Lágrimas en los ojos del culpable. El cabello largo sobre los hombros, sus manos ágiles para la trampa, sujetadas por las esposas de una justicia que lo buscaba desde hace tiempo, la voz quebrada; tan distante de las risas del triunfo que creyó de una dimensión eterna. Sus piernas temblaban bajo el anaranjado traje de los criminales, sosteniendo con heroicidad los esfínteres para no hacerse allí mismo, la valentía ausente de quien sabe que tiene por delante un paisaje con barrotes. Con rostro desconsolado ante la certeza de ser culpable. Ya no presumía de su importancia en el lavado de dinero, apesadumbrado, exultaba nerviosismo mientras se iniciaba la primera audiencia. Todavía restos adiposos de sus aventuras gastronómicas en los principales restaurantes del viejo continente, excesos producto de su complicidad con los tentáculos mafiosos que sostienen la conspiración venezolana de rojos maleantes. Una vida de ensueño al lado de su esposa Camilla Fabri, una joven  modelo italiana, acusada en su tierra natal de negocios fraudulentos. Las autoridades le incautaron activos por cerca de 10 millones de euros, incluida la suntuosa propiedad en la Vía Condotti 9 de Roma y algunas valiosas obras del artista pop Edward Spitz.  La incautación fue ordenada en octubre de 2019 por la jueza de instrucción Francesca Ciranna, tras investigaciones de una unidad de la policía italiana especializada en finanzas, quienes trabajaron para llegar al origen de la fortuna y dieron con un complejo sistema internacional de lavado de dinero originado en Venezuela, reportó el diario La Repubblica en noviembre de ese año. Antes de vincularse con el perverso esposo era una modestísima chica de revistas de poca monta. Como podemos ver, son parte de una mafia que trabaja en los oscuros negocios del gobierno venezolano. El poderoso manto protector del gobierno de Nicolás Maduro ya no tiene la capacidad de cubrir sus múltiples tropelías. El largo viaje desde Cabo Verde hasta el aeropuerto de Miami seguramente llenó de angustia al custodiado pasajero, con un amplio dossier, en el que puede descubrirse la red delictiva que ha tejido la administración Maduro durante muchos años. En manos del implacable juez John Sullivan, graduado con honores en la Universidad de Miami, además de contador y con amplio reconocimiento profesional, es quien determinará su suerte. El régimen venezolano hizo lo imposible por evitar el juicio. Es indiscutible el desespero que muestran. Muchos de ellos se miran en  este espejo. El traje anaranjado y las esposas los esperan con ansiedad. La justicia tarda, pero llega.

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@alecambero


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