«Las cualidades eminentes que caracterizan al hombre grande: valor para arrostrar el peligro, inteligencia para vencer, amor a la patria y odio a la tiranía» SIMÓN BOLÍVAR

Los lumpenproletarios son personas que no aportan a la sociedad, y que fácilmente son manipuladas por quienes los quiere manejar y proteger sus intereses. Se dice que no contribuyen en nada, para que exista un cambio real en la sociedad y así, conseguir la justicia social.

La palabra proletariado data de la antigua Roma y se deriva del latín proletarĭus. Se refería a aquel ciudadano pobre que solamente con su prole, es decir, con su descendencia, podía servir al Estado aportando hombres para el ejército.

En el siglo XIX, con la llamada Revolución Industrial, se pasó a identificar al proletariado como la clase social sin propiedades. Por lo tanto, se veía obligada a trabajar para la burguesía a cambio de un pago que le permitiera sobrevivir.

Según la teoría marxista, el proletariado es la clase social llamada a hacer la revolución, que acabe con el sistema económico capitalista.

Dictadura del proletariado es un concepto marxista que se refiere a la organización política que debiera aparecer una vez que los obreros lleven a cabo la revolución. De ese modo, el proletariado pasaría a tener el control político de la sociedad mientras desintegra las estructuras del Estado burgués.

El Estado obrero sería transitorio y debería desaparecer al cesar la lucha de clases. No obstante, en la práctica, los gobiernos marxista-leninistas, como el de la otrora URSS, consideraron que el Estado se mantendría vigente y dirigiendo la economía durante el modo de producción socialista.

El marxismo denominó «lumpen proletariado» a la clase social que no participa en actividades productivas y, por tanto, vive al margen de la sociedad. Esta constituye así el estrato más bajo de la pirámide social.

Al lumpen proletariado se le acusa de carecer de conciencia de clase, por lo que no coopera con la clase trabajadora para mejorar sus condiciones. Además, se le asocia al delito, la mendicidad y el desempleo

La revolución proletaria o revolución obrera es una revolución de clase social en la que el proletariado intenta derrocar de su posición a la clase dominante mediante la toma del gobierno y las demás instituciones políticas. Es un concepto con un importante componente ideológico: socialista, comunista, anarquista o sindicalista.

En la interpretación del marxismo, la revolución proletaria se produciría a través de la toma del poder por el proletariado, una vez que se hubieran puesto de manifiesto las contradicciones inherentes al sistema capitalista que conducen a una separación radical entre una minoría de capitalistas y una mayoría de  socialistas, argumento con el cual la revolución socialista del siglo XXI, bautizada así por Hugo Chávez, sostiene y predica populistamente en sus peroratas discursivas desde hace 23 años, para engañar a una parte de un pueblo ignorante, que aún a estas alturas sigue creyendo en «pajaritos preñados».

Las personas se comportan acorde con la posición económica que ocupan. El lumpen, al no poseer una posición económica con un ingreso propio y vivir de las dádivas. del Estado, y de lo que le arrebata a través de la delincuencia, el pillaje y otras vías a la sociedad, se convierte en vulnerable para ser utilizado con fines políticos, aprovechado por regímenes para mantenerse y perpetuarse en el poder, garantizando al mismo tiempo la pervivencia del sistema de explotación capitalista.

Bajo el régimen bonapartista se llevaba al lumpen a todos lados, para que adulara a Bonaparte en cada uno de sus mítines, generando con ellos una percepción de apoyo del “pueblo” hacia un régimen fascista y dictatorial.

Actualmente, a través de políticas sociales, en Venezuela se mantiene gran parte de la población dependiente del Estado. Con un crecimiento exponencial entre los años 1998 y 2022, parte de esa población es llevada adonde el régimen actual realiza sus cada vez más reducidos eventos políticos que son proyectados como “cruzadas triunfales” en los medios en manos del Estado.

Es usado para agredir a manifestantes y acabar con huelgas que plantean reivindicaciones justas para los trabajadores y el pueblo en general. Se convierte en un ejército pretoriano, policía secreta para los fines más grotescos de un régimen fascista. Basta recrear las manifestaciones políticas en 2017. Manifestantes y dirigentes políticos agredidos por colectivos del gobierno, toma de la Asamblea Nacional y agresiones a diputados, manifestantes asaltados al salir de las protestas, manifestaciones disueltas a golpes y disparos por grupos o colectivos armados, todos afectos al gobierno.

El lumpen se expresa en diferentes formas: unos a través de programas de beneficencia. Otros, a través de sueldos en nóminas de alguna institución del Estado, sin trabajar. Y quienes a pesar de no poseer remuneración directa se reproducen a través de una institucionalidad cómplice, corrupta e impune que está al servicio del delito.

En regímenes dictatoriales de corte fascista como el de Maduro, se actúa sobre una parte de esta población con acciones inscritas dentro de la política social –programas y proyectos sociales- de corte benéfico manteniéndolos dependientes del Estado. Otra parte de esta población se representa en la delincuencia, el delito organizado, las mafias, los pranes que surgen de la delincuencia, las altas tasas de homicidios, los secuestros, el malandraje, los bachaqueros, etc.

Todas estas expresiones del lumpen, en cualquier oportunidad, están disponibles para ser parte del ejército del gobierno y atentar contra la nación trabajadora.

La delincuencia acompaña a la crisis económica en Venezuela y es una de las grandes expresiones del lumpen. No faltan sucesos en el país para mostrar la violencia de los grupos delictivos, en especial Caracas, la capital, que ha sido considerada la sexta ciudad más violenta del mundo, con estadísticas de muerte como las de un país en guerra. Una masa enorme de lumpen concentrada en zonas populares en las que se asaltan carros en la vía y camiones de comida en las carreteras del interior del país.

En dolorosa síntesis, llegamos a la conclusión de que al llamado «lumpen proletariado» le sacó enorme provecho Hugo Chávez, el padre de la tragedia que vive el pueblo venezolano, y ahora su hijo putativo Nicolás Maduro, que orondo procura imitarlo vulgarmente, aduciendo las bondades del «legado» del hijo de… Sabaneta.

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