¿Qué cosas en común tienen los tres escenarios?: 1) Lo primero es que todos tienen la posibilidad del empleo de armas nucleares como algo muy concreto a la hora de analizar la escalada en cualquiera de ellos; 2) En todos ellos la credibilidad de Estados Unidos bajo la administración Biden está en juego. ¿Qué cosas los diferencian pero a la vez interaccionan entre los mismos?: 1) Los tres hot spots tienen objetivos absolutamente distintos y focalizados en cuestiones que hacen a los intereses vitales de Rusia, Israel y China; 2) Todos ellos tienen dinámicas propias íntimamente relacionadas con lo expresado en el ítem anterior y ello aplica a cuestiones tales como: – El empleo efectivo o persuasivo de la fuerza militar, – El tiempo de las operaciones en desarrollo (aunque China sólo hace un uso persuasivo de la fuerza), 3) Los tres interaccionan de una manera no lineal en cuanto a lo que sucede sino, a nuestro juicio, más bien en la «lectura» del comportamiento de los EE.UU. de Biden para los mismos: de ahí salen apreciaciones sobre probables respuestas del «estadista» Biden en punto a la credibilidad de las mismas. Pero esas apreciaciones son propias, específicas de Rusia, Israel y China para atender sus propios intereses vitales. De nuevo no es un «producto» común para todos ellos pero si utilizan no pocas cosas que observan del marco geopolítico global.

¿Cómo podemos poner en un mismo plano a Israel que no es una Gran Potencia junto a Rusia, China y Estados Unidos que sí lo son?. Hemos explicado varias veces que Israel en efecto no es una Gran Potencia ni aspira a ello, como es el caso de la India. Sin embargo, por su condición de potencia principal de Oriente Medio y la capacidad nuclear que posee, tiene la potestad de actuar más allá de los límites que naciones nucleares como Francia o Reino Unido. Israel puede desafiar in extremis a las Grandes Potencias y eso lo ha hecho desde el día de su Guerra de Independencia hasta hoy.

¿Cómo el marco geopolítico global incide sobre la guerra europea?: 1) Toda la guerra europea descansa en una consideración básica: no hay intención de una escalada que lleve a una guerra entre la OTAN y Rusia. 2) Es evidente que la guerra se ha convertido en un enorme problema para la OTAN en punto a su credibilidad a la hora de disuadir a Rusia de no utilizar la fuerza para resolver su situación de seguridad estratégica respecto a una Ucrania ingresando a la misma; 3) Los otros dos hot spots contribuyen a tensar todavía más todo lo relativo a la credibilidad de la OTAN y particularmente de Estados Unidos bajo el «estadista» Biden: – Estados Unidos no tiene capacidad convencional para responder activamente en los tres hot spots simultáneamente al haber comprometido gran parte de su arsenal para la guerra europea. La única herramienta que si posee es la nuclear (salvo para el botiquín de Quinta Crespo, donde viven en un mundo hollywoodense, claro) – Los aliados europeos tienen todavía menos recursos militares convencionales que Estados Unidos y han estirado su apoyo a Ucrania sobrepasando el límite de lo que necesitan para su propia defensa. A diferencia de Estados Unidos no poseen la capacidad nuclear para disuadir a Rusia en absolutamente nada y dependen totalmente de Washington en ese punto (No sé qué dirán los expertos de los botiquines mencionados al respecto); 3) No concordamos con la mirada que cree posible que los aliados europeos de la OTAN pueden asumir el apoyo a Ucrania de manera exclusiva ante la posibilidad que Estados Unidos deje de hacerlo o continúe en el camino descendente del mismo. Fundamentos: – Carecen de capacidad industrial para ello salvo que el conflicto se extienda muchos años más – No resulta creíble que desplieguen tropas de combate en Ucrania (más allá de las que de forma encubierta como contratistas operan allí desde el 2022, digamos todo) porque eso lleva directo a la guerra con Rusia y de ahí al intercambio nuclear; 4) La guerra europea tiene un deriva influida directamente por lo que suceda en Estados Unidos en punto al posible regreso de Trump al poder. Todo gira en torno a esa situación y coloca a la OTAN y a Rusia en situaciones disímiles sobre el proceder: – La OTAN sabe que no puede esperarse nada decisivo de Ucrania por todo lo que resta del 2024 y hasta bien entrado el 2025 (los ataques con drones sobre Crimea o territorio del core de Rusia no tienen relevancia en la situación operacional de la guerra) si es que puede recomponerse el poder de combate de Kiev (si sólo perdieron 31.000 hombres según Zelensky están en el «mejor de los mundos», ya que sólo necesitan medios –Ufff, la ingenuidad de algunos-). Esto implica que Ucrania debe «aguantar» hasta el 2025 en sus posiciones – Rusia que desde octubre de 2022 marca el «tempo» de la guerra tiene una mirada más política que militar de la misma. Confía que la degradación militar de Ucrania es irreversible. Descree de la capacidad europea de cambiar ese estado de cosas y puede sostener sus operaciones sin complicaciones (total, si ya se han muerto de hambre sus soldados en tres días en 2022 según algunos “expertos” en Relaciones Internacionales); 5) Seguimos creyendo que Rusia probablemente haga algo para complicar decisivamente a Ucrania en el próximo verano boreal. Lo hemos explicado varias veces y nos parece que si bien el Kremlim lo niega, un posible gobierno Trump cambia absolutamente todo y una situación de mayor ventaja militar en el campo favorece la situación de Rusia a la hora de llegar a un acuerdo. Eso sólo es posible mediante una ofensiva que empuje el frente hacia el oeste a una zona intermedia entre el Dnieper y las alturas al este de Kiev. Esto incluso sin hacerse de la ciudad de Jarkov o de Odessa aunque no puede descartase.

