El diálogo en México es para la administración bolivariana el oasis en el desierto. Saben sacarle provecho a las torpezas de aquellos que terminan haciéndole el juego. Es supremamente sospechoso que todo lo que se firma es para reforzar al gobierno, pero en medio del whisky, se deslizó el tóxico. El régimen de Nicolás Maduro, ávido de dinero, para volver a proseguir con su peculiar festín de Baltasar, sintió que lograba una victoria. No contaban con la propuesta de Colombia, que fuera la ONU quien canalice los recursos financieros represados. Dinero que nos pertenece a todos los venezolanos.

En Bogotá creen que ninguno de los factores que suscribieron el acuerdo en México son confiables. Que ese capital tenga un exhaustivo seguimiento de la ONU les puede terminar siendo una sustanciosa carnada envenenada. Acostumbrado a malbaratarlo todo. Seguramente tratará de burlar el cerco para volver a sus indecorosas andanzas. Son 20.000 millones de dólares, los cuales serán liberados de manera paulatina. Siempre con un vigilancia del organismo. La realidad es que la mayoría de los gobiernos sospechan de la dictadura, pero también de un sector opositor, que exhibe un pésimo manejo de la ayuda humanitaria que se evaporó en pocas manos. Hecho que nos debe llamar a una profunda reflexión. Un policía financiero que impedirá que las aguas se desboquen.

Los distintos diálogos han favorecido abrumadoramente al gobierno. Han lavado el rostro del absolutismo mesiánico, curiosamente son las naciones de pensamiento afín a Nicolás Maduro, quienes le torpedearon su plan. Desde Colombia llegó el freno a sus pretensiones. Por eso el régimen no celebró con bombos y platillos. El veneno inoculado por administraciones progresistas del continente es un contenedor. Hicieron que lo de México no fuera una nueva impunidad en contra de la libertad en Venezuela. Desgraciadamente factores opositores no están leyendo lo que ocurre de manera certera. Existe un gobierno revolucionario abandonado por sus cercanos. Cuando Gustavo Petro plantea elecciones libres y creíbles le dio un mazazo. Fue Bogotá la que pidió que Venezuela regrese al Sistema Interamericano de los Derechos Humanos. Este tema es terrible para la dictadura. Detrás de ello están los presos políticos, por quienes nadie abogó en México.

@alecambero


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