En el día 22 de la invasión, Putin mantiene su decisión de continuar “la operación militar especial” contra Ucrania a la que denomina cómo “régimen pronazi” y la acusa de pretender fabricar armas nucleares y biológicas, lo manifestó durante un encuentro virtual con su gobierno.

Putin y Rusia van a perder la guerra-invasión, solo está por ver cuánto daño podrá hacer hasta entonces y cuánto tiempo durará su ocupación parcial de Ucrania. La única posibilidad que tiene Putin de salvar su apabullante derrota es que por razones que no me imagino, Estados Unidos y Europa salven su trasero. Después de haber visto lo que el gobierno de Biden ha pretendido hacer con Venezuela todo puede ser posible.

Nos acercamos a un punto en el que se puede negociar un alto el fuego con los criterios recientemente anunciados por ambas partes. Retirada rusa de Ucrania, aceptación de Ucrania de no pertenecer a la OTAN y un acuerdo de neutralización entendido como la limitación e imposibilidad de acción militar desde Ucrania contra Rusia. Después vendrá el resto. Como dije anteriormente Putin no debe irse de rositas sin arreglar lo que ha destruido ni podemos depender, en temas estratégicos como la energía, de países dictatoriales, tramposos y gamberros.

Ha salido otra encuesta en España, esta vez del CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, es un organismo público muy desprestigiado por la presunción de manipulación de sus datos en función de los intereses del gobierno, aunque en esta ocasión está en línea con la anterior encuesta realizada por Sigma Dos. 51% de los españoles muestra su disposición a que la OTAN apoye in situ a la resistencia ucraniana si continúa la invasión. 70% de españoles apoya el envío de armas a Ucrania. 89% respalda las sanciones a Ucrania. 97% la ayuda humanitaria y 96% la acogida de refugiados. En cuanto a los dos líderes, a Putin lo califica entre el 0 y el 10 con 1,35 puntos de media y a Zelenski con 7,37. No puede ser peor la nota media de Putin basada en encuestas y no puede ser mejor la de Zelenski.

Esto confirma lo que habíamos analizado anteriormente, sintetizándose en el repudio total a Putin y el apoyo y aprecio hacia Zelenski. Pienso que estos datos deben ser muy similares en la mayor parte del mundo, sobre todo en los países más democráticos.

La mayoría de los ciudadanos del mundo asocian a Putin con Hitler, ello se debe a las similitudes entre ambos, coinciden en su megalomanía, en su falta de empatía, su hipernacionalismo, imperialismo, autócratas, represivos, corruptos, liberticidas, asesinos, tramposos y mentirosos. Seguro que me falta algún adjetivo.

En cambio, el presidente de Ucrania, Zelenski, es democrático, empático, solidario, libérrimo, sincero y es un buen comunicador, muy ajustado a la realidad. No recuerdo a nadie que desde 1945 se asemeje tanto a Hitler como Putin y al ser su acción muy similar, podríamos decir que es nazi o filonazi. La posible similitud de Zelenski con Hitler es nula.

Vivimos una época en la que se miente en directo, cada uno se califica y califica a los demás como quiere, aunque la realidad sea apabullante. En esta invasión hay solo un nazi, al igual que solo hay un agresor culpable y responsable de todo lo que ocurre, es Putin. También se están generando demasiadas víctimas, empezando por Ucrania y la totalidad de sus ciudadanos, los ciudadanos rusos y en mayor o menor medida el resto del mundo. Un loco sin demasiada fuerza ni poder está dañando al mundo. De nosotros, me refiero al mundo, sobre todo la Unión Europea y Estados Unidos, depende que haya un buen final que nos ayude a superarlo. Esto no significa que se pueda poner un simple parche, comernos lo que ha pasado y que todo siga con Putin envalentonado y cada vez con más peligro, al albur de que cualquier otro dictador, incluso de poco peso, nos vuelva a chantajear.

El día 8 de la invasión, Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea para la política exterior, en una entrevista hecha por Guillermo Abril para el diario El País dijo “¡cuidado! estamos poniendo a una potencia nuclear en aprietos. Le hemos congelado su reserva de divisas”.

¿Entonces qué hacemos? Habíamos dicho que la clave del armamento atómico era la disuasión, pero parece que para algunos ilustres políticos la disuasión es en un solo sentido y ante cualquier dictador liberticida que tenga una bomba nuclear tenemos que ceder, aunque tenga poco peso económico y militar, dejar que ataquen y destruyan países, maltraten al mundo y dañe la economía y el funcionamiento del mundo. Como diría Borrell, ¡ojo, que tienen armamento nuclear!

La disuasión funciona en ambos sentidos. Lamentablemente, la historia nos dice que es necesaria y que ha funcionado. Insisto, pero tengo que decir que vamos ganando la guerra-invasión en la que Putin nos ha metido. El tiempo sigue corriendo contra Rusia.

El día 21, Biden anunció el envío de más armas a Ucrania. Armas antiaéreas de mayor alcance y drones, en concreto envió 800 misiles antiaéreos, 9.000 sistemas antiblindaje, 20 millones de municiones y 100 drones. Además de lanzagranadas, rifles, pistolas, ametralladoras, escopetas con su munición correspondiente. Biden también dijo que su país está comprometido en colaborar con el gobierno de Zelenski. Esta ayuda militar en forma de armamento llega a tiempo y en un momento en que se está dando la vuelta a la tortilla.

Hoy Rusia se ha salvado, de momento, del default al abonar 117 millones de dólares de deuda. Y aparte, hoy la potencia militar es menos importante que la económica y en eso Rusia lo tiene mal, peor con las sanciones en marcha.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony J. Blinken, ha declarado sobre el análisis de Biden de que se han cometido crímenes de guerra “personalmente estoy de acuerdo”. El G7 se unió a la condena mencionada por Estados Unidos.

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