La tormenta perfecta para acabar con la reelección de Donald Trump se ha generado, en gran parte, por entes externos a su gobierno. Los indicios de la popularidad de Trump a finales del año 2019 aseguraban una victoria sin complicaciones; sería un año electoral envuelto en grandes aportes económicos, acciones militares sin utilización de tropas de gran importancia para Estados Unidos y unos candidatos débiles en la carrera por las primarias demócratas.

La idea de la campaña de Trump era clara: seguir construyendo la gran imagen del país con la tasa de paro más baja en muchísimos años. Pero, para malestar del presidente, empezó 2020 y todos los proyectos de reelección se vinieron abajo –la crisis sanitaria, la crisis del empleo por el covid-19 (ha subido la tasa de desempleo de 4% al 14% en tan solo un mes) y ahora la gran oleada de protestas por George Floyd, ponen en peligro real los sueños de conquistar las elecciones de este otoño–.

Faltando tan solo 5 meses para las elecciones, las encuestas colocan al presidente Trump en uno de los puntos más bajos desde que llegó a la Casa Blanca, mientras que la candidatura de Joe Biden, candidato por el Partido Demócrata, se ve fortalecida, no por ser un gran candidato sino por descarte. La elección de vicepresidente será vital para la consolidación de liderazgo de Biden frente a Trump y se rumorea que habrá una mujer frente a este cargo de gran importancia. Se habla de Elizabeth Warren, Amy Klobuchar, Kamala Harris y hasta de Michelle Obama. El liderazgo femenino será vital en la vida política mundial y no es de extrañar que sea una mujer afroamericana –para impulsar el voto de la tercera comunidad más importante de Estados Unidos después de la comunidad hispana, que desde hace unos 10 años representa la minoría más grande de esta gran nación–.

Las claves para la victoria de Biden será la conquista del voto afroamericano y la de Trump la del voto latino, utilizando a Venezuela y a Cuba como impulso para consolidad su liderazgo frente a esta gran minoría. Este 2020, para consolidar sus votos claves, veremos una gran lucha de poder entre la capitalización del descontento por parte de Biden y la generación del miedo por parte de Trump. La estrategia de Trump no va a variar demasiado, seguirá utilizando su estrategia de hacer ver que el comunismo es el peor enemigo y que toda la situación sanitaria y de empleo no fue por “la Gran América” sino por el comunismo chino que ha devastado al mundo, conquistando así el voto blanco y el voto hispano.

En conclusión, tendremos una campaña muy entretenida porque veo muy difícil la remontada para Trump en tan poco tiempo y esto va a traer una gran batalla electoral. Las encuestas más actualizadas colocan una media de 49% para Biden y 41% para Trump, aunque si eres uno de mis fieles lectores verás que la suerte no está echada hasta el día de las elecciones en Estados Unidos. Trump luchará como Truman para seguir en la Casa Blanca y no descartará una acción a lo Francis Underwood en la serie House of Cards. Aunque estos personajes (reales o ficticios) sean demócratas, no minimizan el gran legado de la política americana, que es “luchar hasta el final, cueste lo que cueste”.

 

 


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