El usurpador se escandaliza por unos documentos que publica la revista Semana de Bogotá, a través de los cuales se corrobora la colaboración que su régimen presta a las guerrillas colombianas, y dice que forman parte de un complot del presidente Duque para declarar la guerra a Venezuela. Lo mismo aseguran el ministro de la Defensa, el ministro de propaganda y otros voceros militares, para que solo los incautos les crean. Pero, por si faltaran testimonios de la favorecida presencia de irregulares en el país, lo confirma ahora  la denuncia que acaba de hacer el diputado Francisco Sucre.

Junto con seis de sus colegas, el parlamentario Sucre se dirigía a la isla de Anacoco, estado Bolívar, cuando debió detenerse ante una inspección de la Guardia Nacional. Muy diligentes, los soldados no solo revisaron con rapidez sus credenciales, sino que, con la mayor amabilidad del mundo, les avisaron que, unos pocos kilómetros más adelante, encontrarían una alcabala del ELN. Impresionados por la información, pero también pensando que se trataba de una exageración, o de una broma, Sucre y sus acompañantes prosiguieron la ruta.

Dicho y hecho. En breve toparon con los irregulares, quienes ejercían actividades de control de los viajeros como si estuvieran en su país, o como si formaran parte de las fuerzas de seguridad del Estado. De acuerdo con la descripción que el diputado Sucre ha divulgado, y que respaldan sus compañeros de itinerario, los sujetos de la alcabala portaban “armas de guerra, armas de alto calibre, de gran potencia”. Para continuar su camino, los representantes del pueblo debieron mostrar papeles de identificación como si se tratara de una rutina frente al fiscal del semáforo.

¿Hacen falta más pruebas sobre el imperio de los irregulares en territorio venezolano? ¿Ha mentido la revista colombiana Semana, para que el presidente Duque prepare bélicos avíos? Los guerrilleros del ELN no solo detienen el viaje de un grupo de diputados de la Asamblea Nacional que transitan por el estado Bolívar, sino que, para colmos, tienen como heraldos a unos soldados de la Guardia Nacional Bolivariana, la “guardia del pueblo”. Pero el régimen usurpador afirma que su principal desvelo es la custodia de la soberanía nacional, por la cual los “revolucionarios” están dispuestos a dar la vida, a matarse con el Ejército colombiano. ¿Puede decir el usurpador cuándo ocurrirá la primera batalla, cuándo sucederá la encarnizada epopeya, para verla en el canal de las comiquitas?


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