Para todos los oficiales del Ejército venezolano, en cualquier situación, va dirigido especialmente este desarrollo. Son quienes van a procesar mejor este texto por los recuerdos, por lo tosco de sus referencias y porque al final de este mal teatro que lleva 25 años, son ellos en prioridad quienes tendrán la mayor carga de responsabilidad en otra obra que ya no será de teatro sino de realidad y que no se llamará Brazalete Blanco y sí, Cambio Político.

De esos tiempos de señor oficial alumno (SOA) en la Escuela Superior del Ejército siempre surgía una jodedera que se arrastraba entre los cursantes cuando alguien se iba por un farallón y lo reprobaban en un examen de alguna asignatura por haber estudiado con una referencia equivocada. Siempre le decían que había estudiado con el guacho de Eurresta. Esa chanza tenía asentada en los pupitres del instituto desde bastante tiempo atrás. Las notas manuscritas, chuletas o ayudamemoria para estudiar tienen un calificativo en las Fuerzas Armadas de guachos que es una españolización de Watch Up.

La orden de operaciones que presentó el fiscal general del régimen Tarek William Saab para denunciar la última conspiración con la que se ha sindicado a un grupo de personas civiles y militares, es obvio que fue redactada por militares con grandes vacíos académicos y doctrinarios. Una auténtica piratería que no vale la pena desmontarla en todas y cada una de sus partes para desnudarla y presentarla como lo que realmente es: un guacho de Eurresta. Una auténtica piratería.

Para que una orden de operaciones sea creíble y viable debe estar ajustada doctrinariamente. Es decir, tener armonía en la forma y en el fondo. En la forma debe estar estructurada con base en los 5 párrafos a que remiten los manuales: 1. Situación 2. Misión 3. Ejecución 4. Administración y Logística y 5. Comando y Comunicaciones. Con el documento que se presentó a los medios en lo que se observó parcialmente en las cámaras con la incoherente exposición del fiscal hay una apariencia que atiende a la forma que remiten los manuales de operaciones con el detalle que no es Orden de Batalla como debe identificarse esa parte y sí como la Organización para el Combate. Y de fondo lo más importante es que atienda a la misión y al concepto de la operación que expidió en su momento el comandante de la operación en su puesto de comando. Eso es lo que la hace creíble. Y sobre todo viable.

Mientras ese documento no se ejecute, mantiene su denominación de plan, que se activa y empieza a calificarse como orden cuando se presentan cualquiera de los supuestos contenidos en el párrafo 1. Situación aparte d. Suposiciones. Como se remite a la ocupación de un cuartel en San Cristóbal y a la sustracción de un armamento, eventos que han debido ser parte de las condiciones y supuestos que no ocurrieron, el fiscal ha debido referirse al documento siempre como un plan. Allí ha debido llevar rojo del bueno el expositor, en la calificación que le hace cualquier docente de la facultad a la desatinada y enmarañada exposición oral. En cierta forma es razonable, Tarek no pasó por una escuela de guerra y eso es un tema muy técnico y específico. El fiscal en la lamentable explicación de esa parte ayuna de vocatac (Vocabulario Táctico) ha debido transferirla a un militar, en especial al ministro de la Defensa, quien es infante, para que lo auxiliara.

Montar un plan desde el régimen con toda una estructura doctrinaria e incluir en el párrafo 3. Ejecución en el subpárrafo misiones a las unidades subordinadas o en el correspondiente a las instrucciones de coordinación, cualquier nombre civil o militar que le sea incómodo y perturbador al régimen para asignarle misiones unilateralmente que incriminen y desde allí diseñar una acusación judicial es lo más fácil. Se pueden incluir algunos profesionales retirados, otros que estén en situación de actividad a los que se les haya sustanciado previamente un expediente dentro de la eficiente maquinaria de inteligencia de que dispone el régimen y en ese grupo van de ñapa los civiles más irritantes e inconvenientes aún, a los que hay que desmovilizar y desconectarlos de la opinión pública. Ese aparte es el equivalente al falso positivo que hacen algunos cuerpos de seguridad del estado y hasta unas unidades militares de construir escenas de enfrentamientos y sembrar las evidencias correspondientes en operaciones para ejecutar extrajudicialmente a inocentes. Allí es donde está montada ya la conspiración. Como guinda le colocas además un brazalete blanco y listo. No hay ninguna diferencia entre un paredón de fusilamiento en pleno campo de batalla y el fusilamiento moral con pelotón y tiro de gracia en que se asumió Tarek. Lo demás es la puesta en escena, que es lo que ha hecho de manera dramática y calamitosa el fiscal poeta cuando ante las cámaras ordenó disparar. Nadie en su sano juicio, con dos dedos de frente y sabiendo cómo se bate el cobre en el régimen y sus organismos de inteligencia y de justicia en eso de diseñar, sustanciar y decidir expedientes para la oposición, va a elaborar un plan para derrocar el gobierno y lo va a mantener tirando papaya en la sala de su casa a la vista de todos, con nombres y apellidos de los conjurados, con mapas, con gráficos y con instrucciones al detalle donde solo faltaron las claves de las tarjetas de créditos.

La chapucera escenografía de la operación Brazalete Blanco fue eso, un teatro torpemente montado con un documento apócrifo, básico de los procedimientos de Estado Mayor, mal redactado, desarticulado doctrinariamente de lo que se enseña en una escuela de Estado Mayor en unas materias denominadas Redacción y Documentación Militar, Estado Mayor y Operaciones. El acto y el documento fueron una auténtica piratería. Cuando la chuleta en Los Pinos (la antigua Escuela Superior del Ejército) llevaba piquete al revés y te ocasionaba hasta la expulsión se calificaba como un guacho zurdo. Un guacho de Eurresta listo para ser registrado en la Biblioteca Nacional después del control de daños.

Tarek con su Brazalete Blanco, la orden de operaciones y su desastrosa exposición; y el ejercicio de su Fiscalía ha debido graduarse de abogado con una chuleta muy parecida a la que usó en ese entonces el mayor Hugo Rafael Chávez Frías en la Escuela Superior del Ejército cuando lo reprobaron en el curso de Comando y Estado Mayor al usar el guacho zurdo de Eurresta. Tan guacho zurdo fue, que la escuela ya es historia y la desapareció siendo presidente para evitar ese mal recuerdo.

Como se decía de entrada, este texto va de prioridad para oficiales del Ejército.

 


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