Captura de pantalla de un parto de morochos que un grupo de mujeres comenzó a atender en la calle, porque el hospital no tenía insumos

Es inaceptable la conducta indolente por parte del Estado ante la crisis de los servicios de salud que se vive en el país. Un ejemplo reciente es lo que se vivió en el Hospital Ranuarez Balza de San Juan de los Morros, capital del estado Guárico, donde mujeres solidarias atendieron un parto morocho en la acera del centro de salud por no contar con ascensor, áreas de sala de partos adecuadas e insumos. Uno de los bebés nació en la calle y el otro en las escaleras del hospital.

Es una situación que está ocurriendo en muchos hospitales y no hay razón para que estos niños nazcan en la calle por la inobservancia del Ministerio de la Salud y la Defensoría del Pueblo, que debe velar por los derechos humanos en el país.

Los pacientes crónicos no escapan de esta realidad y también son víctimas de esta situación inhumana provocada por el Estado. Los que padecen de cáncer no encuentran quimioterapia, los pacientes renales no pueden cumplir con protocolo de realizar diálisis 3 veces por semana porque la mayoría de las máquinas dializadoras no han recibido mantenimiento ni filtros y el programa de trasplantes de órganos sigue paralizado, lo que afecta la vida de miles de pacientes, en especial los niños del Hospital J. M. de los Ríos. Las  intervenciones quirúrgicas muchas veces dependen de que los familiares de los que han esperado por años un órgano tengan todos los equipos y hasta los insumos para poder realizar la cirugía.

Me siento en la obligación de exigir un poco de humanidad al Estado y en especial al Ministerio de la Salud para salvar vidas. Quien no tenga un seguro en dólares en Venezuela en este momento está en peligro de muerte.


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