Siguiendo nuestra propuesta en cuanto a los cambios que necesita el sistema político venezolano, para que el Estado se convierta en ese recipiente institucional que atienda las necesidades sentidas de los ciudadanos; donde, por supuesto, los seres humanos que lo habitan tengan un rol protagónico, para decidir en su funcionamiento y con capacidad de canalizar sus demandas y necesidades, traemos a colación este concepto, muy de moda por cierto, del Gobierno Abierto

En efecto, nuestro Estado Ciudadano se encuentra en sintonía con las corrientes modernas que indican cómo administrar lo público, en forma participativa, transparente, incluyente y en una comunicación permanente con la sociedad (deliberativa), donde se creen espacios para el encuentro entre Gobierno y Sociedad, como es la Gobernanza, que hemos desarrollado, y los Gobiernos Abiertos, al que nos vamos a referirnos a continuación.

El Gobierno Abierto es un concepto desarrollado desde la academia para la administración pública, para que promoviendo la participación ciudadana puedan transparentar su actuación, que los haga menos corruptos y más eficiente en el diseño y ejecución de las políticas públicas.

Hay consenso en cuanto a que el Gobierno Abierto es un nuevo paradigma de relacionamiento entre gobernantes y administrados. Es una herramienta que permite al ciudadano obtener en tiempo real la información tanto de lo que sucede en el ente público: qué obras se van a ejecutar, quién lo hará, con qué recursos se van a pagar; como de las orientaciones y directrices gubernamentales, que no se construyen unilateralmente como hasta ahora, se elaboran con los ciudadano. Incorporación que despertaría  el interés del ciudadano por lo público, por lo que es de todos. 

Nuevos esquemas que nos conducen a reflexionar y a preguntarnos: ¿Por qué surgen? ¿en qué hemos fallado? ¿Por qué hay tanta insatisfacción por la democracia en la ciudadanía? ¿Por qué la gente no quiere involucrarse en la política? Al decir: “yo voto y ellos que hagan” “total todos son unos corruptos”, “hacen lo que quieren, no lo que yo necesito”. Para responder con el corazón en la mano: porque el poder está en pocas manos, mientras la sociedad lejana y distante de las decisiones, que afectan su vida diaria.

Vemos cómo desde la concepción del Estado Moderno, que trajo consigo la monarquía y la república, la humanidad se ha debatido entre regímenes: fuertes personalistas, como lo fueron los nazis o los fascistas, las dictaduras, la democracia: liberal o social, principalmente; hasta ahora, en la práctica el ejercicio del poder es centralista, concentrado en pocas manos. Quedándonos en una actitud gatopardiana que mejoramos la democracia cuando lo que hay es un espejismo de ella. En definitiva, en mí concepto, el Estado ha quedado atrapado, sin adaptarse al espíritu de los tiempos (Zeitgeist).

Son tiempos de redes sociales, Internet, comunicación e información, para rendir cuentas, para informar, para comunicarse con ese ciudadano que está en su casa, pero que además de que contribuye con el gasto público a través de sus impuestos, quiere saber: ¡cómo se solucionan los problemas que lo afectan!

Esta acción definitivamente transparentaría la administración pública, como lo define Oszlak (2012), “la transparencia es el principio orientador de esta apertura unilateral a que se comprometen los gobiernos. En cuya ejecución hacen del ejercicio ciudadano una dirección política al rendir cuentas y brindar la información pública en forma oportuna, accesible y confiable, a través de los medios tecnológicos.

De tal suerte, que esa “caja negra”, que hasta ahora ha sido el Estado, se transforma en “clara”, estrechando esa brecha entre las decisiones gubernamentales y las demandas sociales.

Estos componentes participativos y deliberativos que se materializan en un Gobierno Abierto, representan una nueva filosofía, una nueva modalidad de gestionar lo público, incluyendo a los ciudadanos.

Para hacer efectivo este planteamiento debe el gobierno disponer que todo el mundo pueda acceder a Internet.  No hay duda que Internet ha revolucionado la humanidad produciendo nuestras formas de actuar y de comportarse, posibilitando que el Gobierno Abierto deje de ser un sueño de los académicos.

En definitiva, que la acción pública sea conocida por todos y con esa información los ciudadanos puedan actuar, reclamar, proponer…

Todo esto guarda relación con el fortalecimiento y la profundización de la democracia, en el sentido de incorporar mecanismos participativos que transparenten la gestión pública, que generen confianza en la ciudadanía.

Todo esto, para no quedarnos con la boca aguá, como dice el verso, impone un cambio cultural, el cambio institucional no viene solo. No podemos seguir pensando que con el voto se ejerce la ciudadanía. Es necesario ir internalizando, y de allí la importancia del Estado, que apoye, forme, eduque…, que el ciudadano debe contribuir con la gestión pública. Es cuando entrará a preocuparse por quién gobierna y a exigir que lo hagan para ellos.

Este concepto de Gobierno Abierto se inscribe en el compromiso de colaborar con los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.

Esta novedosa herramienta sólo será posible con un cambio sustancial en el sistema político, que permita al ciudadano actuar y contribuir con la gestión pública, de forma honesta, sincera e institucional, en un Estado Ciudadano.   

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@carlotasalazar


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