A nivel de la globalización, por ejemplo, el lado oscuro de la política se puede observar en la emergencia sanitaria sin precedentes en el mundo, muchos gobiernos estratégicamente están aplicando medidas desde el despliegue de ejércitos y drones para controlar y someter espacios públicos, hasta la ampliación del control digital a través de la tecnología de reconocimiento facial.

No estamos en guerra. Sin embargo, la narrativa utilizada por muchos de los líderes políticos, al igual que las medidas que han tomado, parecerían revelar todo contrario. Ahora bien, son estas políticas conformes y necesarias para atacar y responder de manera efectiva al covid 19 o los gobiernos del mundo se estarán aprovechando esta crisis sanitaria como una medida para imponer intrínsecamente nuevos métodos de control social masivo de poblaciones. ¿Qué ocurrirá si estás medidas se vuelven permanentes cuando disminuya la pandemia?

En Venezuela, la política pasa por una situación de crisis manifiesta. Es visible su degradación. La conducta de algunos dirigentes, que han accedido al manejo de lo público es muy cuestionable. Es el aprovechamiento del poder con la mayor insolencia posible. La corrupción ha alcanzado los más altos índices de descaro. Una muestra de esa descomposición es el manejo de los recursos destinados a los programas de alimentación escolar, hoy la desnutrición en los niños alcanza niveles de escándalos.

Y mediante el abuso de poder también y en ejercicio de la política, se han hecho los fraudes electorales, se han cometido injusticias sociales, centenares de violaciones a los derechos humanos, se han saqueado los hospitales, se han asegurado los contratos necesarios para el enriquecimiento de unos pocos. Incluso algunos gobiernos regionales y municipales se pudieran estar convirtiendo en agencias de negocios a fin de garantizar la reposición de lo que invirtieron en sus campañas los elegidos. Todo eso sucede con la complicidad de los organismos de control, que son piezas del engranaje de los políticos venezolanos.

El lado oscuro de la política siempre será movido por una crisis económica, en el caso venezolano podemos observar algunos indicadores, es decir, los índices macroeconómicos del país son muy malos, son rojos rojitos; otro ejemplo, hiperinflación, déficit fiscal, alto desempleo…entre otros. Venezuela transita por una realidad incoherente, a diario se habla de una economía socialista, que no es más que en la práctica un capitalismo salvaje, pero, la contradicción dentro del paradigma marxista es que el gobierno de Maduro ha utilizado abiertamente sus propias fuerzas de dominación para apuntalar una poderosa y pequeña clase social emergente, dueña de las grandes decisiones económicas en el país.

Las revelaciones que trae el lado oscuro en la política en el país son tan complejas, según nuestros análisis ha activado los problemas existenciales, psicosociales, angustias y desesperación, tensiones desequilibrios emocionales entre los miles de venezolanos, además, estos análisis reflejan 85% de la población venezolana aspira a un cambio político, incluso un grupo significativos de chavistas desean que se vaya Maduro, no obstante, es fácil decirlo, difícil es creerlo.

En la dinámica del lado oscuro de la política se ha configurado como un riguroso problema la ingobernabilidad y éxodo, movido por posturas antidemocráticas e ideológicas. Maduro ha demostrado, en años de gobierno, no sólo una grave inexperiencia que se articula impermeabilidad ante las realidades del poder, que le impide ir alcanzando esa práctica que le falta, y aprender cada día el difícil oficio del gobernante… pero, se maneja muy bien del lado oscuro de la política.

 


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