Realmente el sistema penitenciario venezolano camina hacia atrás como el cangrejo. El pasado 21 de junio de 2021, el mismo Nicolás Maduro en cadena nacional anunciaba la creación de una Comisión para la Revolución Judicial, cuya misión principal era descongestionar las cárceles y centros de detención preventiva, por los altos niveles de hacinamiento que existían. El pasado domingo 6 de febrero de 2022, la ministra para el Servicio Penitenciario, Mirelys Contreras, anunció el cierre del Centro Penitenciario Metropolitano Yare I, que está ubicado en los Valles del Tuy, estado Miranda.

Desde hace varios años he denunciado que el cierre de cárceles no es la solución al caos carcelario, menos en un sistema penitenciario en el que los centros de detención preventiva se han convertido en las nuevas cárceles venezolanas.

Es importante destacar que desde que fue creado el Ministerio para el Servicio Penitenciario el 26 de julio de 2011 esta es la undécima cárcel que clausura sin ningún tipo de planificación al cierre. Para que lo recuerden, se los refresco cronológicamente: Internado Judicial La Planta (Caracas), mayo de 2012; Internado Judicial de Coro, octubre de 2012; Centro Penitenciario Sabaneta (Zulia): septiembre de 2013; Internado Judicial Los Teques (Miranda), enero de 2014; Internado Judicial de la Región Insular de San Antonio (Nueva Esparta). febrero de 2016; Penitenciaría General de Venezuela, San Juan de los Morros, (Guárico), septiembre de 2016; Internado Judicial Los Pinos, San Juan de los Morros (Guárico), septiembre de 2016; Internado Judicial de San Fernando, (Apure) abril de 2018; Centro de Detención Judicial de Amazonas (CEDJA) en Puerto Ayacucho (Amazonas), agosto de 2018 y Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella) en Guanare (Portuguesa), mayo de 2020 y ahora el Centro Penitenciario Metropolitano Yare II.

Al régimen le resulta más fácil cerrar cárceles que buscar soluciones a los problemas que ellas enfrentan.

En lo personal, no estoy en desacuerdo con el cierre de cárceles, que por sus estructuras se han convertido en ranchos carcelarios, solo que debe haber una planificación previa, entre ellas tener dónde llevar a los presos. Siempre recuerdo cuando se implosionó el Retén de Catia, donde más allá de las críticas personales que pueda tener a tal acción, hay que reconocer que se tenían 2 cárceles nuevas, las del Rodeo II y Yare II que recibieron a estos reclusos, lo que evitó un caos carcelario.

Lamentablemente el cierre de la cárcel de Yare nos retorna a la improvisación a las que nos tenía acostumbrados la gestión de Iris Valera en el Ministerio para el Servicio Penitenciario, que creó el caos en los centros de detención preventiva, que se convirtieron en las nuevas cárceles venezolanas, aunado con que lanzaron por la borda la promesa de Nicolás Maduro el 21 de junio de 2021 de eliminar el retardo procesal en el sistema penitenciario venezolano.

La ministra del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, Mirelys Contreras, informó el pasado domingo 6 de febrero de 2022, durante el desalojo del Centro Penitenciario Región Capital, Yare I, que se otorgaron 70 libertades y se llevaron a cabo 780 traslados de privados de libertad a otros recintos carcelarios.

Esto deja claro que al menos 780 presos fueron trasladados a otros sitios, que ya están hacinados, para aumentar este flagelo penitenciario del hacinamiento carcelario.

Hasta que el régimen de Nicolás Maduro no aplique políticas serias para solucionar el problema penitenciario, seguiremos teniendo uno de los peores sistemas del continente.

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