El sustantivo gobierno se ha utilizado para expresar el poder que tiene una persona sobre otra en sentido de obediencia y al gobernado todo aquel que está sometido a una autoridad, pero ¿quién no lo está? Todos en mayor o en menor medida lo estamos.  En términos aristotélicos “…unos mandan y otros obedecen…”, los que dan órdenes y quienes las ejecutan, jefes y empleados, gobernantes y gobernados, como nos dice Duverger.

Pero, en este artículo referido a cómo es el gobierno, en un Estado al que apellidamos Ciudadano, lo vamos a trabajar desde una visión política: de dirección, con la metáfora griega de la nave y la conducción a buen puerto, quiere decir, que quien gobierna dirige a un lugar seguro, a salvo. Entonces es quien lleva el timón de la nave: el timonel.

Entonces, la pregunta es ¿qué dirige?, ¿cómo orienta?, ¿al capricho del gobernante o lo que establezca el régimen político? Responder significa establecer que debe atender al marco político y legal existente. En tiempos de los monarcas dirigía uno solo, pero ahora en tiempos de república, del latín res-pública, cosa pública, populus que significa pueblo, se gobierna con el pueblo, si es una república democrática se hace en función de esos valores y si es una dictadura sin derechos para nadie.

La otra pregunta es ¿a quién se gobierna?, al ¿territorio?, al ¿Estado? En el desarrollo de su concepto de la “gubernamentalidad”. Michael Foucault nos dice que gobernar no es lo mismo que reinar, mandar o hacer leyes, explica que gobernar tiene una especificidad y entra a analizar que las relaciones de poder e institucionales son problemáticas y artificiales, para concluir que “(…) nunca se gobierna un Estado, nunca se gobierna un territorio, nunca se gobierna una estructura política. Los gobernados con todo son gente, hombres, individuos, colectividades. Cuando se habla de la ciudad que vive sobre la base de la pañería se da a entender que la gente obtiene su sustento, su alimentación, su recurso y su riqueza de la industria de los paños. No es entonces la ciudad como estructura política, sino la gente, los individuos o colectividad. Aquellos a quienes se gobierna son los hombres (…)”. En este sentido, cuando se habla de un pueblo de pescadores el que gobierna debe potenciar ese sector como pesquero, para mejorar la vida de sus habitantes.

En otro orden de ideas, Pedro Medellín plantea que la tarea del gobierno es la construcción de hegemonía, en términos gramscianos de base social, nos dice “(…) es la tarea que busca hacer confluir los intereses particulares hacia un interés colectivo definido por él mismo y no obtener para sí la ascendencia y el control político de la sociedad y el Estado que gobierna (…)”.  En efecto, ese es otro rol del gobierno ejecutar las acciones que la sociedad necesita para que pueda estar en armonía con ella.

Con esta explicación podemos decir que gobierno es la recta y justa conducción de los hombres, de sus almas, para llevarlos adonde ellos desean, quieren, anhelan… produciendo satisfacción y felicidad en ello.

Pero, cuando hablamos de gobierno hablamos de poder, de la lucha por el mismo, de autoridad y de liderazgo, principalmente, en la confrontación y el conflicto político que ello implica: presentar las ideas, (la lucha de la humanidad son las ideas) tanto en la arena bélica como en la confrontación democrática, lo que podemos llamar el arte de gobernar.

Gobernar definidamente es un arte. Requiere de vocación, inspiración, intuición, claridad de pensamiento, coordinación y versatilidad en la toma de decisiones, capacidad de expresión y comunicación. ¡Es como mucho! Pero es.

En tiempos antiguos de conquistas y ocupación de territorios extranjeros, la discusión era ¿si los destruían? si ¿se radicaban? o si ¿los dejaban regir por sus leyes? El gran pensador del arte de gobernar Nicolas Maquiavelo, mediados de siglo XV, una Italia gobernada por familias, los grandes burgueses: Los Medici, Borges y Albizzi… luchaban, con los condotieros, mercenarios, por el territorio, riqueza y sometimiento, asesoraba a acerca de cómo gobernar en esas circunstancias: si los príncipes están muy cerca de los gobernados pierden autoridad y los que son demasiado lejanos pierden aprecio, si era mejor ser amado o temido; uno de los consejos más profundos y controvertido de este pensador es cuando le dice al príncipe que: no debe preocuparse por ser cruel si eso es para mantener unidos a sus fieles.

Pero lo que sí debemos tener presente es que quien gobierna debe hacerlo para el beneficio de sus gobernados, sea república, monarquía, dictadura o democracia.

Ahora, el punto álgido está en ¿cómo se gobierna? Desde la ¿derecha o la izquierda?, ¿uno sólo?, ¿con o sin libertad?…

Hoy en día tenemos mixturas de monarquías republicanas y hasta democráticas de países como el Reino Unido, Suecia, Noruega o Repúblicas Federales Parlamentarias como Alemania… son regímenes, que yo llamo, puros porque después quienes los gobiernan, quienes ganan las elecciones, adoptan el estilo de su partido político de derecha o de izquierda. En comparación con el caso de las repúblicas de Venezuela, Nicaragua y Cuba donde la república ha quedado diluida con la fuerza del ejecutivo y lo que realmente existen son autocracias.

Entonces, hablamos de estilos para ejercer el gobierno. Es la idea o ideología por el que esas almas, en democracia votan. El problema está, como hemos hecho referencia en otros artículos que la tendencia de estos tiempos es que se utiliza la democracia para llegar al poder y después se emplean mecanismos anti democráticos para mantenerse.

Por ello es importante analizar los diferentes estilos de gobernar llámense participativo, liberal, representativo, populismo, totalitarismo, caudillismo, clientelismo o personalismo; lo cual haremos en el próximo artículo.

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@carlotasalazar

 


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