¡Madres venezolanas! Cuánto dolor no han tenido que sufrir las madres de este país a lo largo de estos crueles 23 años.

¡Cuánta pena! ¡Cuánta necesidad! ¡Cuantas pérdidas! Han tenido que padecer por más de dos décadas las madres de esta tierra; esas mujeres que han luchado y siguen luchando por sus familias.

La madre que perdió a su hijo a manos de la represión, este Domingo de las Madres lloró su ausencia, lloró por ese adiós que nunca se dieron. Lloró porque un Estado represivo y violento arremetió a mansalva contra jovencitos que sólo quería la libertad para su nación.

Llora, también, la madre que tienen a sus hijos en la diáspora; llora por la distancia que las separa de sus descendientes que tomaron una maleta y de fueron a buscar la vida que se les negaba dentro de su propio país.

Se fueron, y ella sigue aquí pensándolos, recordándolos y bendiciéndolos desde lejos.

¿Cuántas madres han sufrido por la escasez de alimentos, de medicamentos? ¿Cuántas madres han padecido por la inflación, por tener los bolsillos vacíos y un bebé en brazos llorando por hambre? ¿Cuántas madres se han visto obligadas hacer lo que sea para sobrevivir en medio de una economía caótica como la venezolana?

Si alguna vez en la historia la madre venezolana ha sufrido ha sido en este largo y oscuro período de 23 años de socialismo. Es por ello que las madres que aman a sus hijos no puede defender el modelo de gobierno que viene aplicando la usurpación en Venezuela.

Una madre que quiera un futuro mejor para sus hijos no puede estar al lado de un sistema político, social y económico que cercena cualquier posibilidad de un porvenir bueno y feliz para sus muchachos; es por eso que las madres de Venezuela celebran su día luchando y con esperanzas de un mañana mejor.

Las madres venezolanas son las primeras que han salido –en más de una ocasión– a luchar a las calles, a protestar y a expresarse por un cambio en el país. Son ellas las que con ímpetu, fuerza y determinación, lo han dado todo por el bienestar de sus familias y de sus hogares.

A las madres venezolanas hay que hacerles una estatua por todo el sacrificio vivido; por toda la necesidad acumulada, por todo el dolor que han vivido y superado.

Sin duda, la mujer de este país, y sobre todo las que tienen hijos, desarrollan una fuerza inconcebible, una energía inagotable y una resiliencia maravillosa; es por eso que la mujer de esta tierra siempre ha sido, es y será una guerrera.

Las venezolanas saben muy bien que el socialismo es su peor enemigo, pues aunque quieren barnizar sus políticas atroces con el discurso feminista, en verdad detrás de sus palabras solo tratan de ocultar todo el daño que ese sistema de gobierno le ha causado a las mujeres, no solo a las madres, sino a las mujeres trabajadoras, a las emprendedoras y a las profesionales.

Por eso, soy uno de los cientos de miles, de millones de ciudadanos de este país con nombre de mujer, que ha resistido gracias al ímpetu de sus mujeres, que Venezuela tiene a María Corina Machado la representante ideal para que sea quien conduzca a la nación hacia un plena liberación y la conquista de su democracia.

Este país de mujeres necesita a una mujer como líder, y esa mujer es María Corina. Anótenlo.

Así de simple.


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