Hace exactamente 80 años Gran Bretaña sufría el “Blitz”: los constantes bombardeos de sus principales ciudades y puertos por parte de la Luftwaffe (la Fuerza Aérea del Tercer Reich) desde septiembre de 1940 hasta mayo de 1941. Lo explicamos en los últimos artículos que dedicamos a analizar la Batalla de Inglaterra en los meses de julio a octubre de este año, en el marco del gran proyecto de revisión historiográfica y cinematográfica de la Segunda Guerra Mundial (SGM) que llevamos a cabo y esperamos seguir semana a semana hasta el año 2026. Fue en este período que el Reino Unido dio los primeros pasos para una estrategia que buscara la derrota de la Alemania nazi y entre ellas sabía que el mejor medio para lograrlo sería la destrucción de su capacidad industrial. No bastaba con mantener el bloqueo marítimo por medio de la Royal Navy de la Europa ocupada y más aún cuando los submarinos alemanes amenazaban las vías de abastecimiento de las Islas británicas (tema al cual dedicaremos los dos próximos artículos), se tenía que atacar a Alemania. Liberar Europa era un imposible para 1941 e incluso 1942 (lo demostraría el intento de desembarco en Dieppe) porque se debía conformar un gran ejército y el Reino Unido no estaba en capacidad. El único medio en este sentido sería el bombardearla y al mismo tiempo ir dominando los cielos para así facilitar la muy lejana invasión del fuerte europeo nazi.

El Frente Occidental de la SGM, entendiendo por tal todo lo que está al Oeste y Norte de Alemania, se trasladaría – una vez que fue finalmente ocupado en junio de 1940 con el Armisticio francés – a toda la costa europea que va desde Noruega hasta la frontera con España. De modo que a partir de este momento las batallas en dicho Frente serían aéreas hasta el desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944, siendo la primera la famosa Batalla de Inglaterra que marcó el límite del expansionismo germano en esta área. Poco a poco el Nuevo Orden Nazi fue construyendo todo un sistema de fortalezas y trampas que impidieran un desembarco y que hicieran desistir al Reino Unido de esta idea. No quedaba otra que intentar probar las teorías sobre el uso del poder aéreo que surgieron a finales de la Primera Guerra Mundial e ir creando toda una nueva tecnología junto a las tácticas de combate para lograr tres objetivos: la destrucción industrial del enemigo, quebrar su voluntad de seguir luchando y la supremacía aérea.

Todo esto es lo que se ha llamado la Campaña de Bombardeo (1940-44) que inició el Mando de Bombardeo de la Royal Air Force (RAF) para después unírsele la octava Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) desde los primeros meses de 1942. En mi caso fue el tema que más me fascinó sobre la SGM en mi niñez y adolescencia debido a que mis hermanos construían maquetas de aviones a escala y uno de ellos compró la monumental (18 tomos) Enciclopedia Ilustrada de la Aviación (1982-86) de la editorial Delta la cual “devoré”. Gracias a dicha obra comprendí que fueron dos batallas simultáneas: “La Campaña de Bombardeo” explicada en el tomo 6 y “La Ofensiva del Oeste” en el tomo 4 que no es otra que la acción de los cazas para doblegar a sus homólogos de la Luftwaffe (desde la perspectiva de esta última ya hemos citado la obra de Cajus Bekker). Antes había alimentado esta pasión con muchos documentales que trataban el tema (por no hablar del juego de Intelevision: “Bomber B17” de 1982) porque su desarrollo cinematográfico siempre lo he considerado bastante mediocre hasta que apareció Memphis Belle (M. Caton-Jones, 1990) y esperamos la serie producida por Tom Hanks que no termina de ser estrenada: The Mighty Eighth. La mejor obra historiográfica reciente es la del historiador británico Richard Overy, 2013, The bombing war: Europe 1939-45 y en ella nos basamos principalmente.

A diferencia de la Luftwaffe que asumió desde su creación (1935, sin olvidar toda la experiencia de la Primera Guerra Mundial) el bombardeo en picado y táctico (ataques en torno a la línea del frente) como su gran paradigma en la guerra aérea; la RAF consideró el bombardeo estratégico (aviones pesados con gran autonomía y capacidad de llevar mayor carga de bombas) como un arma fundamental para vencer en las guerras desde la misma fundación de este cuerpo el primero de abril de 1918. De esa forma al inicio de la SGM poseía un Mando de Bombardeo con 33 escuadrones la cual tenía el mayor número de aviones de la RAF: casi 500 conformados por los bimotores: Wellington, Whitley y Hampden; debido a que los cuatrimotores estaban en diseño, construcción y prueba (desde agosto y octubre de 1940 comenzaron a ser usados los primeros: Stirling, Manchester y Halifax; aunque eran muy pocos). Pero su enemigo lo triplicaba en bombarderos y cazas. (AA.VV., 1982, “La Campaña de Bombardeo” en: Enciclopedia Ilustrada de la Aviación. Tomo 6).