¿Cómo el marco geopolítico global incide sobre la campaña israelí?: 1) Siempre expresamos que en esta campaña militar las IDF generan una situación favorable para la solución política que debe alcanzar Jerusalén; 2) Esa situación favorable es la destrucción del aparato terrorista en Gaza y hemos relacionado eso varias veces con el «espejo» de la Alemania de 1945. Se destruye la herramienta militar pero nazis siempre habrá!!!; 3) Israel sabe que EE.UU. abandonó Oriente Medio hace décadas y que Biden es absolutamente dependiente de sus sectores radicalizados del partido Demócrata para tener chances de renovar el mandato en noviembre; 4) Israel sabe que EE.UU. se ha sobreextendido estratégicamente a raíz del error de creer que podía derrotar a Rusia en Europa y simultáneamente escalar sobre China respecto a Taiwan (el estadista Biden reculó abiertamente sobre esto último en San Francisco en su reunión con Xi Jinping); 5) Israel sabe que EE.UU. se mostrado impotente para disuadir a Yemen de sus ataques a la navegación y ello es otra prueba de la falta de credibilidad de Biden para incidir decisivamente en Oriente Medio; 6) Israel tiene problemas que son propios para resolver la campaña militar: – Tiene la presión por los rehenes y sectores de la izquierda israelí dispuestos a una paz a cualquier precio, – Tiene un gobierno que ha sido duramente golpeado por los hechos del pasado 07 de Octubre pero que a la vez se ha mostrado, a nuestro juicio, eficiente en el manejo del recurso militar para sostener la campaña en Gaza y simultáneamente disuadir y afectar severamente a Irán y sus proxies en Líbano y Siria, evitar el trasvasamiento de los terroristas a Cisjordania desde Gaza y contener inteligentemente la amenaza yemení sin meterse con tropas en ese país; 7) Israel no debiera sacrificar el momentum alcanzado de cercar a los remanentes de los terroristas en Rafah a cambio de una parte de los rehenes y pausando las operaciones por un mes o más. Esto no es militarismo. Esto es no dejar pasar la oportunidad estratégica de generar un cambio cualitativo de largo aliento en la Franja de Gaza. Tenemos la esperanza que eso no suceda, veremos.

