I

Soy la menor de mi familia. Eso quiere decir que todos mis hermanos son mayores. Los que tienen hermanos saben que no me equivoco cuando digo que son los amigos que Dios le manda a uno.

La vida me ha dado otros hermanos mayores a los que adoro y que están conmigo en las buenas y en las malas. Son más que amigos.

De todos he aprendido, de los de sangre y de los del alma. A todos los admiro.

Mi hermano mayor moldeó mi gusto por la música. Comparto con él todo ese soundtrack que él escuchaba de adolescente y que retumba en mi cabeza desde pequeña. Mi otro hermano mayor es el consentidor. El de mirada seria pero abrazo franco. Mi hermana mayor es mi mejor amiga, mi compañera de aventuras.

Mis hermanos colegas me enseñan, me apoyan. Compartimos el amor por la profesión, por el quehacer periodístico; compartimos lenguaje, experiencias, subidas y bajadas.

II

No sé lo que es ser hermano mayor pero imagino que con el “cargo” viene implícita la tarea de proteger. También la de dar ejemplo y la de acompañar. La de abrir caminos, la de planear travesuras como autor intelectual. Esa es la idea romántica del asunto.

Pero cuando uno tiene un hermano mayor como Raúl Castro, no sé si se aplican estas cualidades.

Lo cierto es que Nicolás lo considera su hermano mayor y por eso hay algunos que están pegando el grito en el cielo. No entiendo la sorpresa, de verdad.

Tampoco me escandalizo al leer la noticia de que el ilustre embajador de la isla va a formar parte del Consejo de Ministros del régimen. No es que haya perdido mi capacidad de asombro, sino que es sencillamente hacer visible lo evidente. Como inventar el agua tibia, pues.

Y de paso distraer a la audiencia.

III

Cuando estuve haciendo la investigación para el documental Chavismo: la peste del siglo XXI escuché hasta el cansancio el discurso del difunto allá en La Habana en 1994. Ese era su norte, entregarse al padre Fidel, como el progenitor que siempre quiso tener, y no el que tuvo.

Nada tienen que ver estos hermanos mayores, esta hermandad que pregona Nico con los dictadores que han sometido a una población por más de 60 años con mis hermanos mayores.

Estos son una vergüenza. Estos no son un ejemplo sino de malas conductas. Estos son torturadores, mentirosos, ladrones, malvados. Y a ellos se entregó. Tenemos 20 años siendo el apéndice de Cuba, ¿por qué creen que vamos a dejar de serlo ahora?

El régimen maduchavista es hermano del alma del régimen cubano. Copia las torturas, las estrategias, las tácticas de inteligencia, las prácticas de persecución. Pero además, el de la isla chupa la sangre, se alimenta del venezolano y pretende arrodillarlo hasta aniquilarlo.

El error ha sido subestimarlos desde el principio, no darnos cuenta de que esto ha sido un plan exitosamente ejecutado.

Y hay que quitárnoslo de encima. Con hermanos como esos ni a misa.

@anammatute


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