Cada sociedad los reproduce en alguna coyuntura. Es como la reedición de sus atrocidades, suministradas por cápsulas que cada uno administra. Una enfermedad que permanece al acecho, esperando la oportunidad de quitarse el antifaz. La Venezuela atormentada por su pasado, colmada de hegemonías, retorna con la abusiva realidad que soportamos. Este régimen venezolano absolutamente lesivo a los intereses nacionales, asume nuevamente su talante dictatorial para presentarnos una ley antibloqueo que buscó inspiración en un atajo jurídico que ejecutó Adolfo Hitler en la Alemania de 1933.  Luego de haber mandado a incendiar al Parlamento, creó una habilitante que le daba poderes absolutos. De esta forma asesinaba de un certero cuchillazo a la Constitución y su República, hecho disfrazado de una aparente legalidad. Años después el planeta observó horrorizado cómo el sátrapa austriaco mordía en la yugular a la especie humana.

Lo que ocurre en Venezuela tiene el mismo tufillo. Es darle licencia a Nicolás Maduro para que arrase con los recursos del país. El absolutismo para que un monarca haga y deshaga con un Estado asaltado por ellos. Un hombre lleno de poderes que no rendirá cuentas ni siquiera a su séquito. Significa la instauración de la impunidad como política de Estado. Un voraz gobierno que pretende arrasar con lo poco que queda.

El erario público en manos de los principales saqueadores de la historia, sin ningún tipo de control, si bien lo hemos vivido todos estos años, esto simboliza una etapa superior de impunidad. Venderles la nación a sus aliados totalitarios para que usufructúen nuestras riquezas con el fin de sostenerse en la complicidad del delito. La subasta del país será entre los socios que beben en los afluentes del narcotráfico internacional.

La voz a cuello de la dictadura venezolana en desesperada convocatoria para que vengan sus aliados por su cuota del botín. Es la última etapa de la operación saqueo. Los preceptos del derecho le son incómodas. Ese traje de principios no le sirve a quien anhela gobernar a rienda suelta, los regímenes totalitarios son la esencia malévola de las aberraciones, lo de acá es raspar todo lo que se pueda, atragantarse del último dólar para emprender la huida. Como cándidas damiselas se ofrecen al imperio chino.

¿Quién es el traidor? Viven enrostrándole a la oposición la sumisión ante poderes exógenos, cuando son ellos los lacayos de cuanto régimen totalitario exista. Estamos en presencia de un golpe letal en contra de un sistema en extremaunción.

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@alecambero 


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