Mariano Picón-Salas

 

Podría afirmarse que la puesta en marcha del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba) en 1965, trajo consigo una consideración inédita de la danza escénica como sector.  Fue el primer organismo rector de políticas culturales públicas en Venezuela, llamado a establecer un nuevo modo de relación entre los creadores y el Estado, basado no en  concepciones asistencialistas y eventuales, sino a través de proyectos concebidos para su desarrollo en el mediano y largo plazo. Su creación,  propuesta ante el Congreso Nacional en 1959,  buscaba el inicio de una etapa distinta en el desarrollo cultural del país.

El establecimiento del Inciba se concretaría bajo la inicial responsabilidad de Mariano Picón-Salas, quien en momentos políticos y sociales convulsos advertía, tal y como lo dejó registrado Diego Arroyo Gil: “Para ser cultos hay que realizar previamente cierta ascesis o gimnasia del alma, hacer que las palabras y los conceptos no pesen demasiado, y más que con la tosca piedra del gigante, del Goliat pesado, soberbio y resentido, es necesario convencer con la flecha del arquero”.

Como consecuencia de decisiones administrativas, que se enmarcaban dentro de lineamientos orientados al desarrollo de la danza escénica, el novísimo Incibaadscribió administrativa y artísticamente  a las instituciones preexistentes Danzas Venezuela, Ballet Nacional de Venezuela y Teatro de la Danza Contemporánea. Creó además las primeras instancias burocráticas oficiales dedicadas al tratamiento de la de formación, estimulo a la creación y difusión de la danza artística venezolana.

Danzas Venezuela, entidad que sustituyó al Retablo de Maravillas en 1958, dependiente del Ministerio del Trabajo, fue llevada a la jurisdicción del Inciba, en lo adelante bajo la conducción artística de Yolanda Moreno junto a Manuel Rodríguez Cárdenas, quienes orientarían sus acciones hacia una danza esencialmente escénica inspirada en los mitos y tradiciones venezolanos, logró a partir de entonces masiva penetración social  a través de giras artísticas por todo el país y presencia constante en el medio televisivo, además de resonante proyección mundial.

Ballet Inciba

Rubén Monasterios, en tanto que crítico de artes escénicas y psicólogo social, analizó las características del género cultivado por Danzas Venezuela, llamado nacionalista y sus repercusiones colectivas: “Yolanda Moreno identifica  su estilo como nacionalista, el cual define como una modalidad danzaria que toma los temas del pueblo y los enaltece mediante una técnica propia para convertirlos en expresiones teatrales de alta calidad universal, sin perder identidad popular”.

A su vez, Elías Pérez Borjas resaltó las especiales características que como creadora hallaba en Yolanda Moreno: “Si analizamos cualquiera de sus obras encontramos una sólida estructura, un conocimiento del espacio, de la utilización de la música, su escogencia, su proceso de adaptación a la idea coreográfica. Un conocimiento del gesto, de la ciencia popular que determina un concepto sólido y coherente. Reconozco en Yolanda Moreno a uno de los coreógrafos más sólidos de la danza nacional”.

A finales de la década de los años sesenta, se crea el Ballet del Inciba como resultado de la separación del Ballet Nacional de esta institución. La compañía creada en 1957 por las hermanas Irma y Margot Contreras, se había constituido en referencia de la danza clásica y neoclásica en el país. “Al fin un buen ballet”, escribió José Ratto-Ciarlo sobre los alcances de la agrupación.

El trabajo de Graciela Henríquez como bailarina y coreógrafa invitada, así como el de Maruja Leiva, Norah Parissi y Vinicio Leira, entre otros creadores emergentes, bajo la dirección de Elías Pérez Borjas, supuso para el novedoso Ballet del Inciba una singular experiencia creativa enmarcada dentro de los parámetros de la modernidad en la danza. Rubén Monasterios valoró a la naciente compañía desde los novedosos métodos de creación coreográfica que exploraba la agrupación: “Presenta una noción nueva en Venezuela del procedimiento creativo en la danza. Básicamente consiste en un trabajo de equipo en el que cada uno de los bailarines tiene la posibilidad de ocupar el rol de creador fundamental de la danza, es decir, de coreógrafo”.

Sonia Sanoja Danza Contemporánea

El Ballet del Inciba, al ser fusionado con el Teatro de la Danza Contemporánea, fundado y dirigido por Grishka Holguín en 1964, se transformaría a comienzos de los años setenta en la Compañía Nacional de Danza, de corta existencia por presuntas contradicciones en sus objetivos, bajo la dirección general de Pérez Borjas y la artística de Holguín, que reunió en su seno a un nutrido grupo de destacados bailarines clásicos y contemporáneos.

La figura de Sonia Sanoja significó también un factor protagónico en la gestión de la danza, tanto administrativa como en la artística, del Inciba.

El instituto promovió también la creación de una Escuela Nacional de Danza, a través del cual de ensayó un diseño curricular con una visión integrada de la danza tradicional popular escénica, la danza académica y la danza contemporánea.

La creación del Inciba marcó un hito en la formulación inicial de políticas culturales en Venezuela. En sus primeros tiempos, la danza escénica recibió un apoyo institucional oficial sin antecedentes. Conflictos y desencuentros, paro también visionarias experiencias artísticas, orientaron este controvertido ejercicio.

 

 


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