Un hospital que permanece sin agua, en el que los pacientes duermen frente a un baño contaminado y mueren en muchos casos por falta de recursos sanitarios, representa un crimen de lesa humanidad. Es la realidad que ocurre en Venezuela en este momento, al tiempo que la propaganda chavista vende la idea de que todo se arregló, esa mentira se desmorona por su propio peso. Las primeras líneas de este artículo hacen referencia al Hospital Universitario Patricio Alcalá en la ciudad de Cumaná, el cual está hundido, pero también ilustra lo que ocurre en el resto del territorio.

Es increíble que en un país con las mayores reservas de petróleo del mundo y rico en tantos recursos naturales, la gente esté sufriendo y muriendo en hospitales que no cuentan ni siquiera con agua y mucho menos con suficientes insumos médicos.

Me llegan denuncias diversas que dan fe de la verdadera realidad nacional que impera. Mientras los parásitos que gobiernan viven como reyes, las provincias del país quedaron relegadas al olvido. Desde que al régimen no lo sostienen los votos sino otras triquiñuelas, poco le importa a Maduro, a sus secuaces y a los gobernadores y alcaldes chavistas las penurias de la población.

Un gobernante que somete al pueblo a tan paupérrimas condiciones no solamente deja ver la crueldad de su naturaleza, sino que a todas luces es un genocida. En Venezuela muchas personas viven en pobreza extrema, son los marginados de un sistema comunista que crea élites de nuevos ricos mientras aumentan la cantidad de pobres.

Cinco días sin agua es algo que suena imposible de imaginar para cualquier citadino de una nación desarrollada, pero es lo que sufren los habitantes de Venezuela. Es una verdad que ha sido censurada por la dictadura y que demuestra lo que realmente pasa en un país que se jodió por culpa del chavismo.

Una inmensa cantidad de médicos ha ido escapando del país y el sistema de salud ha retrocedido más de 50 años. El legado de Chávez fue un país atrasado, gobernado por grupos irregulares y bandas criminales.

Quienes sufren los estragos de la verdadera realidad de Venezuela no cuentan con un espacio para poder levantar su voz, la dictadura los oprime, el hambre los circunda y la amenaza de la destrucción se vuelve un arma real. Es menester de todos denunciar lo que está pasando en cada una de las ciudades del territorio nacional.

Las tuberías de agua potable del país pasan horas y días sin agua, la situación es generalizada y afecta a la vida de millones de venezolanos en todos los estados.

El país se nos está secando en manos de delincuentes y sátrapas que se hicieron con el poder. En Venezuela puede que no haya agua en las tuberías, pero hay millones de corazones luchando por salir adelante, ellos están sedientos de un cambio y de construir un país libre de dictadura, de la miseria y la mediocridad, por ellos escribo y para ellos debemos ser determinados en la misión dar a conocer la verdad de lo que está ocurriendo.

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