fiscal de la CPI
Foto: Archivo

Desde Bogotá, recibido con honores hieráticos y excedidos rituales de atenciones; asegurando haber sido invitado por el castrismo-venezolano, se estrecharon manos mascarilla en cara, como si se avergonzaran mutuamente en encuentro entre investigador e investigado. Ambos con expresiones ocultas, como corresponde en un país asolado por el coronavirus y otras plagas, y sobre el cual tiene ya, en su despacho de La Haya, Holanda, sede de la Corte Penal Internacional, cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, guerra, agresión y lesa humanidad; reposa un grueso y amplio expediente rebosante de casos por infracciones y violaciones de los derechos humanos, datos irrefutables de abusos y arbitrariedades, evidencias incuestionables por detenciones arbitrarias, testimonios desgarradores de espantosas torturas físicas y psicológicas, todas investigadas en profundidad y detalle.

Vino a ver qué pasa, en su criterio, para decidir después si, a pesar de la documentación aportada, hay motivos para abrir una investigación contra el oficialismo y sus entuertos. Porque existen esfuerzos de idiotas, perjuros, ingratos, sinvergüenzas, traidores a la ciudadanía, a la democracia, libertad y justicia que plantean mercantilizar ¡cobrar caro! la impunidad. ¿Es esta vomitiva y asquerosa propuesta que negocian?

Su homólogo de Venezuela atiborró a su antecesora y luego a él de legajos, pergaminos, escritos y explicaciones que en apariencia no produjeron el resultado esperado, y luce como encargado de atenderlo con finuras y obsequiarle delicadeces de bodegones boliburgeses; rendirle reverencia, cuenta y esclarecimientos. Y como se expresara: “la reunión se realiza con el fin de fortalecer estas ‘relaciones de cooperación’ en materia de derechos humanos y reafirmar el compromiso con la Corte Penal Internacional (CPI)”. Por ello, está previsto visitar celdas del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Sitios ya visitados en el pasado por personal de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Allí encontrará marcas de maquillajes, ambiente perfumado, retocado y colorete a montón.

Nada conviene más a la pervivencia de la verdad que la censura. Presos políticos famélicos, atormentados, olvidados, lastimados, enfermos, abandonados y muertos serán difíciles de explicar, aunque los zarandeen, escondan, disimulen, pinten cárceles y pongan clavos nuevos. El hecho mismo de que existan encarcelados por causa política civiles y militares, familiares difíciles de callar que gritan justicia; abogados vociferando violaciones al debido proceso de manipulados y enmarañados juicios; personalidades como Tamara Sujú, Lilia Camejo, Omar Mora Tosta, entre muchos otros, constituyen una situación casi imposible de ignorar, así como exiliados, desterrados y quienes huyen despavoridos en busca de una mejor calidad de vida que les niega su país.

Eso, sin contar la presión internacional que sin duda existe. El castro-madurismo ya no es cosa interna, ni de lejanía. El venezolano se ha convertido en un asunto de conocimiento y preocupación mundial, quizás algunos países estén lejos e intranquilos por otras cuestiones. Sin embargo, estando involucrados con quejas, denuncias e incluso enjuiciamientos en países de primer orden y justicia implacable que no olvida, como Estados Unidos; la dictadura pragmática de Rusia, regímenes conocidamente injerencistas como Cuba, vecinos organizados y con prestigio como Colombia, Brasil y hasta la propia Unión Europea

Los ciudadanos de modales éticos, principios morales y buenas costumbres ciudadanas, con ilusión y esperanza en la justicia, confían en que prevalecerá la verdad. La realidad es que, el régimen castrista no podrá meter gato por liebre, ni intercambiar presos políticos por políticos presos. Absurdo pretender ocular el exilio obligado, encubrir la corrupción por honestidad y decencia. El informe preliminar no tiene posibilidades de engavetarse ni ser engavetado en la inopia, está claro, en Venezuela se contravienen, trasgreden y quebrantan derechos humanos y cometen crímenes de lesa humanidad, en un ambiente impune porque la justicia obedece sumisa y descarada a la dictadura castrista.

¿Se reunirá el fiscal con abogados y familiares de los casi 300 presos políticos del régimen, con tapabocas o sin él? Si así lo hiciere, su visita seria histórica, en Venezuela no se garantiza el derecho a la vida.

@ArmandoMartini


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