Comienzo mi columna de hoy señalando que es la primera vez que escribo un artículo de opinión referido al Miss Venezuela. Considero que el escrito en cuestión, como luego verán, justifica plenamente mi actitud al respecto. En definitiva, y de acuerdo con las novedades incluidas recientemente por la RAE, no pretendo asumir la condición de “amauta” (filósofo o autoridad moral). Entremos pues en materia.

Es un hecho cierto que en nuestro país se están comenzando a vivir nuevas realidades. Ahora no sólo se trata de la terrible situación política y económica que hemos experimentado con la revolución “bonita” de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sino de constatar los avances que se están generando en paralelo. Un ejemplo específico de eso último es el “Miss Venezuela” de este año que termina. En ese campo, de larga tradición en nuestro país, la presencia de “candidatas virginales” pasó a otro plano. A los hechos nos remitimos. De Madre y maestra es la singular condición de Ileana Márquez, nuestra Miss Venezuela 2023. Con ella se abrió la puerta a una nueva realidad en un terreno tan singular de la cultura de los venezolanos.

Palabras más, palabras menos, en la entrevista que Alba Freitas le hizo a nuestra reina de la belleza se resalta que, a los 11 años, ella descubrió que quería ser miss. Recuerda que a esa edad vio a las candidatas modelar en el certamen que se transmitía por televisión. Sorprendida y cargada de entusiasmo le preguntó a su mamá quiénes eran esas mujeres que parecían ángeles. La respuesta que recibió fue obvia: “No son ángeles, son las misses de Venezuela”. Desde entonces, Ileana -quien ahora tiene 27 años y es técnico superior en Educación Inicial- quiso ser una de ellas. Su bonhomía la condujo a aceptar que Dios tiene un propósito para cada persona: “Si resulté electa es porque algo se obrará en mí; todos tienen la oportunidad de cumplir sus sueños a través de la disciplina y la pasión; esos son los principales motores que me motivan”.

Lamentablemente, la elección de Ileana Márquez como Miss Venezuela 2023 no estuvo exenta de críticas y comentarios, unos en contra y otros a favor. En redes sociales, muchos usuarios la cuestionaron por ser madre soltera y por los disimulados tatuajes que lució durante su desfile en traje de baño. Nuestra nueva reina de la belleza tuvo que aceptar el golpe recibido. “Exponerse como candidata y participar en el certamen fue complicado”, reconoció ella. Ese nivel de exposición se le dificulta al principio. Respecto a los tatuajes, nuestra Miss resaltó que fue una decisión muy personal. Márquez no tuvo empacho en reconocer que tiene familiares que sufren de alzhéimer. En razón de lo anterior decidió hacerse los tatuajes para recordar de un modo permanente los antecedentes de su familia. Fue categórica al decir: “Son momentos muy importantes de mi vida; no sé si me pueda pasar a mí. Me gustaría tener esos recuerdos para que me hagan entender la historia tan bonita que me ha llevado a ser Ileana Márquez Pedroza el día de hoy”.

En mi modesta opinión, considero que es necesario abrir caminos a las nuevas realidades que se presentan, razón por la cual el Miss Venezuela de este 2023 es un buen inicio para los cambios que se deben realizar  cada cierto tiempo. Por lo demás, creo que la llegada de la Navidad es una buena excusa para dedicar nuestro artículo de hoy a la belleza y bonhomía de las venezolanas. Este es nuestro regalo para todas ellas, independientemente de su edad.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!