes para sus propios intereses, están los integrantes de la cúpula del régimen maduchavista que usurpa el poder en Venezuela. Ahora sí, se deshacen en palabrotas, adjetivos negativos en contra del presidente Duque, como si realmente les interesara el bienestar de esos venezolanos que salieron huyendo de sus garras.

Y ese es el hecho clave. De no ser por ellos, no habría más de 5 millones de venezolanos regados por todo el mundo, lejos de su tierra, de los que quieren, de sus costumbres y de su identidad. En el fondo y como siempre, esa es la razón por la cual estos y otros inmigrantes no podrán recibir lo que necesitan para protegerse de la pandemia. Son la causa de su huida, son el origen de su tragedia.

Porque la responsabilidad de protegerlos a ellos y a los que quedan aquí, la responsabilidad de velar por su salud y su bienestar, la responsabilidad de darles lo que necesitan para preservar su derecho inalienable a la vida es de la cúpula rojita, pero es el mismo régimen el que les arrebata la alegría de vivir.

Por eso, antes de repetir insultos al aire, de calificar negativamente al presidente de Colombia, los venezolanos deben exigir el cambio necesario para que todos los que se fueron puedan a volver a la tierra que los vio nacer y les sean garantizados todos los derechos.


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