Foto: Cortesía

La protesta de los jugadores de Trujillanos F. C. en demanda del pago de siete meses de salarios atrasados parece haber desnudado una vez más la desidia que le atribuyen al gobernador chavista de ese estado, Henry Rangel Silva, con el conjunto deportivo y la población toda.

“Exigimos nuestros sueldos, Sr. gobernador (7 meses)», dice la pancarta que los jugadores exhibieron el 25 de noviembre, poco antes del encuentro con Yaracuyanos F. C. Medios oficialistas trataron de ahogar la libertad de expresión, pero ciudadanos en las redes sociales y periodistas deportivos frustraron la maniobra. “Aquí está lo que no mostró la TV”, escribió en Twitter Richard Méndez, narrador y analista de fútbol que publicó la foto. La noche del partido, además, estuvo cargada de significativo simbolismo y empatía. Al encontrarse en la cancha –describió el periodista Esteban Rojas– los futbolistas retrasaron el juego pasándose el balón entre ellos, sin avanzar hacia el espacio del contrincante, mientras que Yaracuyanos respondió con solidaridad.

Dos días antes, la plantilla de Trujillanos había emitido un segundo comunicado en el que claman respetuosamente por una salida de la “situación crítica” que padecen junto con sus familias. Incluso plantean la posibilidad de abandonar el torneo para ir en procura del sustento de sus hogares. Ante “situación tan preocupante”, los Guerreros de la Montaña, como también se conoce al club, le dieron plazo de siete días continuos a Rangel Silva para que cumpla con los compromisos contraídos. Once días después, el viernes 4 de diciembre, no les habían pagado, dijeron fuentes periodísticas en Valera.

Observadores habían anticipado que los jugadores afrontaban ya la displicencia, la impiedad y hasta el mal carácter que el gobernador mostró cuando se presentó una semana después en el municipio Monte Carmelo, muy castigado por los sismos del 24 y el 28 de noviembre de 2018 en el estado Trujillo.  Entonces se molestó porque le reclamaron la demora.

Con todo, es probable que la protesta de los jugadores trascienda el ámbito de sus propios y legítimos intereses y aliente los reclamos de la población, condenada al sufrimiento mientras quienes usurpan el poder se llenan los bolsillos con el producto de la corrupción y el narcotráfico en complicidad con la guerrilla colombiana.

En Trujillo, donde Rangel Silva se acerca al final de su segundo mandato, afirman que no se está haciendo obra alguna, los hospitales se encuentran desatendidos –“porque no hay ni médicos”– y la precariedad de los servicios públicos, si bien es común en Venezuela, parece cebarse en uno de los estados más abandonados del país. Hay sectores en Valera que han estado sin agua durante la pandemia del coronavirus, la “nueva realidad” son los constantes apagones y la leña sustituyó el gas doméstico, negocio que había asumido la gobernación. Tampoco hay trabajo y lo que se observa en las calles es “hambre, miseria y caras muy tristes”.

El bicentenario de Valera el 15 de febrero pasado encontró a esa ciudad, otrora dinámica y progresista, en un contexto de miseria, con reparto de mendrugos apaciguadores que constituyen una afrenta al honor ciudadano. Pero en la ciudad más importante del estado y en el resto de la entidad consideran que el gobernador Rangel Silva –casado con el proyecto socialista y con la pretensión de la permanencia indefinida del chavismo en el poder– no se conmueve. “Tiene haciendas y mucho dinero”, afirman.

Los Guerreros de la Montaña pidieron a sus muchos seguidores que los apoyen en la lucha por sus reivindicaciones salariales. El llamado tal vez dé paso a la protesta del pueblo que sufre, el mismo que despojaron de escasa gasolina en función del fraude y hasta chantajearon con los mendrugos en intento desesperado para que convalidara la farsa electoral de este domingo. Lo convoca el ejemplo de Trujillanos F. C.


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