Nicolás Maduro está –en este preciso momento– aplicando un paquete de medidas económicas que están golpeando el ya agotado y débil salario de los venezolanos.

Por un lado, el usurpador de Miraflores anuncia un incremento del salario mínimo que es insignificante, pueril e, incluso, insultante para los millones de trabajadores venezolanos.

Y, por otro lado, el señor que vive en el Palacio de Misia Jacinta viene desarrollando políticas para asfixiar aun más a los venezolanos.

¿De qué se trata el paquetazo de Maduro? Primero, se trata de los nuevos impuestos que viene ejecutando en diferentes áreas, como el tributo a las transacciones en divisas; el incremento del costo de los trámites en notarias y registros, el aumento exorbitante de los precios de los servicios públicos (agua, electricidad y gas doméstico), el gravamen que se viene cobrando en distintas operaciones mercantiles.

Y no conforme con esto, Nicolás Maduro aumenta el precio de la gasolina y lo hace de forma encubierta.

Lo hizo eliminando cientos de estaciones de servicios subsidiadas y convirtiéndolas en gasolineras internacionales, obligando así a miles de usuarios a pagar el combustible en dólares.

La cosa va más allá; Nicolás Maduro aprieta su política económica imposibilitando la inversión privada independiente creando un ambiente exclusivo de inversión para los enchufados del régimen, quienes pretenden destinar millones de dólares – como lo vienen haciendo en bodegones, casinos y más – con el firme propósito de crear un ambiente de falsa prosperidad y de desarrollo económico que en verdad no existe.

Es la forma de crear un espejismo y una ilusión.

Maduro le está metiendo la mano en el bolsillo a millones de venezolanos, está definitivamente metiéndole la mano en el bolsillo a un pueblo que está sufriendo desde hace dos décadas por las pésimas políticas de un sistema empobrecedor y destructor.

Si la izquierda de los años 90 justificaba la explosión social en contra de un presidente que aumentó céntimos de bolívar el precio de la gasolina, entonces qué esperar de una nación que en este momento está siendo ultrajada por el paquetazo de Maduro, quien dolariza el combustible, crea impuestos a toda cosa y se mofa del hambre de los venezolanos.

Estos señores de la usurpación están jugando con fuego, ellos creen que la ciudadanía se quedará tranquila, así como así. Ellos piensan que no serán castigados con el látigo del juicio de la sociedad.

Ellos creen que se quedarán impunes, que no les llegará la hora.  Pero, se equivocan, cada día está más cerca el momento que tendrá que verse las caras con los tribunales, no sólo de la sociedad venezolana, sino con los tribunales imparciales del mundo.

Hoy deben estar celebrando que se encuentran en el poder, que hacen y deshacen a su antojo; sin embargo, el tiempo va pasando y con él se aproxima la justicia contra todos estos pillos de cuellos rojos y camisetas con los “ojitos de Chávez”.

Se acerca la libertad, esto pueden escribirlo. ¡Así se simple!


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