Utilizaré la misma introducción que aparece en la página de Lynn Vavreck en la sección de Ciencias Políticas de la Universidad de California, en Los Angeles: es profesora de políticas públicas y política estadounidense, columnista colaboradora de The Upshot en The New York Times y ganadora del Premio Andrew F. Carnegie en Humanidades y Ciencias Sociales.

Sus investigaciones ha sido apoyadas por la National Science Foundation y ha formado parte de los consejos asesores de los estudios electorales nacionales británicos y estadounidenses. En la UCLA imparte cursos sobre campañas, elecciones, opinión pública y la década de 1960. Vavreck tiene dos maestrías en Ciencias Políticas en las universidades de Arizona y Rochester y un doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Rochester.

Es autora de cinco libros, incluidos Identity Crisis: The 2016 Presidential Campaign and the Battle for the Meaning of America, sobre las elecciones de 2016 y The Gamble: Choice and Chance in the 2012 Presidential Election, sobre las elecciones de 2012. Consultores políticos, y tirios y troyanos de allá, se refieren a su trabajo sobre mensajes políticos en The Message Matters: The Economy and Presidential Campaigns (2009, Princeton University Press) como «lectura obligatoria» para los candidatos presidenciales.

The Message Matters versa sobre la economía, las campañas presidenciales y el mensaje que los candidatos despliegan en las mismas. La economía es tan poderosa para determinar los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos que los investigadores en ciencias políticas pueden predecir los ganadores y los perdedores con una precisión asombrosa mucho antes de que comiencen las campañas. Pero si es cierto que «es la economía, estúpido», ¿por qué pierden a veces los presidentes titulares (incumbents) en economías que van bien? La razón, argumenta Lynn Vavreck, es que lo que importa no es solo el estado de la economía, sino cómo los candidatos reaccionan a la economía. Al demostrar, con más precisión que nunca, cómo los candidatos y sus campañas impactan sobre el voto de carácter económico, The Message Matters proporciona una nueva y poderosa forma de entender las elecciones pasadas y predecir las futuras.

Vavreck examina los últimos sesenta años de elecciones presidenciales (hasta 1976) y ofrece una nueva teoría de campañas que explica por qué la victoria electoral requiere más que simplemente ser el candidato favorecido por las condiciones económicas prevalecientes. Utilizando los datos de las elecciones presidenciales desde 1952, revela por qué, cuándo y cómo los mensajes de campaña marcan una diferencia, y cuándo pueden superar a los pronosticadores económicos de los resultados de las elecciones.

The Message Matters demuestra por qué los candidatos favorecidos por la economía deben construir sus campañas en torno a los mensajes económicos. La teoría de Vavreck también explica por qué los candidatos desfavorecidos por la economía deben tratar de centrar sus elecciones en temas no económicos que cumplan con criterios precisos, y por qué es tan difícil hacerlo.

Para indagar un poco cómo queda Donald Trump en esta teoría, ingresé al portal del Banco de la Reserva Federal de St. Louis y bajé la data trimestral del PIB real desestacionalizado norteamericano desde el primer trimestre de 1947 hasta el tercer trimestre de 2019. Dado que la serie está desestacionalizada y dado que al momento de escribir este artículo han transcurrido 11 trimestres con Donal Trump en el gobierno, he comparado estos 11 trimestres de Trump con los últimos 11 de Barack Obama, su predecesor. Los 11 últimos trimestres de Obama arrojan un crecimiento promedio de 2,44% anual sobre la base trimestral, con una desviación estándar de 0,80%. Por su parte, los 11 trimestres de Trump muestran un crecimiento promedio de 2,56% anual sobre la base trimestral con una desviación estándar de 0,38%.

En palabras más sencillas, la evidencia, irrebatible por cierto, en cifras de PIB real muestra que los 11 trimestres de Trump han sido mejores que los últimos 11 trimestres de Obama, no solamente en promedio sino también en desviación estándar, lo cual se traduce en que, como mínimo, ya tiene el argumento fáctico para el mensaje y así lo está desplegando.

El caso es que, para pesar de Leopoldo Martinez Nucete, con anticipación y probado que gerencie adecuadamente su mensaje, las condiciones están dadas para la reelección de Trump: el sistema electoral norteamericano, la economía y las encuestas de opinión, todo está a su favor; mientras que los demócratas han perdido un año valioso tratando de rayarlo en un intento de impeachment que quedará enterrado tan pronto Nancy Pelosi materialice la solicitud respectiva al Senado.

 


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