Hace unas semanas, algunos políticos de la oposición declaraban que no valía la pena votar en elecciones en Venezuela. Ahora, que algunos son candidatos a gobernadores y alcaldes, te piden que “votes por ellos para poder producir el cambio que necesita Venezuela”. Por otra parte, el jefe/dueño de un partido político declaraba en varios medios de comunicación que si él viviera en Venezuela “no votaría el 21 de noviembre”, pero su partido político ha inscrito candidatos en esas elecciones y están full en campaña.

Parecen increíbles estas diferencias, pero también asombra cómo otra parte de la “oposición”, a pesar de que estamos cerca de noviembre de 2021, siguen creyendo que la abstención es una opción para lograr cambios.

Pero bueno, entonces, ¿cuál es la estrategia de la oposición? No la entiendo.

La oposición venezolana vive tal vez su peor momento en estos últimos 15 años. Pareciera que tuvo un retroceso hasta al menos los años 2003-2004 (cuando se inventaron un fraude electoral del cual les costó mucho salir). La buena noticia es que el muy posible fracaso que tendrán el próximo 21 de noviembre podría generar importantísimos cambios en los partidos políticos de oposición. Ese podría ser el punto de inflexión que se necesita que ocurra, la chispa que produzca los tan anhelados cambios.

El país necesita una oposición seria, coherente, consistente, que apunte a no solo hacer política sino a mostrarse como alternativa de poder. Necesita volver a emocionar, ilusionar, generar esperanzas, pero con metas alcanzables, con objetivos claros. Ya pasó el tiempo de los experimentos estrafalarios, de seguir recomendaciones que lo alejan de la gente. A la oposición le ha llegado el momento de “recalcular”, recomponer el desastre de estos últimos años y buscar la vía más adecuada para intentar llegar al poder.

Mientras más rápido en la oposición se entienda que se perdió este round, más rápido se podrá articular una estrategia diferente y volver. Insistir en el fracaso es alargar la derrota. Como siempre, habrá quienes quieran seguir en el error, a esos, el “status quo” les gusta, los enriquece. Urge cambiar, poner los pies sobre la tierra.


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