Por Vicglady Pérez Gómez

Cuando se habla de historia, en algunas personas pueden surgir pensamientos de hechos trascendentales del pasado, por el contrario, otras lo asumen como un tema aburrido e inútil que no amerita ser estudiado. Sin embargo, analizando la importancia que tiene la historiografía se puede afirmar que gracias a ella se conocen tales hechos y se comprende mejor lo que sucede en el mundo, lo cual propicia tener un pensamiento crítico ante la realidad percibida.

Respecto al estudio de la historia, hay una diversidad de pensadores que se han destacado por su valiosa contribución en esta área del conocimiento, tal es el caso de Heródoto (484-425 a.C.), Sima Qian (145-90 a.C.), Al Tabari (839-923), Voltaire (1694-1778), Leopold Von Ranke (1795-1886), François Mignet (1796-1884), entre otros; pero en épocas más recientes, específicamente en el siglo XX, se destacó el historiador francés Fernand Paul Achille Braudel (1902 -1985), quien tuvo una gran influencia sobre la historiografía contemporánea y las ciencias sociales.

Fernand Braudel en 1970 escribió la obra titulada Historia y Ciencias Sociales, y es considerado como el hombre que reinventó la historia porque la innovó al introducir en la explicación de los hechos históricos las duraciones (larga, mediana y corta). En este contexto, Braudel estableció la pluralidad de esas duraciones de la historia en tres niveles o estratos: la historia estructural, la historia coyuntural y la historia episódica.

El primer estrato corresponde y domina los problemas de larga duración, por lo que encausa siglos enteros; es decir, se basa en ciertas estructuras dotadas de larga vida que se convierten en elementos estables de infinidad de generaciones. En este primer estrato, para el historiador, el tiempo de larga duración equivale a un cambio de estilo, de actitud, una nueva concepción de lo social; lo cual representa romper con los esquemas, e implica familiarizarse con el tiempo frenado.

El segundo estrato corresponde a la historia coyuntural, es más amplia y lenta. Abarca ciclos y hasta interciclos (decenas de años, un cuarto de siglo, medio siglo). Es la historia lentamente ritmada de las oscilaciones cíclicas o de las coyunturas; y se relaciona con los fenómenos de duración media, que abarca las realidades entre los Estados, las sociedades o economias.

Por último, el tercer estrato corresponde a la historia episódica o de los acontecimientos, lo que significa que su duración es corta y se asocia con la historia tradicional, de modo que se puede considerar como una microhistoria. Se caracteriza por un tiempo muy breve de todas las formas de vida en general, que puede ser económica, social, literaria, institucional, religiosa e incluso geográfica, como lo puede ser un terremoto. Es el tiempo rápido de las noticias de los cronistas y periodistas.

Para lograr concretar su teoría de pluralidad de las duraciones en historia, Braudel incorpora a las distintas ciencias sociales como la sociología, la geografía, la economía, la antropología y la psicología, entre otras, con la finalidad de unificar esfuerzos y apoyarse en avanzar y enriquecerse mutuamente, pues todo lo social está en contacto con las duraciones, tiempos diversos y estructuras.

En definitiva, para Braudel los hombres hacen la historia pero ignoran que la hacen, porque a veces olvidan la dinámica de su temporalidad.

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