Cada día se acentúa más el carácter totalitario y pauperizante de la acción gubernamental petrista. El balance de este año y medio de gobierno no puede ser más funesto, la economía por los pies, la inseguridad urbana y rural rampante, los planes de vialidad y obras en general detenidas, la salud estatizada, pero sobre todo se avanza con velocidad inusitada en la entrega del país al narcoterrorismo. A diario se ve en las noticias una crónica del estado funesto del país. Hay que señalar que esto no es por inexperiencia o por errores cualesquiera que sean sus causas.

No, esto es un plan predeterminado: se quiere llevar el país a un estado de postración y anarquía que lleve a la población a un estado de ánimo de depresión tal que no tenga ánimo de ver salidas a la situación, amén que el desastre económico produce un estado de calamidad que la hace dependiente del régimen. Ese es el guion del Foro de Sao Paulo para la implantación de la dictadura del socialismo del siglo XXI. Fue realizado en Nicaragua y Venezuela en sus formas extremas, Ecuador se salvó por la acción parricida de Lenin Moreno contra el dictador Correa, Bolivia tiene una forma sui generis y en el resto de países se implantó una forma light, por causas locales varias en de cada país (Argentina, Perú, Chile, Brasil). Pero el carácter común a todos ellos es una acción de gobierno catastrófica, que en los casos en que hubo alternancia a pesar del deseo de los mandatorios de turno, llevó a su regreso por la falta de voluntad de los gobernantes de derecha que ganaron (Piñera, Macri, Bolsonaro) de cumplir con un programa de gobierno radical de reforma que cambiase de raíz la situación del país, haciendo que el pueblo decepcionado votase de nuevo por los socialistas.

Colombia se había salvado por el muro de contención que significó para el socialismo del siglo XXI los 2 gobiernos de Uribe, motivo que no le perdona la izquierda y por lo cual se le ha tenido en un estado de persecución velada a través de un juicio eterno, el cual ya llegó con la llegada de Petro al poder a su estadio final y que lamentablemente lo llevará a la prisión, primer paso de la persecución sistemática de la oposición democrática que hace todo régimen totalitario. La llegada de Petro al poder, por cierto, describe el ciclo arriba señalado, Uribe puso en el gobierno al traidor Santos y por su inmensa popularidad impidió la llegada de Petro en 2018 haciendo que el pueblo eligiese a Duque, sí estos 2 presidentes ganaron por que el pueblo votaba “por el que dijera Uribe”. La pusilanimidad de Duque con la izquierda reflejada en su adhesión a la consulta anti-corrupción, estrategia de posicionamiento de la izquierda, especialmente de Claudia, para llegar a la alcaldía de Bogotá, y coronada con su debilidad a enfrentar el supuesto paro social que no fue más que la repetición de la estrategia de la izquierda de crear un estado de anarquía, sabiendo que los gobernantes de derecha no eran capaces de enfrentarlo con guáramo, por lo cual la guerrilla urbana que destrozaba las ciudades, se convertía en vehículo para su ascensión al poder; repito la pusilanimidad de Duque y la  estulticia del liderazgo democrático en  no unirse en un frente único que desde el principio del gobierno Duque enfrentase a Petro, fueron los factores posibilitadores de la llegada del socialismo del siglo XXI al poder en Colombia.

Petro está ejecutando al pie de la letra el manual de destrucción de la democracia del socialismo del siglo XXI, y la estulticia arriba señalada del establishment se repite ahora, al no crearse un frente único ya no ahora, simplemente de oposición, sino que debe ser de resistencia a lo que se sabe ya que será el intento de Petro de establecer la dictadura socialista del Siglo XXI en Colombia. Tuvo la genialidad de que 25 años después de la experiencia chavista, haya podido ¿engañar? al liderazgo de centro (los Gaviria, Verdes, la academia, sindicatos y la mayor parte de los medios) para que le apoyase, al igual que en su primer año de gobierno tener el apoyo de los partidos tradicionales para aprobar los 2 elementos básicos de su plan de gobierno: la reforma tributaria y el plan nacional de desarrollo. Con estos dos instrumentos ya no necesitaba más de ellos y por eso los sacó del gobierno, rompió el acuerdo parlamentario y se radicalizó.

Ya con una fiscal de bolsillo y con las Fuerzas Armadas y de Policía con sus cúpulas decapitadas y maniatadas en su accionar anti narcoterrorismo por los ceses de fuego, puede ir a la fase final de su plan: la instauración de la dictadura. Ya el establishment le hizo también el favor de acompañarlo en su diabólico plan de “Paz Total”, que no es sino la instauración de un “proceso constituyente”, que es la instalación de una constituyente sin el procedimiento institucional que es normativa para su convocatoria, sino mediante las asambleas populares que ya este el establishment le aprobó en la mesa del ELN “ para revisar el modelo político y económico del país”, lo cual significa que a punta de bala el ELN, las FARC y la Primera Línea implantarán esa tal revisión que no es más que la sustitución de la democracia liberal y la economía de mercado por la dictadura del socialismo del siglo XXI.

Ya esta semana estatizó la salud, en el resto del año estatizará la seguridad social y establecerá un régimen laboral que aniquilará la economía. Es casi imposible que haya reversa en esta instauración de la dictadura del socialismo del siglo XXI, si no hay el milagro de que el liderazgo democrático se una y conforme un a resistencia democrática que organice al pueblo para luchar contra el totalitarismo, como lo hicieron los pueblos de la Europa oriental contra el comunismo soviético, Ucrania en 2014 contra el régimen de Putin y la Primavera Árabe, contra los regímenes dictatoriales del mediterráneo africano, los dos primeros ejemplos triunfantes , la” primavera” lamentablemente se enfrentó al radicalismo musulmán que no le permitió triunfar.

No hay forma que, sin una oposición unificada, en pie de resistencia civil, que desde ahora impida que Petro imponga su desmadre, para pauperizar al pueblo y hacerlo dependiente del régimen, se logre evitar la dictadura del socialismo del siglo XXI. No se puede esperar al 2026 en el que supuestamente una candidatura de oposición derrotará al candidato del socialismo del siglo XXI, si se espera hasta esas elecciones, con el liderazgo democrático dividido y con Petro habiendo implantado el desmadre típico de esos regímenes, ya la dictadura saldrá triunfante, vía el fraude y la imposición de medidas totalitarias. Es menester que se hagan los procedimientos institucionales previstos para el enjuiciamiento de la dupla Petro-Márquez por el incumplimiento de los topes electorales, que impida que el desmadre petrista se imponga. El liderazgo democrático está obligado a hacerlo o hacerse fusilar por el régimen, ya se verá que alternativa escoge.


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