presos políticos, El Nacional

Tal parece, según las actuales circunstancias que nos rodean, que la lucha de los presos políticos en Venezuela se constituye en un alfil solitario, un esfuerzo quimérico sin correspondencia de los factores políticos que se denominan opositores a la tiranía de Nicolás Maduro.

Ahora bien, ¿de qué tamaño es la soledad de nuestros presos políticos? Nudo grueso que debe valorarse en cada hecho, en cada acción donde no se expresa la necesidad de la libertad de quienes han sufrido el horror de la tortura y las violaciones de los derechos humanos en Venezuela como nunca antes. De acuerdo con el Foro Penal, en este momento existen 265 presos políticos, 250 son hombres, 15 son mujeres; 131 son civiles, 134 militares y 1 un adolescente; todos navegan a su suerte, sin un planteamiento para transformar su realidad y devolverles la esperanza y la paz a sus hogares. Esta terrible realidad de fondo es el mar donde se ahogan los venezolanos que no avizoran una propuesta que enrumbe al país por caminos diferentes.

De allí que quienes representan las negociaciones en México por parte de la oposición tienen una tarea ineludible e impostergable que es definir metas e informarlas al país, priorizar elecciones regionales solamente, no encuadra dentro del contexto de exigencias pertinentes para la población, que además considera contradictorio definir la necesidad de negociar para la búsqueda de garantías electorales y a la vez inscribirse para optar en gobernaciones y alcaldías en el proceso fraudulento convocado para el 21 de noviembre, condición que categoriza al régimen y a la oposición, como enemigos y cómplices a la vez.

Venezuela ya ha transitado el dolor y el horror combinado de los presos políticos, con la diferencia, del contenido ético de quienes adversaban a las dictaduras del pasado, vale la pena sentir en el alma la obra: Venezuela bajo el signo del terror 1948-1952, el libro negro de una dictadura, del escritor venezolano José Agustín Catalá. Grandes esfuerzos conllevo la publicación de esta obra donde participaron grandes luchadores por la democracia de la talla de Leonardo Ruiz Pineda, secretario del partido Acción Democrática, Alberto Carnevali, Jorge Dager, estos lo hicieron desde la clandestinidad y otros en la calle; Ramón J. Velázquez, Simón Alberto Consalvi, Héctor Hurtado y René Domínguez y por supuesto el autor del libro.

Todos ellos constituidos en un gran equipo trabajaron en recopilar datos, visitar a las victimas o familiares de los presos o asesinados, para reconstruir los sangrientos hechos de torturas y homicidios cometidos en aquel entonces por la dictadura. Todo este trabajo que se denominó operación “poemario”, les costó la libertad, la salud y la muerte de muchos compañeros. José Agustín Catalá y otros fueron aprehendidos y torturados salvajemente, por la policía de seguridad nacional, y trasladados en barco desde La Guaira hasta ciudad Bolívar para ser confinados en  las cárceles de Sacupana y Guasina, islotes uno frente al otro en el Delta Amacuro, en el corazón de la selva, fueron verdaderos campos de concentración, para el horror de la tortura y la muerte, destinados a los acusados de terrorismo de Estado, en su mayoría militantes de Acción Democrática y del Partido Comunista de Venezuela, estos  islotes se hundirían y desaparecerían por la bravura del rio Orinoco, borrando su historia infernal.

La publicación del libro, la unidad de principios para luchar entre aquellos hombres, significó la difusión de los crímenes de Marcos Evangelista Pérez Jiménez y el siniestro Pedro Estrada, sin duda alguna este elemento fue clave para el advenimiento de la democracia en  1958.

Con dolor debemos decir que no se ha cerrado el libro negro de los presos políticos,  el madurismo representa la etapa más cruel de la historia política de Venezuela, superando al pasado notablemente, casos como los del capitán Acosta Arévalo y Fernando Albán nos deben estremecer a todos, y obligarnos a repensar la actitud pasiva ante la tiranía, la composición de los actuales dirigentes políticos no dignifica la imagen de quienes han bañado con su sangre el país en su anhelo de conquistar la libertad, por el contrario la degrada.

No deben existir mas presos políticos en el país, este debe ser un punto extraordinario e inmediato de resolver por parte de todos los que participan en las negociaciones en México, por parte de la oposición, y también del régimen. Pareciera que a Jorge Rodríguez nada la importa la memoria de su padre e intenta magnificarla con más tortura, con más presos y más muertes, un paso agigantado debe ser la libertad de todos, hay unos que se distinguen por su significado ante ciertos grupos sociales; Javier Tarazona, un hombre noble, de profundas convicciones espirituales y humanitarias, que todo el país sabe que es inocente; Roland Carreño, periodista y directivo del partido Voluntad Popular, y qué decir de los militares; Juan Carlos Caguaripano, Raúl Isaías Baduel, y de Miguel Rodríguez Torres, quien es el preso político más relevante para el régimen por su alta incidencia en las FANB, ¿que más deben pagar estos hombres?, que el régimen devora y la oposición política parece ignorar.

Quienes hemos estado presos por esta lucha venezolana, días u horas, sabemos lo que esto significa, Nelson Mandela lo define así: ¿fue un sueño o realmente sucedió? Uno se empieza a cuestionar todo. ¿Tomé la decisión correcta, valió la pena mi sacrificio? En la soledad no hay nada que te distraiga de esas preguntas agobiantes.

El país  anhela una salida, quiere creer en la posibilidad de un gran acuerdo, estará entonces en el alma de los que asisten a México interpretar los anhelos reales del pueblo y claudicar sus ambiciones personales, que hasta ahora lucen reducidas a unas cuantas alcaldías y gobernaciones.

La libertad de los presos políticos, la ayuda humanitaria, el covid-19, son una urgencia en  Venezuela, no debe existir un evento que anteceda la atención a la enorme crisis social, de lo contrario seguiremos harando en el mar,  y llenando las hojas del libro negro con la vida y la sangre de nuestro hermanos, hasta que nos corresponda en carne propia.

@Jufraga12


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