Es indolente y despreciable la conducta del Estado al haber colocado el referendo consultivo por el Esequibo, que ya sabemos que es nuestro, por encima de las necesidades de un pueblo que sigue siendo víctima de la mala gestión en todas las áreas, agravadas por las políticas económicas inflacionarias.
En la campaña que desplegaron para motivar la votación del 3 de diciembre gastaron recursos millonarios que sólo reafirman que nada les importan las necesidades y penurias que se viven en 80% de los hogares venezolanos. Personas que perciben salarios de hambre, pensiones miserables, unas migajas de aguinaldos y bonos del sistema patria que no garantizan en absoluto una mejor calidad de vida.
El discurso de que no hay posibilidad de ninguna mejora por las sanciones se derrumbó ante la mirada del mismo pueblo al que le pedían que votara 5 veces sí con una gran inversión publicitaria que se perdió de vista.
Estamos en presencia de un Estado inhumano que se ha convertido en una máquina de fabricar pobreza y aniquilador de los derechos humanos, promotor de la profundización de la brecha social donde solo tienen bienestar y calidad de vida los poderosos.