 

¿Cómo el marco geopolítico global incide sobre China en relación a Taiwán?: 1) China tiene a Taiwán como algo vital para la seguridad estratégica del país. Esto lo hemos explicado también muchas veces; 2) Debemos ser los únicos en Latinoamérica y de los pocos en el mundo de habla hispana que desarrollamos todas las posibilidades de una guerra por Taiwan; 3) Sin dudas China ha percibido la falta de credibilidad de Biden para imponer sus políticas tanto en la guerra europea como en Oriente Medio; 4) Es cierto que desde lo militar luce que difícilmente EE.UU. pueda reforzar a tiempo a Taiwán en términos convencionales ante una invasión china en el mediano plazo, pero ello sólo incrementa la velocidad que una escalada tendría hacia el uso de armas nucleares; 5) Si bien es cierto que China viene acumulando reservas logísticas para la eventualidad de una acción militar en Taiwán no es menos cierto que el desafío de invadir y derrotar a la isla es más del orden previo a la campaña que a las acciones militares en la isla. Fundamentos: – La concentración de medios necesarios para transportar las tropas de manera segura a Taiwán es imposible de ser escondida a los medios de la inteligencia estadounidense -la propia falta de capacidad convencional de Estados Unidos para reforzar rápidamente a Taiwán hace que la opción de utilizar armas nucleares tácticas sobre esas concentraciones o quizás sobre el desplazamiento de la flota china por el mar sean la única herramienta posible para disuadir a China-. El riesgo de una escalada nuclear rápida que pase del empleo de nukes tácticos a un intercambio estratégico con ICBM es mayúsculo (salvo para los muchachos del bar de El Rosal, claro); 6) Una aproximación de China a resolver manu militari sus intereses en Taiwán nos parece alejada del uso del tiempo por parte de Beijing. Tenemos para nosotros que el camino elegido por China es más uno de «aproximación indirecta» al estilo Lidell Hart. Uno donde se combinan el reciente poder militar, la interacción creciente de la economía China con Taiwán y la presencia de movimientos políticos en la isla no dispuestos a la independencia. Sólo una gobierno taiwanés que declare la independencia será la luz verde para que China use la fuerza militar. China puesta en esa situación hará prevalecer sus intereses estratégicos por sobre los costos económicos brutales que la guerra acarrearían a su política de desarrollo. Ya en la guerra europea los ingenuos “expertos” pensaron que China haría prevalecer la economía por sobre sus intereses estratégicos y desde nuestros escritos advertimos tempranamente que eso no sucedería; 7) Este hot spot existe y su potencial de escalada es brutal y a nuestro juicio irreversible de lanzarse operaciones militares. Estamos en absoluto desacuerdo con quienes creen que eso es factible aprovechando la debilidad del gobierno de Biden. Es precisamente la falta de capacidades convencionales creíbles para contener a China lo que hace más peligrosa una acción militar. Esto porque la falta de capacidades convencionales serias acorta el umbral para la administración de la escalada al quitar opciones no nucleares que permitan generar el tiempo necesario para disuadir. En ese contexto una acción directa de China tendría mucho de apuesta y poco de valor estratégico. Y eso no coincide con el modo en que China procede, veremos.

Cerramos esta parte. Sin dudas el mundo está complicadísimo por estos hot spots que mencionamos. Todos ellos tienen individualmente la capacidad de una escalada que lleva al uso de armas nucleares (salvo para los “expertos” de estas latitudes, claro). En todos ellos se observa con preocupación la evidencia de la falta de poder disuasivo de EE.UU., algo que las décadas desastrosas de campañas en Afganistán e Irak generaron y que se potenciaron enormemente con el estadista Biden. Tendemos a pensar que la escalada no sucederá para ninguno de ellos, aunque el riesgo es real y tiene probabilidad de ocurrir incluso sin intención manifiesta de ninguna de las partes.

@J__Benavides


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