Desde que se dieron los primeros bombardeos de ciudades u objetivos en medio de la población civil en la Primera Guerra Mundial, se ha debatido sobre la moralidad de dicha acción militar. En general es un tema que nunca ha perdido vigencia y cada vez que se discute sobre el bombardeo este aparece. En el período de entreguerras se acordó entre las naciones no llevarlo a cabo pero el principio fue violado en varias ocasiones: La invasión italiana a Etiopía en 1935 y la Guerra Civil Española (1936-39) con la terrible y famosa destrucción de Guernica (en la película reciente homónima (Koldo, 2016) la acción es recreada perfectamente con la clara intención de realizar una condena moral y la trama es bastante floja). Un mejor tratamiento en parte es el del documental sobre la vida de Robert MacNamara ganador del Óscar: The Fog of War (Errol Morris, 2003).

El Presidente Franklin Delano Roosevelt a principios de la SGM exigió a los países en conflicto no atacar poblaciones civiles, por lo que la RAF solo bombardeó puertos pero también hubo otras razones como fueron sus problemas técnicos de identificación de objetivos. Es por ello que bombardearán de día pero cuando sufren graves pérdidas (la mitad de 22 Wellington) el 18 de diciembre de 1939 en la “Batalla de la ensenada de Heligoland” buscarán hacerlo de noche. En el caso de la Luftwaffe lo hizo en septiembre de 1939 pero bajo la excusa que Varsovia era una ciudad que resistía, el caso de la destrucción de Rotterdam está en debate (se señala que fue un error), París no fue bombardeada ni ninguna otra ciudad occidental. Todo cambió en septiembre de 1940 cuando por error cayeron unas bombas sobre Londres y ante la retaliación de la RAF Hitler decidió “arrasar” las ciudades británicas dando comienzo al Blitz que para Richard Overy fue el primer ensayo de bombardeo estratégico tanto de industrias como ciudades pero que no terminaría venciendo al Reino Unido.

Durante la Batalla de Francia (mayo-junio de 1940) y la de Inglaterra (julio 1940 a mayo de 1941) la RAF y la Luftwaffe respondieron a los bombardeos como un duelo, una retaliación a cada golpe sin tener un plan estratégico. Aunque entre mayo y junio atacaron objetivos no relativos a la línea del frente como industrias en el Ruhr y del norte de Italia cuando esta les declaró la guerra. Y para impedir la invasión de Gran Bretaña la RAF desarrolló una campaña por medio del constante ataque a los puertos donde se concentraban las barcazas y la flota de desembarco alemana. Fue un objetivo que lograron, además de la victoria de los cazas en conservar la supremacía aérea sobre las islas británicas y de esa manera el Tercer Reich abandonaría sus planes de ocupación y se dedicaría a un bombardeo sistemático. La Luftwaffe al no tener aviones capaces de llevar a cabo ataques estratégicos no lograrían reducir significativamente la producción y mucho menos la moral inglesa, aunque la destrucción en vidas y viviendas fue numerosa: más de 40 mil fallecidos y un millón de hogares.

En los meses de noviembre y diciembre de 1940, especialmente con el bombardeo de Conventry (Gran Bretaña) el 14 de noviembre, nacería el llamado “bombardeo de zona” o “convetrizar”. La idea era concentrar el lanzamiento de bombas en zonas civiles para lograr la máxima destrucción posible y de esa forma el mayor golpe a la moral de la población civil. La SGM adquiría sus formas más brutales de desarrollar el conflicto en lo relativo al combate en los frentes y no en relación al genocidio nazi. Para el Mando de Bombardeo de la RAF fue la solución ante su incapacidad técnica temporal de ser más precisos en destruir los objetivos. Y sirvió como venganza a los ataques de sus ciudades en el Blitz. De esa forma comenzó a incrementarse el número de bombarderos por raid, pasando de 50 a 100 en promedio e intentando ir superándolos. La Luftwaffe a su vez organizó los primeros escuadrones de defensa en la caza nocturna En estos meses simultáneamente los cazas de la RAF se dedicarían a buscar de día a los cazas alemanes sobre Francia dando los primeros pasos del largo camino hacia la supremacía aérea Aliada sobre Europa.


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