La caraqueña Mireya Pérez Power goza de una brillante capacidad para crear. Manos ágiles que son como abejas que dentro de una colmena desahogan con énfasis sus deseos de generar la vida que hará posible el nacimiento de una especie. Su miel silvestre de genialidad la esparce en valiosas obras de arte que han dejado atónitos a los públicos más exigentes. Siendo muy joven tuvo la posibilidad de viajar hasta Florencia a estudiar arte. En la cuna del renacimiento llegó a impregnarse de aquel ambiente encantador en donde se respira grandiosidad. Aprovechó para ir captando imágenes y formas. La magia del color en las icónicas terracotas del Domo que diseñó Brunelleschi con el campanario delineado por Giotto. Cuando la Toscana se envolvía con el furor de su cielo gris, ella se imaginaba haciendo prodigios en el epicentro histórico de un legajo de la humanidad. Supo en ese instante que su vida sería un vals con violines fantásticos.

Su talento es un álbum de presentación que se exhibe en escenarios universales en donde se reconoce su sagacidad. Tiene en su haber cerca de trescientos reconocimientos que realzan su tránsito vital por el arte. Allí se ha manifestado en múltiples facetas. Ha sido instructora de muchísimos pintores que hoy son celebridades. En diversas embajadas trabajó con proyectos artísticos, sobre todo en el área del Caribe, en donde se dedicó en plasmar su inteligencia con la intención de motivar a las nuevas generaciones de la importancia de dejar una huella. Muchos niños y jóvenes de escasos recursos económicos recibieron su orientación. Alumnos casi sin material tuvieron a semejante instructora que se desvivía por encauzar las inquietudes de ellos.

Su espíritu inquieto hizo que recorriera el mundo presentando un concurso de ideas que sirvieran para encauzar al planeta en crisis. Escritora prolífica con párrafos con alma emancipadora. Escultora que sabe descubrir el amor en cada pieza. Inventora con la sapiencia de forjar cosas útiles que tengan los cromosomas de la perennidad. Creadora de museos tan paradigmáticos que son encuentro de sueños perfumados. Esas inquietudes hacen que su vida respire arte, le ganas horas al sueño, mientras otros duermen, o se duermen en sus laureles, ella se transforma para seguir creando. Le gusta experimentar con nuevas técnicas. No vive contándonos el pasado, eso ya está guardado en la memoria, persigue estar en la palestra con el brillo de su pincel, el nuevo trazo escrito, tan ingenioso como la nobel criatura que nació de su espléndida imaginación.

El 23 de enero de 1975 la Embajada de Venezuela en París conmemora un nuevo aniversario de aquel hecho histórico. Después de las ofrendas florales se ofrece una recepción en donde acuden grandes personalidades del mundo europeo. Todos quedan admirados cuando el presidente de Francia, Valéry Giscard d’Estaing llega al evento. Su jovialidad hace de la velada un ambiente muy cordial. El primer mandatario galo recorrió el recinto, quedando gratamente impresionado con un paisaje pintado por Mireya Pérez Power, elogió su profundidad para darle vivacidad a la obra. Hablamos de un hombre que estudió arte en escuelas acreditadas. El agregado cultural de la embajada le dio someros informes de la artista. Había comprado el cuadro en Caracas y al ser designado se llevó el cuadro a París.

Su andar trotamundos es un sello de su personalidad. Conoce el mundo al cual ha llenado con mucho de su trabajo. Hace poco viajó hasta Dublín para conocer el mítico castillo Power, icono de una familia desparramada por el mundo. Williams Power se alzó contra Inglaterra en el año 1200. Un miembro de esa descendencia luchó bajo el mando del General José Antonio Páez. Su espíritu la llevó a buscar la génesis de su familia.

Este año sumo otros reconocimientos más. Acaba de recibir el Premio a la Excelencia Mundial 2023. Este galardón originario de La India se le entrega a quienes han contribuido decididamente a la educación en el orbe. A todos aquellos que son forjadores de ideas que sirvan para el progreso intelectual de las nuevas generaciones. Sobre todo en países pobres. Desde el 4 de noviembre del año 2001 La ciudad de Miami celebra el año de Mireya Pérez Power. Una distinción que ratifica su prestigio como artista. Su gran labor en la urbe la hizo acreedora de tan distinción. Ya había sido seleccionada como una de las cien mujeres de mayor influencia en Estados Unidos. Su encomiable labor en el mundo artístico es su carta de presentación.

Esta venezolana genial de etiqueta universal merece el reconocimiento de Venezuela. Su labor es nuestra bandera flameando en los vientos del planeta. Sería un acto de justicia que universidades, academias y organizaciones culturales se abocaran a rescatar estos valores que son ejemplo de generaciones. No es posible que no acompañemos a diversos espacios universales con tal propósito.

Ella sigue creando obras con pasaporte a la eternidad. Unas palabras escritas en las penumbras, enamoran al pincel para que siga su romance con el corazón de esta mujer íntegra. Toda una vida llena de éxitos que nos han erosionado su firme voluntad de ser un ser humano maravilloso y servicial.

@alecambero

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