Hoy es 30 de diciembre y como de costumbre, Li Wenliang se dispone a atender pacientes en su consultorio del Hospital Central de Wuhan. Como cualquier otro día, Li atendió muchos pacientes, lo normal para una ciudad de 11 millones de personas, pero uno de ellos sería todo menos normal.

Li ese día examinó a un paciente, más bien a la muerte misma con guadaña y todo, aunque él aún no lo sabía por su puesto. Este paciente era dueño de un puesto de venta en el mercado de Huanan, un lugar muy bien conocido por vender excentricidades de todo tipo, desde animales exóticos vivos, hasta los más extraños manjares dignos de los conjuros de Lord Voldemort, personaje maléfico de Harry Potter.

El paciente, cuyo nombre es desconocido, presentaba síntomas como fiebre, tos seca, y cansancio, los cuales habían venido agudizándose durante los últimos días. Para muchos médicos, estos son síntomas de una gripe “normal”, y como es pleno invierno pues no sería nada grave. Sin embargo, Li no era cualquier médico, a pesar de no ser su campo como galeno, Li relacionó de inmediato las condiciones del paciente con su puesto de trabajo y las más que conocida cultura culinaria de la zona, la cual pasa desde comer animales crudos, salvajes recién faenados, sopas de murciélago, entre otras comidas.

Li recuerda muy bien la experiencia aprendida sobre lo que provocó la epidemia de SARS entre 2002 y 2003, un virus de familia de los coronavirus (virus con “corona”), la cual se presume que saltó de los murciélagos a las ziguetas domésticas y finalmente a los humanos, adivinen donde, en China. Esto hace que Li, mediante un video, comunicará a sus colegas y autoridades sanitarias de lo que pudiera estar ocurriendo, hecho que le costó la intimidación de las fuerzas policiales del gobierno chino y posterior la firma de un documento en el cual se retractaba por haber esparcido un rumor sin ningún tipo de base.

Ilustración de un coronavirus, cortesía de iStock

Finalmente, y luego del ruido generado por Li, algo de cordura parece rozar a las autoridades sanitarias de China, avisan a la OMS/ONU y al Centro para el Control de Enfermedades CDC/USA, que están posiblemente ante un nuevo caso de coronavirus, aunque no estaban seguro si dicha enfermedad se transmitía de humano a humano aún.

Médicos con armas o soldados con batas

Ya es 11 de enero y China reporta su primer fallecido causado por el virus. El hombre de 61 años de edad era un frecuente cliente del mercado de Wuhan, donde se presume que la enfermedad comenzó. Días después, Japón, Corea del Sur y Tailandia reportan su primer caso y poco después Estados Unidos da positivo en la ciudad de Washington. El 23 de ese mismo mes, las autoridades chinas cierran de cabo a rabo la ciudad de Wuhan, suspendiendo todo tipo de servicio de transporte, confinando a las personas en sus casas, bajo un toque de queda implacable. Por las calles recorren funcionarios del gobierno chinos vestido con batas médicas, mascarillas y armas largas, no se sabe que son exactamente, médicos con armas o soldados con batas.

Trump por su parte cierra las fronteras a todo aquel que haya viajado a China en los últimos 14 días, excepto a los familiares directo de ciudadanos americanos o residentes permanentes. Varias aerolíneas suspenden sus servicios con china continental. Ya son 9.800 infectados que se contabilizan en todo el mundo y 213 personas fallecidas.

Li el Héroe

Nuevamente Li, el médico de Wuhan, es noticia. El joven galeno pasa a engrosar la lista de las víctimas del coronavirus, su muerte el 7 de febrero, destapa una manifestación colérica en redes sociales contra el gobierno chino sobre el manejo de la epidemia. Tanto es el dolor de cabeza del gobierno chino que se ve obligado a despedir públicamente a diversas autoridades de la provincia de Wuhan y Hubei por el pésimo manejo de la crisis.

Ahora son casi 43.000 casos reportados en China y unas 1.300 personas fallecidas, aunque un nuevo método avalado por la OMS apunta a unos 60.000 infectados, aunque se cree que muchas más personas han sido infectadas, pero no diagnosticadas. Sin embargo, hasta la fecha más del 90 % de los fallecidos son personas mayores, o pacientes con alguna condición médica de base o con sistemas inmunodeprimidos.

Verdades a medias

Como si fuera poco aparte del cerco informativo chino del cual estamos acostumbrado a oír, la escasez de kit de diagnósticos y otros insumos médicos junto con la confirmación de que más de 1.500 médicos de primera línea en China habrían sido infectados con coronavirus, hace que determinar con precisión la magnitud del problema sea difícilmente comprendida, por lo menos para los mortales como tú y yo…

Pero no todo es malo, actualmente existen alrededor de 1.500 casos que han mostrado plena recuperación en China y han recibido el alta. Así que por lo pronto todo pasa primero por mantener la calma, confiar en las autoridades sanitarias y mantener las precauciones higiénicas empleadas en similares afecciones, como el lavado frecuente de mano y uso de gel alcoholado.

Mapa de distribución de afectados por coronavirus (actualizado el 19 de febrero de 2020), cortesía de NYT (https://nyti.ms/38HTtCk)

A la fecha de escribir este post 75.000 personas han sido infectadas y 2.012 han muerto en 25 países, en su mayoría involucran personas que habían viajado a China en días previos.


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