Los hechos políticos de esta semana hacen necesario posponer una semana la serie sobre el trabajo legislativo a fin de señalar situaciones muy graves para la estabilidad política regional y global.

La reciente Orden Ejecutiva (decreto) adoptada esta semana por la administración Biden, es un anticipo de amenazas y acciones mucho más graves en el horizonte, a la luz del fracaso político para extraer ciudadanos estadounidenses presos en nuestro país.

En este estado de cosas, a unos meses de celebrarse las elecciones legislativas de medio termino, es muy probable que se generen acciones políticas y financieras,  mas contundentes que las realizadas por la anterior administración Trump.

Para comprender esta dinámica, debemos observar las agresivas respuestas políticas contra las 3 potencias que piensan realizar maniobras militares en Venezuela durante el próximo mes de agosto y que se señalan a continuación:

República Islámica de Irán: en la reciente visita realizada a Israel y las monarquías árabes del Golfo Pérsico, el presidente Biden anunció que no tendrá ningún límite en su objetivo de evitar la producción de armas atómicas, que obligaría a Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (que ya tiene agencia espacial) a desarrollar armamentos de este tipo. Las maniobras denominadas «Carros de Fuego», realizadas por Israel y en las que se practicó una guerra a gran escala contra Irán, Siria, Líbano y los movimientos palestinos de forma simultánea, es la mejor demostración de que ya está tomada la decisión de atacar las instalaciones industriales nucleares de Irán y seguramente lo hará acompañado de Estados Unidos, lo que desatará sin duda multiplicidad de ataques terroristas contra objetivos militares y civiles de importancia estratégica en todo el mundo. Con gran pesar debo admitir que existe la posibilidad de que hasta Venezuela se encuentre en este campo de batalla global.

Es imprescindible señalar que existe una «ciberguerra» entre Israel e Irán que es pública, notoria y comunicacional y que la aviación israelí está bombardeando bases militares iraníes en Siria y el Líbano y el Servicio Secreto Israelí está asesinando científicos y técnicos nucleares dentro de la misma Irán,  por lo que no es exagerado que pasen a una guerra global, donde se termine atentando contra los países aliados de cada bloque en caso de que se desarrollen estas contingencias temibles.

República Popular China: la próxima visita de la presidenta y vocero del Congreso de Estados Unidos, la señora Nancy Pelosi, a la isla de Taiwán es prácticamente un reconocimiento velado a la independencia de dicho Estado, que es considerado la 24° provincia de China. Si le añadimos la declaración pública de Biden de que irá a la guerra por Taiwán, no cabe duda de que se está a muy pocos pasos de que un incidente naval o aéreo derive en un conflicto abierto y total. Esta guerra sería muy distinta a la de Ucrania y llevaría a la movilización de tal cantidad de hombres, equipos militares y tecnologías, que es difícil imaginar la escala de este hipotético caso, pero que obligaría a todos los países de África, América Latina y el Caribe, así como otros en vías de desarrollo de Asia y Oceanía a tomar partido por uno u otro bando, pues la bandera de la neutralidad, que durante la Guerra Fría produjo el movimiento de los Países No Alineados, sería muy difícil de implementar por las masivas sanciones comerciales y financieras que apuntarían a dichos países.

Recordemos que semanalmente hay acciones de desafío fronterizo entre barcos y aviones estadounidenses y chinos, que no creen la idea implementada en la frontera entre la India y China de desplegar fuerzas sin armas de fuego para que resuelvan cualquier disputa dialogando o, en el peor de los casos, con piedras, palos y combate cuerpo a cuerpo, lo que también ha traído víctimas mortales, pero que ha impedido que escale cualquier desafío.

Federación de Rusia: los suministros militares, financieros y de diversos tipos, que han hecho posible que la invasión de Ucrania se haya prolongado tantos meses, es en la práctica una guerra «proxy», como las que se libraron en Corea, Vietnam, Afganistán y otros casos de la Guerra Fría. Es evidente que el bloqueo energético, de minerales estratégicos y de productos alimenticios e industriales de Rusia a los mercados globales y especialmente a la Europa continental, es una respuesta frente al inmenso bloqueo comercial y financiero de los 42 países que apoyan a Ucrania. No cabe duda de que la economía rusa no podrá sostener un enorme gasto militar y una guerra económica permanente sin afectar el consumo doméstico, lo que incidiría en la opinión pública sobre este conflicto, a pesar del control político de la población y los medios de comunicación, que ha impedido hasta ahora una manifestación pública y masiva de rechazo a la guerra en Ucrania. La instalación de bases militares rusas en otros continentes va a generar respuestas contundentes y amenazas nada veladas, que pueden derivar en acciones militares contra dichos países.

Es más que obvio que concentrados en Ucrania, cualquier despliegue militar no nuclear es meramente simbólico, pero sería una razón o excusa para situaciones inimaginables de orden militar. Aun aquellos que creen en la resistencia antiimperialista y la batalla asimétrica deben reconocer, en vista de la experiencia ucraniana, que toda resistencia militar es sostenible si existe una logística capaz de mantener el esfuerzo defensivo.

Es en este punto, cuando los gobiernos denominados «revolucionarios» deben considerar si es prudente revisar la estrategia política de seguir desafiando al Bloque Occidental, estando presente una guerra en Ucrania que amenaza con volverse mundial y a las puertas de dos guerras que cambiarían el mundo en forma muy profunda, mucho más que lo acontecido hasta hoy en Europa.

Es aquí donde el decreto ejecutivo de Biden crea un ambiente muy complicado en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la búsqueda de un acuerdo político entre el gobierno de Maduro y la Plataforma Unitaria (oposición venezolana), por lo cual es importante observar en las próximas semanas qué acciones se van a desarrollar con relación a los individuos estadounidenses detenidos en Venezuela.

Es necesario comprender que todos los logros económicos de los últimos meses y el ambiente de estabilidad y control político no está diseñado para guerras foráneas, por lo que solo se puede orar por el mayor grado de responsabilidad y realismo político por parte de los actores institucionales decisores, que no deben subestimar los riesgos de caer en un conflicto militar global.

Lo ocurrido en la Cumbre de Los Ángeles, donde México encabezó una rebelión política y económica contra el gobierno estadounidense, ya comenzó a tener respuesta política y comercial, que sin duda se incrementará contra todos los gobiernos antioccidentales del continente si no abandonan estas políticas a corto plazo.

Son muy importantes las decisiones políticas que tomará en las próximas semanas el gobierno de Maduro,  que definirán su papel en estos escenarios planteados.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!